España, incapaz de acabar con la anemia: así han aumentado los casos en los últimos 20 años
Una investigación cifra en 2.000 millones los dolientes de este trastorno de la sangre en todo el mundo. El hierro no siempre es la solución.
1 agosto, 2023 02:45Casi 2.000 millones de personas sufren de anemia en el mundo. La cifra se desprende de una nueva investigación publicada en The Lancet Haematology y que advierte de la gran carga que a día de hoy soporta esta enfermedad, incluida España. Para que el lector se haga una idea, es mucho mayor que la de patologías tan conocidas como la diabetes (529 millones) o la hipertensión (1.280 millones).
"La anemia es un problema de salud mundial muy extendido asociado a una mala salud, una mayor morbilidad y mortalidad y unos costes sanitarios y económicos considerables", indica el trabajo, comandado por investigadores del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés), una entidad afincada en Seattle, Estados Unidos, especializada en el análisis de tendencias mundiales sobre salud.
"A partir de este estudio de 30 años, sabemos que el panorama mundial en torno a la anemia ha mejorado, pero sigue habiendo grandes disparidades cuando se estrecha el foco en la geografía, el género y la edad", explica Nick Kassebaum, autor principal del estudio, jefe del equipo de Salud Neonatal e Infantil del IHME y catedrático de Anestesiología de la Universidad de Washington.
Con datos desagregados país por país, los investigadores avisan de que la prevalencia mundial de la anemia es de un 24,3%, cuatro puntos porcentuales menos que hace 30 años, pero no tanto como esperaban. En España, la prevalencia se sitúa en un 5,8%, lo que quiere decir que cerca de tres millones de personas viven con este trastorno de la sangre.
Más allá de la fatiga
La anemia es un problema de salud que aparece cuando en la sangre no hay un número suficiente de glóbulos rojos (hematíes) o su funcionamiento es deficiente. Estos son necesarios para transportar oxígenos a todos los tejidos y órganos de su cuerpo, por lo que causará distintos estragos.
El síntoma más característico es la fatiga, aunque como explica la guía de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) también puede darse debilidad, palidez de la piel, problemas de concentración, uñas quebradizas, dolores de cabeza, mareos y palpitaciones.
El cuadro sintomatológico, a priori, no es grave, pero según advierten los autores de la investigación en ciertos grupos de edad puede tornarse peligrosa. Por ejemplo, en población mayor de 65 es un factor de riesgo que aumenta la mortalidad por todas las causas. En embarazadas, se ha relacionado con mayores tasas de parto prematuro, hemorragia posparto y muerte fetal. Mientras, en niños incrementa el peligro de infecciones graves y de hipoxia tisular, un problema de crecimiento provocado porque los tejidos no han recibido el aporte de oxígeno necesario.
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Precisamente, mujeres en edad fértil y menores de cinco años son los que más sufren la carga de esta enfermedad. "A lo largo de los años se ha prestado mucha atención a la reducción de la anemia en todo el mundo, pero como grupo las mujeres y los niños son los que menos han avanzado", postula Will Gardner, investigador en el IHME y otro de los autores del trabajo. Según los datos, el 31,2% de los afectados son mujeres, frente al 17,5% de los hombres.
La advertencia sobre la desprotección de féminas y niños encaja con la situación en nuestro país. Según datos del Banco Mundial, en el año 2000, este problema afectada a un 11,5% de las mujeres en edad fértil, porcentaje que ha subido hasta el 13,5% en 2019 (último año del que se tienen datos). En menores de cinco años, la subida pasa del 12% al 15% en el mismo periodo de tiempo.
Una decena de tipos
"Nuestros datos muestran cómo un grupo — los hombres adultos— ha salido mucho mejor parado que otros dos grupos, las mujeres (de 15 a 49 años) y los niños menores de 5 años. Esto habla de la necesidad de un cambio hacia enfoques multisectoriales y una mayor concienciación para garantizar que las mujeres y los niños no se queden atrás."
Según la investigación, la causa principal de anemia en el mundo fue la carencia de hierro en la dieta, pero no es el único. Existe una decena de tipos de este problema en función de su causa. Déficit de vitamina B12, de ácido fólico, destrucción de los glóbulos rojos por el propio sistema inmunitario, defectos en los genes, daños en las células madre de la médula ósea o enfermedades crónicas (ciertas patologías de origen inflamatorio, trastornos del sistema inmunitario, infecciones crónicas, cirrosis o cáncer) son otros de los orígenes.
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Por esto, los autores reconocen que una suplementación con hierro y una mejor nutrición no es el único arma que se tiene para luchar contra esta enfermedad, una vieja conocida que resulta no tan fácil de vencer. "Es una situación llena de matices", concede Gardner.
Cada una necesitará de un tratamiento específico, aunque el trabajo denuncia que la mayoría se centran en la administración de hierro, aunque no sea la causa. "Probablemente, porque la deficiencia de hierro es una manifestación común de la anemia y porque las intervenciones dietéticas son comparativamente simples", se observa. "Menos de la mitad de las personas con anemia responderán a las intervenciones con hierro si las causas de la anemia no están relacionadas. Por lo tanto, no debería sorprender que el progreso en la reducción de la carga de la anemia haya sido lento y desigual", remacha el documento.