Nos hemos acostumbrado a adquirir y regalar tazas, cuadernos y otros complementos cuyo principal atractivo son sus eslóganes motivadores del tipo "vive cada lunes como si fuera viernes". Los científicos no tardaron en desmontar este pensamiento, definido como 'psicología Mr. Wonderful', con estudios en los que se demostraba que la imposición social de sentirse bien puede en realidad provocar amargura y estrés. Sin embargo, una investigación más reciente ha constatado que pensar de manera positiva sí que puede beneficiar a nuestra memoria.
Investigadores de la Escuela de Salud Pública de Yale (YSPH) han comprobado que afrontar el envejecimiento con un temperamento generalmente positivo es un mecanismo que frena y ralentiza el deterioro cognitivo. Reunieron para ello a 1.716 personas mayores de 65 años que habían sido diagnosticadas con deterioro cognitivo leve, según la Encuesta Longitudinal de Estados Unidos.
El deterioro cognitivo leve se define como una fase intermedia entre el deterioro previsto de la memoria, que suele suceder con la edad, y el deterioro más grave de la demencia, como apuntan desde Mayo Clinic. En este sentido, la profesora de la YSPH y autora principal del estudio, la doctora Becca Levy, denuncia que se ha asumido sin ninguna base que no se puede esperar una mejoría cuando el deterioro comienza.
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"La mitad de los pacientes con deterioro cognitivo leve se recuperan", asegura Levy. Eso sí, los motivos de esta recuperación cognitiva no se han estudiado lo suficiente. "Por eso nos centramos en la actitud positiva que puede tener una persona hacia el envejecimiento, para ver si ayudaban a encontrar una respuesta", explica.
Cómo ayuda el optimismo
Levy y compañía han descubierto que las personas mayores con deterioro cognitivo leve tienen hasta un 30% más de probabilidades de recuperar la función cognitiva previa al deterioro si habían adoptado una actitud positiva con respecto al envejecimiento, en comparación con aquellos que habían caído en un pensamiento negativo.
En el estudio, que se ha publicado en la revista JAMA Network Open, también se ha evidenciado que estas creencias positivas permitieron a los participantes recuperar su cognición hasta dos años antes que los que tenían sentimientos negativos sobre el paso de la edad. Esta ventaja en la recuperación cognitiva se observó sin tener en cuenta la gravedad inicial del deterioro cognitivo leve.
Los participantes que iniciaron el estudio con una función cognitiva normal y un ánimo positivo tenían menos probabilidad de desarrollar un deterioro cognitivo leve en los próximos 12 años que aquellos con una mentalidad más pesimista. "Nuestras investigaciones han demostrado que la actitud que tenemos hacia el envejecimiento podría aumentar el número de personas que experimentan una recuperación cognitiva", sentencia Levy.
La investigadora también ha estudiado cómo la discriminación por razones de edad —conocido como edadismo— va más allá del trato vejatorio, y afecta a la salud física y cognitiva de quienes la sufren. "Tener una mentalidad positiva sobre la edad es mejor incluso que una presión arterial baja o dejar de fumar".
Levy, que ha publicado más de 140 estudios acerca de esta cuestión, también ha descubierto que el pensamiento que tengamos del envejecimiento puede llegar a aumentar la esperanza de vida hasta en siete años y medio. "Los sentimientos sobre la edad influyen en los marcadores biológicos del envejecimiento", escribió la psicóloga.
Estrés a los 45
La investigadora de la YSPH también ha analizado los datos de una cohorte de 4.765 personas, nuevamente en base a la Encuesta Longitudinal de EEUU, para estudiar cómo influyen los pensamientos en personas que han desarrollado demencia. El trabajo, que fue publicado en 2018, reveló que tener un pensamiento positivo con respecto a la edad también reducía el estrés causado por la pérdida de memoria.
La tensión provocada por situaciones agobiantes también provoca, cuando se cronifica, diversos problemas de salud física y mental, como ansiedad, depresión, cardiopatías, hipertensión y problemas de sueño. A esta lista, que ya de por sí es extensa, se le ha añadido además el deterioro cognitivo, como ha señalado un reciente estudio que también se ha publicado en la revista JAMA Network Open.
El estudio del Instituto Finlandés de Salud y Bienestar, la Universidad de Helsinki y la Universidad de Finlandia Oriental hizo un seguimiento a unas 68.000 personas de entre 25 y 75 años durante varias décadas. Los resultados indicaron que las personas con un nivel elevado de estrés en la mediana edad tienen más probabilidades de sufrir problemas cognitivos en la tercera edad.
"Desde la perspectiva de la psiquiatría, es especialmente interesante que, mediante una cuidados modelización, hayamos establecido una conexión entre los síntomas asociados a la angustia mental y la enfermedad cerebral orgánica", ha destacado la profesora de la Universidad de Helsinki y una de los autores del estudio, Tiina Paunio.