El alzhéimer afecta a unas 800.000 personas en España, según las estimaciones de la Sociedad Española de Neurología (SEN), aunque cerca del 30% de los que no están diagnosticados. Ante la falta de tratamientos efectivos, la detección temprana sigue siendo el principal enfoque terapéutico. El último hallazgo significativo en este campo tiene que ver con la periodontitis, conocida como la enfermedad de las encías.
Este descubrimiento viene a respaldar una hipótesis creciente en la comunidad científica en los últimos años: la enfermedad de Alzheimer no es sólo una enfermedad, sino que también es una infección.
Uno de los estudios que respalda esta teoría fue publicado en la prestigiosa revista Science Advances. En él, el grupo de investigadores liderado por el microbiólogo de la Universidad de Louisville (Kentucky, Estados Unidos) Jan Potempa descubrió la bacteria Porphyromonas gingivalis (responsable de la periodontitis crónica) en los cerebros de pacientes fallecidos con alzhéimer.
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No es la primera vez que se relaciona esta enfermedad neurodegenerativa con la mencionada bacteria. En esta ocasión, se han llevado a cabo experimentos con ratones a los que provocaban infecciones bucales y presentaban un aumento de beta-amiloide. Desde el primer caso documentado de la enfermedad, se sabe que los pacientes de alzhéimer desarrollan placas sólidas de esta 'proteína basura' que causa la muerte de las células cerebrales.
Atención bucodental deficiente
"Los agentes infecciosos han estado implicados en el desarrollo y la progresión de la enfermedad del Alzheimer, pero la evidencia de causalidad no era convincente", indica Stephen Dominy, otros de los autores del citado estudio. "Ahora, por primera vez, tenemos evidencias sólidas que vinculan el patógeno P. gingivalis y el alzhéimer".
El grupo de científicos también ha identificado unas enzimas tóxicas llamadas gingipainas secretadas por la bacteria en el cerebro de los pacientes con alzhéimer. No obstante, también hallaron estas toxinas en cerebros de personas que no fueron diagnosticadas de este enfermedad neurodegenerativa.
Este descubrimiento es importante porque encontrar gingipainas en individuos que nunca fueron diagnosticados de alzhéimer podría sugerir que tal vez habrían desarrollado la enfermedad si hubieran vivido más tiempo.
"La infección cerebral con Porphyromonas gingivalis no es el resultado de una atención dental deficiente después del inicio de la demencia o una consecuencia de la enfermedad, sino un evento temprano que puede explicar la patología encontrada en personas de mediana edad antes del deterioro cognitivo", aclaran los autores.
También han demostrado el potencial del inhibidor de la gingipaína, COR388, para reducir la carga bacteriana de una infección cerebral producida por Porphyromonas gingivalis. Igualmente, servía para reducir la producción de beta-amiloide y la neuroinflamación.
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Habrá que esperar a los descubrimientos de futuras investigaciones sobre este vínculo, aunque la comunidad científica se muestra optimista. "Hasta ahora, los fármacos dirigidos contra las proteínas tóxicas de la bacteria sólo han mostrado beneficios en ratones", aseguró el director científico de Alzheimer's Research, David Reynolds, en un comunicado de prensa.
"A falta de nuevos tratamientos contra la demencia en más de 15 años, es importante que probemos tantos enfoques como sea posible para abordar enfermedades como el alzhéimer".