La microbiota íntima de las mujeres se encuentra en un delicado equilibrio que puede verse fácilmente afectado por las altas temperaturas y la humedad. De hecho, el verano es la época del año en la que más aumentan estos desequilibrios vaginales, concretamente un 50% más, según la Asociación Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
Cualquier alteración, que puede ser hormonal, por estrés, por toma de medicamentos y muchas más razones, puede afectar a la flora vaginal. Está compuesta por un conjunto de microorganismos, denominados lactobacilos, que son los encargados de mantener el equilibrio y combatir las bacterias u organismos perjudiciales, pero los cambios en el pH o la mucosidad de la vagina pueden disminuir su efecto protector y generar el caldo de cultivo perfecto para que aparezcan los trastornos e inflamaciones asociados a la presencia de algunas bacterias o hongos.
Cómo cuidar la zona íntima en verano
Estas alteraciones se caracterizan por provocar picor, escozor y un flujo anormal. Pueden estar provocadas por una bacteria (como la vaginosis bacteriana), por hongos (como la candidiasis) o por trichomonas (un tipo de parásito) pero, en cualquier caso, lo más importante es acudir al médico tan pronto como comiencen las molestias, ya que según el tipo de desequilibrio se precisará un tratamiento distinto.
La prevención siempre es importante, pero quizá más en esta época del año cuando hay una mayor propensión a sufrir una infección. Para disfrutar del verano sin complicaciones se pueden seguir una serie de recomendaciones que reducirán este riesgo.
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Mantener una higiene íntima adecuada. Además de limpiar la zona con abundante agua, también puede ser recomendable utilizar jabones específicos que respeten el pH ácido de la zona. Aunque no debería contener perfumes u otros agentes que puedan resultar irritantes.
- Beber mucho líquido. Se recomienda una buena ingesta diaria de agua, ya que orinar a menudo favorece la eliminación de los gérmenes presentes en el tracto urinario y, por consiguiente, podría evitar infecciones frecuentes en las mujeres como la cistitis.
- Ducharse después de estar en la playa o en la piscina. También es aconsejable darse una buena ducha tras el baño para eliminar los restos tanto de arena como de cloro que puedan irritar la zona.
- Evitar los bikinis o bañadores húmedos. Después de la ducha, se recomienda no permanecer con estas prendas mojadas durante mucho tiempo porque la humedad puede facilitar la aparición de infecciones.
- Evitar prendas ajustadas. En verano es más recomendable utilizar ropa más holgada y ropa íntima de tejidos que faciliten la transpiración (lo mejor en estos casos es el algodón y evitar materiales como la licra) y minimicen el sudor en las zonas íntimas.
En la salud vaginal también tiene gran importancia que los alimentos que tomemos formen parte de una dieta equilibrada, rica en vitaminas y minerales. Así que, además de estas recomendaciones básicas que se pueden incorporar en el día a día, existen métodos para complementar la nutrición, como los probióticos, que pueden ayudar a mantener la salud de la zona íntima.
Probióticos y salud vaginal
Los probióticos son microorganismos vivos que están presentes de forma natural en alimentos como los yogures u otros productos fermentados que, administrados en cantidades adecuadas, pueden resultar muy beneficiosos. En el caso de la salud íntima de las mujeres, algunas cepas de probióticos (los lactobacilos, principalmente, ya que son los que están presentes en la flora vaginal) pueden contribuir a mantener un equilibrio saludable, previniendo cualquier alteración.
Además de formar parte de alimentos, los probióticos también pueden encontrarse en medicamentos y otras formulaciones como suplementos nutricionales. Lactoflora es una marca especializada en probióticos y dispone de un complemento alimenticio formulado con lactobacilos y vitamina A (Lactoflora® protector íntimo) pensado para mantener la mucosa vaginal en condiciones saludables. Su uso regular puede ayudar a reestablecer el equilibrio en la microbiota vaginal y tener un efecto positivo en casos de vaginosis bacteriana, sequedad vaginal y vulvovaginitis candidiásica, pues su formulación está dirigida a restablecer las defensas en situaciones en las que la microbiota pueda verse alterada por este tipo de desequilibrios.
Los probióticos juegan un papel importante en la salud vaginal, pues son los responsables de mantener el equilibrio adecuado, pero también pueden fortalecer el sistema inmunológico local, mejorando la respuesta defensiva ante posibles infecciones.