España pierde un año más la batalla: por qué la causa primera de muerte son las enfermedades cardíacas
En 10 años, la tasa de fallecimientos por enfermedades cardiovasculares sólo se ha reducido 4 puntos. Son la principal causa de defunción.
23 diciembre, 2023 02:37España cerró 2022 con 464.417 muertes, según los datos oficiales que publicaba el INE esta semana. Al margen de la Covid —que ha reducido la cifra de decesos en un 20%—, la principal causa de muerte en nuestro país fueron las enfermedades isquémicas del corazón (infarto, angina de pecho…), con un total de 29.068 fallecidos.
Mucho mayor es el acúmulo de todas las enfermedades del sistema circulatorio. Con un total de 121.341 fallecidos, matan más que el cáncer y superan a las enfermedades del sistema respiratorio, las infecciosas y parasitarias y las del sistema nervioso juntas.
Esta cantinela, por desgracia, es una constante en nuestro país. Haciendo un repaso por la tasa de mortalidad de todas las patologías del sistema circulatorio, se comprueba que la cifra apenas se ha movido en los últimos diez años.
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La tasa por 100.000 habitantes ha pasado de 260 por 100.000 habitantes en 2012 a 256 en 2022. La de cardiopatías isquémicas, afortunadamente, ha bajado algo más. Hace diez años, fueron 34.751 los fallecidos. Sin embargo, como apuntan los expertos, la bajada responde al éxito de la implantación del código infarto en los centros de salud. Se muere menos, pero no es que haya menos.
Debido a la situación demográfica de nuestro país, se podría pensar que el envejecimiento paulatino es la gran piedra angular de la cuestión. Sin embargo, como advierten trabajos de la SEC y confirma a EL ESPAÑOL Manuel Anguita, cardiólogo en el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, los casos son cada vez más frecuentes por debajo de los 60. Más allá de la edad, debe de haber algo más.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, hasta el 80% de los infartos de miocardio prematuros son prevenibles con hábitos de vida saludables. Entre ellos, destacan una alimentación variada y equilibrada, ejercicio físico regular y, sobre todo, eliminar el tabaco. "A veces los médicos podemos parecer muy pesados, pero es que vemos todos los días el daño que hace el tabaco en estas enfermedades", expresa el cardiólogo.
El daño del tabaco
Según un macroinforme con 50 años de datos sobre las consecuencias sanitarias del tabaquismo, esta sustancia es una de las causas primordiales de enfermedad cardiovascular. Se estima que provoca una de cada cuatro muertes debidas a esta dolencia.
Entre sus efectos, está un aumento de los triglicéridos (un tipo de grasa en la sangre), la reducción del colesterol bueno, espesar la sangre —lo que aumenta las probabilidades de bloquear el flujo—, dañar las células, aumentar la acumulación de placa en los vasos sanguíneos y provocar el engrosamiento y la estrechez de estos.
"Desde la Sociedad Española de Cardiología y desde todas las sociedades científicas que están implicadas en estos temas, insistimos en la necesidad de hacer leyes o normas que limitaran el tabaco, ya no solamente en el interior, sino en las terrazas, en las aglomeraciones o en los campos de fútbol", aboga Anguita.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) es otra de las más implicadas en el tema. Incluso publicaron un estudio que descubrió que en 2020 la exposición al humo ambiental había causado 747 defunciones en los mayores de 35 años.
La premisa no puede estar más de actualidad. La nueva ministra de Sanidad, Mónica García, comentaba el pasado lunes en una entrevista en la Cadena SER que su intención era desempolvar el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo. Aunque debería haber entrado en vigor en 2021, expertos consultados por este periódico no han sabido decir por qué nunca lo hizo.
Una de las medidas sobre las que se ha especulado mucho es la intención de prohibir fumar en terrazas. Más allá de la polémica que puede suscitar —aunque una encuesta de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFYC) arroja que el 72% de la población estaría a favor— lo que está demostrado es que tendría un impacto más que positivo en las muertes cardiovasculares atribuidas al tabaco. Tanto por la reducción del número de fumadores como por la disminución de la exposición al humo ambiental.
Una disminución notable
Según explica la directora general de sanidad en Estados Unidos en un informe titulado Cómo causa enfermedades el humo de tabaco: bases biológicas y comportamentales de las enfermedades atribuibles al tabaco, "un grado bajo de exposición, incluida la exposición al humo ambiental de tabaco, provoca un rápido y marcado aumento de la disfunción y la inflamación endoteliales, las cuales influyen en los accidentes cardiovasculares y la trombosis".
"Las leyes que prohíben fumar en centros de trabajo y lugares públicos reducen los infartos", asevera Stanton Glantz, catedrático de Medicina en la Universidad de California y autor de una investigación que demostró que esta restricción podría disminuir hasta un 40% el número de admisiones mensuales por infarto agudo de miocardio en los hospitales.
Glantz reconoce que su trabajo se realizó en una pequeña localidad estadounidense, una importante limitación, pero estudios posteriores han confirmado un efecto positivo.
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Una de las muestras más recientes proviene de São Paulo (Brasil), una ciudad con 12 millones de habitantes y la primera del país en prohibir fumar en espacios públicos. Los ingresos hospitalarios por ataques cardíacos disminuyeron un 5,4% durante los primeros tres meses después de la implementación de la ley. 17 meses después, experimentó una disminución mensual de casi el 12% en las muertes por ataques cardíacos.
Siguiendo la retahíla de ejemplos, Colorado —que prohibió fumar en todos los lugares públicos—, constató una disminución del 20% en las llamadas de emergencia por infarto.
"Desincentivar el tabaco se traduce en una mejora muy importante de la salud y del gasto sanitario", insiste Anguita. "Cuando se introdujo la ley para prohibir fumar en los bares, el número de consumidores bajó durante algunos años", ejemplifica.
Regresan los fumadores
Efectivamente, la caída más importante en el número de fumadores en nuestro país se registró con la entrada en vigor de la Ley 28/2005, que eliminaba las zonas para fumadores de colegios y centros formativos, centros sanitarios y transportes.
Suscitó la polémica con sus dos medidas estrella: prohibición de fumar en centros de trabajo y la obligación de que los dueños de bares y restaurantes de menos de 100 metros cuadrados tuvieran que elegir entre hacerlos para fumadores o no fumadores.
Como revela el EDADES, la serie más completa sobre consumo de sustancias en España, en 2007 se registró el porcentaje más bajo de la historia, un 29,6%. "Tenemos la sensación de que el tabaco está aumentando otra vez", dice Anguita. No es una percepción. Es una certeza. El número está actualmente en un 33,1%. El incremento se debe, en parte, a la incorporación de la mujer al hábito tabáquico.
El cigarrillo es el enemigo mayor, pero tampoco se pueden obviar los otros factores de riesgo cardiovascular, como el colesterol y el sedentarismo. Hace apenas unas semanas, EL ESPAÑOL informaba cómo la obesidad y el sobrepeso se habían disparado en España. "Ya los sufren el 55% de los españoles", rezaba el titular. De momento, las cifras del INE confirman una batalla perdida contra las enfermedades cardiovasculares. Si bien, seguiremos librando la guerra.