Un nivel elevado de azúcar en sangre puede desencadenar varios problemas de salud, siendo la diabetes tipo 2 el más destacado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2019, la diabetes fue la novena causa principal de muerte con 1,5 millones de defunciones directamente atribuidas a esta enfermedad. Además, un estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology en 2018, estableció una relación entre la glucosa en sangre alta y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Un control adecuado de los niveles de azúcar es crucial para evitar complicaciones a largo plazo.

Avena

La avena, por ejemplo, es un alimento excepcional para controlar los niveles de azúcar en sangre debido a su alto contenido de fibra soluble, que puede ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina. Según una investigación publicada en Nutrients en 2015, la beta-glucana, una fibra soluble en la avena, tiene un efecto beneficioso en el control de la glucosa en sangre. Otros estudios, como el llevado a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, revelan que introducir en la dieta, de forma regular, al menos 3g de beta-glucano de avena, tiene efectos beneficiosos sobre las cifras de colesterol en sangre en la población, especialmente en las personas con hipercolesterolemia.

"El efecto reductor del colesterol sanguíneo del beta-glucano se debe, principalmente, a su capacidad para disminuir la absorción de colesterol dietético y la recaptación de los ácidos biliares", señala el documento. Además, la avena también es rica en vitaminas B, zinc y hierro, contribuyendo a un mejor funcionamiento del sistema inmunológico.

Legumbres

Las legumbres como lentejas, garbanzos y frijoles también son excelentes para reducir el azúcar en sangre. Estos alimentos contienen fibra y proteínas que ayudan a la digestión lenta de carbohidratos y a la regulación del azúcar en sangre. Un estudio del 2012 publicado en Archives of Internal Medicine encontró que el consumo de legumbres está asociado con un mejor control glucémico y reducción en el riesgo de enfermedad coronaria en personas con diabetes tipo 2.

Este grupo de alimentos también es una fuente formidable de proteínas y fibra dietética, lo que contribuye a la saciedad y puede ayudar en la gestión del peso. En cuanto a su perfil nutricional, contienen vitaminas del grupo B, particularmente folato, que es crucial para la formación de células sanguíneas y la prevención de defectos del tubo neural durante el embarazo. También son una buena fuente de minerales como hierro, que es vital para el transporte de oxígeno en la sangre, y magnesio, que juega un papel en más de 300 funciones enzimáticas en el cuerpo. Además, las legumbres proporcionan zinc, que es esencial para el sistema inmunológico, y potasio, que ayuda a mantener una presión arterial saludable.

Espinacas

Las verduras de hoja verde, como la espinaca y la col rizada, son muy beneficiosas en la regulación del azúcar en sangre. Son bajas en carbohidratos y ricas en fibra y antioxidantes, que pueden ayudar a combatir el estrés oxidativo que está asociado con la diabetes. Un estudio en The Journal of Nutrition en 2018 destacó que el consumo de verduras de hoja verde se asoció con un menor riesgo de diabetes tipo 2.

A las espinacas se las conoce por ser bajas en calorías y carbohidratos, mientras que son ricas en fibra dietética, lo que las convierte en una excelente opción para una alimentación saludable y control de peso. Son también beneficiosas para la salud ocular debido a su contenido de luteína y zeaxantina, dos antioxidantes que pueden ayudar a proteger contra el daño causado por la luz solar y reducir el riesgo de degeneración macular y cataratas. 

En lo que respecta a su perfil nutricional, son particularmente ricas en vitamina K, crucial para la coagulación de la sangre y la salud ósea. También son una excelente fuente de vitamina A, que es vital para la visión, el sistema inmunológico y la salud de la piel. Las espinacas proporcionan una buena cantidad de vitamina C, un antioxidante que ayuda a combatir el estrés oxidativo y promueve la absorción de hierro. De hecho, también aportan una buena dosis de este mineral, fundamental para la formación de hemoglobina y el transporte de oxígeno a las células, así como calcio y magnesio, que son importantes para la salud ósea.

Frutos secos

Los frutos secos como almendras y nueces son también eficaces para controlar el azúcar en sangre. Son ricos en fibra y grasas saludables, lo que puede ayudar a reducir la absorción de azúcar en el torrente sanguíneo. Según un estudio de la American Diabetes Association publicado en 2011, el consumo regular de frutos secos está asociado con un riesgo reducido de enfermedades metabólicas, incluyendo la diabetes tipo 2.

Este grupo de alimentos, entre los que se encuentran las nueces, las almendras y los pistachos, son una excelente fuente de grasas saludables, particularmente grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, que pueden ayudar a mejorar el perfil lipídico, reduciendo los niveles de colesterol LDL ("malo") y aumentando el colesterol HDL ("bueno"). También son una excelente fuente de vitamina E, un antioxidante que protege las células del daño oxidativo. También proporcionan un buen aporte de vitaminas del grupo B, incluyendo folato, que es crucial para la salud celular y la formación de DNA. Son ricos en minerales como magnesio, que es beneficioso para la salud ósea y la función muscular, y potasio, que ayuda a regular la presión arterial. 

Semillas de chía

Las semillas de chía son otro alimento beneficioso para reducir el azúcar en sangre. Contienen fibra que puede ralentizar la absorción de azúcar en la sangre, y también son ricas en ácidos grasos omega-3, que pueden ayudar a reducir la inflamación. Un estudio en la revista European Journal of Clinical Nutrition en 2017 mostró que la ingestión de semillas de chía puede mejorar la sensibilidad a la insulina y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Este alimento también es reconocido por su perfil nutricional y sus múltiples beneficios para la salud. Son una excelente fuente de fibra dietética, lo que contribuye a la salud digestiva, ayuda en la regulación del tránsito intestinal y puede apoyar el control del apetito y la gestión del peso. En términos de vitaminas y minerales, son una fuente notable de varios nutrientes esenciales. Contienen una buena cantidad de calcio, que es crucial para la salud ósea y la función muscular. También son ricas en magnesio y proporcionan zinc, que es esencial para la función inmunológica, la reparación del tejido y el metabolismo.