Finales de mayo y principios de junio suele ser una época de buenas noticias para el cáncer. El congreso anual de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO, por sus siglas en inglés), que se celebra todos los años en Chicago por estas fechas, suele reunir las investigaciones más prometedoras del campo. Este año, uno de los protagonistas ha sido un fármaco para el cáncer de pulmón ya conocido pero que acaba de desvelar todo su potencial: reduce el riesgo de muerte a la mitad para uno de los tipos más frecuentes de este tumor.
Su nombre es osimertinib y fue aprobado por la Agencia Europea del Medicamento en junio de 2018. A diferencia de la quimioterapia, no se administra por vía intravenosa sino que se toma en un comprimido diario. Otra característica que lo distingue es que solo una parte de los pacientes con cáncer de pulmón se van a beneficiar del mismo: aquellos cuyas células tumorales contienen una mutación en el gen del receptor de crecimiento epidérmico, conocido como EGFR.
La buena noticia es que se trata de una mutación bastante extendida. Está presente en el 15% de los cánceres de pulmón de células no pequeñas (hasta el 40% en el caso de los pacientes asiáticos), que a su vez son el 85% del total de los diagnósticos de cáncer de pulmón en el mundo.
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El estudio presentado en ASCO se conoce como ADAURA. Este ensayo clínico se ha desarrollado en 26 países de todo el mundo, entre ellos España (representada por Marga Majem, del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau), y sirvió en 2021 para obtener una nueva indicación para osimertinib: si al principio se destinaba a pacientes con cáncer localmente avanzado y metastásico, ahora se extendía a las primeras fases del tumor, aquellas en que es operable, justo después de la cirugía.
Ha sido al tener datos más completos del seguimiento de los participantes de este estudio cuando los investigadores han observado el potente beneficio de la píldora: reduce la mortalidad a cinco años en estos pacientes si lo comparamos con un placebo.
De los 339 pacientes que recibieron osimertinib, el 88% seguía vivo después de cinco años, frente al 78% de los 343 que recibieron placebo. Esta diferencia del 10% en valores absolutos se transforma en un 51% más de probabilidad de que un paciente que reciba osimertinib esté vivo cinco años después del inicio del tratamiento en comparación con aquellos que no lo reciben.
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Dejando fuera los pacientes en estadio I, el más precoz de todos, la supervivencia en términos absolutos era un 12%, y en términos relativos se mantenía la espectacular reducción. Y esto ocurrían independientemente de que los pacientes recibieran o no quimioterapia.
Los autores han publicado los nuevos resultados de ADAURA en la revista médica New England Journal of Medicine y concluyen que "osimertinib adyuvante proporciona un beneficio en supervivencia global significativo entre pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas con mutación EGFR y estadios IB a IIIA".
El investigador principal del estudio, Roy Herbst, del Centro del Cáncer de Yale, ha sido más contundente hablando con el diario británico The Guardian: "Está cambiando la práctica clínica", afirma. "Hace 30 años no podíamos hacer nada por estos pacientes. Ahora tenemos este potente medicamento".
Ventas de 5.000 millones
El anuncio de los resultados en ASCO ha dado un espaldarazo a las acciones de AstraZeneca, la compañía que lo ha desarrollado, que este lunes han vivido un más que notable incremento. El fármaco ya es el buque insignia de la compañía y en 2022 generó unos ingresos de 5.444 millones de dólares (5.078 millones de euros). Solo en el primer trimestre de 2023 ha recaudado 1.240 millones.
Las proyecciones de consultoras especializadas esperan que en menos de cuatro años las ventas se dupliquen y estiman que en 2027 alcanzarán los 11.829 millones (11.035 millones de euros).
Las ventajas que ofrecen este y otros fármacos de la llamada medicina personalizada (medicamentos que se dirigen a mutaciones específicas de las células tumorales, dejando en paz al resto) frente a la quimioterapia son claras.
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Primero, la vía de administración, una píldora diaria, hace que el paciente no tenga que desplazarse hasta el hospital para recibir infusiones intravenosas del fármaco. Además, al dirigirse específicamente a las células tumorales, los efectos secundarios no son tan devastadores.
Esto no quiere decir que los riesgos de reacciones adversas entre los pacientes que toman osimertinib sean inocuos. Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran la disminución del apetito, diarrea y enfermedad pulmonar intersticial (que causa inflamación y cicatrizaciones en dicho órgano).
El más frecuente es el de la inmunodepresión. Al igual que la quimioterapia, osimertinib supone un duro impacto en el sistema inmune del cuerpo del paciente: leucocitos, linfocitos y neutrófilos. También se ha observado una disminución del nivel de plaquetas.
Los resultados a largo plazo del estudio ADAURA no son los únicos de este fármaco que se han presentado este 2023. A mediados de mayo, AstraZeneca informó que la combinación con quimioterapia mejoraba la supervivencia libre de progresión –es decir, el tiempo que pasa hasta que el tumo vuelve a crecer– en pacientes con cáncer localmente avanzado o metastásico.