De las fracturas al ictus: un estudio alerta del peligro de los antipsicóticos para tratar la demencia
Un gran estudio británico revela que prescribir antipsicóticos a pacientes de demencia aumenta el riesgo de que sufran drásticos efectos adversos.
18 abril, 2024 03:04Prescribir el uso de determinados fármacos en edades avanzadas o situaciones complejas como la demencia es una decisión que los facultativos siempre sopesan con cautela. Los antipsicóticos son algunos de los medicamentos más recetados cuando se producen episodios de agitación o delirio, con otras indicaciones además de estos estados. Sin embargo, no están exentos de potenciales efectos adversos como cualquier otro compuesto.
Ahora, un nuevo estudio publicado en The BMJ subraya que los efectos secundarios serían aún más graves de lo considerado hasta ahora, especialmente cuando los antipsicóticos se administran en pacientes con demencia. Estos fármacos se siguen usando ampliamente para abordar los problemas psiquiátricos y conductuales asociados a los procesos neurodegenerativos, y su uso no ha hecho más que aumentar con el paso de los años.
Estos nuevos hallazgos apuntan a que los efectos asociados al uso de antipsicóticos en pacientes con demencia son mucho más adversos de lo que cabría esperar, sobre todo al comienzo del tratamiento. Ya se sabía que existía un aumento de riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares y mortalidad en general, como advierten las diversas agencias reguladoras de los medicamentos. Sin embargo, no se habían estudiado las secuelas en profundidad específicamente en pacientes con demencia.
[Los 15 mandamientos del cerebro sano: el estudio que confirma qué hábitos diarios frenan la demencia]
Los antipsicóticos tienden a emplearse cuando el paciente con demencia empieza a presentar síntomas como apatía, depresión, ansiedad e irritabilidad, y especialmente cuando presentan agresividad, delirios y psicosis. Los investigadores analizaron potenciales efectos adversos como un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, tromboembolismo venoso, infarto de corazón, insuficiencia cardíaca, arritmias cardíacas, fracturas, neumonía y lesiones renales agudas.
Se usaron datos de atención primaria, hospitales y mortalidad de Inglaterra y se pudo analizar a 173.910 personas (63% mujeres) diagnosticadas de demencia, con una edad promedio de 82 años. Sus datos fueron recogidos entre enero de 1998 y mayo de 2018. No habían tomado antipsicóticos previos.
De todos ellos, 35.339 personas recibieron un antipsicótico durante su diagnóstico o después del mismo. Los fármacos más prescritos fueron risperidona, quetiapina, haloperidol y olanzapina, representando el 80% de todas las prescripciones de este tipo de fármacos. Se tuvieron en cuenta factores como las características de cada paciente, estilo de vida, enfermedades previas y otros fármacos recetados.
En comparación con los pacientes que no tomaron ningún antipsicótico, se registró un mayor riesgo de todos los efectos adversos estudiados excepto las arritmias. Durante los tres primeros meses de tratamiento, las tasas de neumonía fueron de un 4,48%, frente al 1,49% de los no usuarios. Al año, la proporción aumentó a un 10,41% respecto al 5,63%.
Por otro lado, el riesgo de lesión renal agua fue de 1,7 veces superior, mientras que el riesgo de accidente cerebrovascular y tromboembolismo venoso fue hasta 1,6 veces mayor. Además, para casi todos los resultados, los riesgos fueron mayores durante la primera semana del tratamiento, especialmente para las neumonías.
"Lo mínimo posible"
"Los fármacos antipsicóticos se usan para tratar agitación, delirios y alucinaciones en personas con demencia cuando otros tratamientos no farmacológicos no han sido útiles", explica Robert Howard, catedrático de Psiquiatría Geriátrica en el Departamento de Psiquiatría de la University College London, en declaraciones a Science Media Centre. "El objetivo es usarlos lo mínimo posible, siempre a las menores dosis y durante el menor tiempo posible".
"Aunque somos conscientes de los peligros de estos tratamientos, este estudio destaca un riesgo particularmente elevado de neumonía, accidente cerebrovascular y fracturas en los pacientes con demencia que toman estos fármacos", prosigue el especialista. No obstante, insta a reforzar las conclusiones con más trabajos. "No se descarta una causalidad inversa, donde la presencia de una enfermedad física como la neumonía conduciría al delirio, y este al uso de fármacos antipsicóticos".
En cualquier caso, Howard lamenta que la prescripción de los antipsicóticos siga aumentando "debido a la escasez de terapias no farmacológicas eficaces, y a los importantes recursos necesarios para implantarlas"- Actualmente, recuerda, las directrices internacionales aconsejan restringir el uso de estos fármacos en adultos con síntomas conductuales y psicológicos graves de demencia.