Hace un lustro nadie conocía esta empresa y ahora es una de las referencias mundiales en vacunas. Moderna desarrolló una de las primeras inmunizaciones contra la Covid, basada además en una tecnología innovadora, la del ARN mensajero, que fue reconocida con el Nobel de Medicina el año pasado.
La plataforma de ARN mensajero desarrollada por Moderna le está permitiendo, además, buscar nuevas soluciones a enfermedades infecciosas más allá de la Covid. Tiene muy avanzadas las vacunas para el VRS y la gripe, así como otras en enfermedades raras.
No se queda solamente ahí, sino que en el horizonte se encuentran las vacunas terapéuticas del cáncer. Ya hay datos positivos en melanoma, cáncer de pulmón y cáncer de cabeza y cuello, pero la versatilidad de la tecnología de ARNm va a permitir aplicarlas en numerosos tumores.
En la apuesta a futuro de Moderna, España juega un papel esencial. En nuestras fronteras no solo se producen vacunas que se distribuirán a más de 60 países, sino que también está dando sus primeros pasos el MadridLab, su Centro de Excelencia Analítica, ubicado en España, que ya tiene el visto bueno de las agencias reguladoras más poderosas del mundo, la EMA y la FDA.
EL ESPAÑOL habla con Juan Carlos Gil, director general de Moderna para España y Portugal, con motivo de la Semana Mundial de la Inmunización, sobre la importancia de la vacunación para la prevención de virus y acerca de los planes de futuro de la compañía y el papel esencial de nuestro país en ellos.
Llevamos hablando mucho de vacunas en estos años, pero ¿nos vacunamos tanto como creemos? ¿Qué más se puede hacer para aumentar las coberturas?
La peor vacuna es la que no se pone, hay que incrementar las coberturas. Para ello necesitamos una estrategia multifacética, que hay que tratar desde distintos puntos de vista.
Primero, educación e información. No solo a los profesionales sanitarios, que conocen bastante de vacunas y los efectos de no utilizarlas, sino a las personas en general para acabar con esos mitos que hacen que la gente tenga más dudas.
Otro punto importante es cómo podemos incrementar el acceso de la población. Durante la pandemia de la Covid, varios países articularon un sistema donde se podían poner las vacunas incluso en las farmacias. A lo mejor esta es una forma de incrementar las coberturas.
Luego, quizás, adaptando los programas de vacunación para que tengamos acceso a vacunas innovadoras cuanto antes. Si acostumbramos a la población a tener acceso temprano a vacunas innovadoras y empiezan a ganar confianza en ellas, se incrementarán las coberturas.
Hay un hecho muy claro: durante la Covid, la cobertura de las vacunas, según los reportes del Ministerio de Sanidad, llegó al 92,3% de las personas mayores de 18 años, quizás una de las ratios más altas, conseguidos durante la pandemia. La vacunación infantil, de hecho, en España también tiene una cobertura altísima, cerca del 97% en la mayoría de los casos.
El problema lo tenemos en las vacunas de los adultos. Entonces, tenemos que trabajar más en esa fase de información y educación y, luego, en el acceso.
Entonces, ¿la posibilidad de vacunar en las farmacias jugaría un gran papel?
Es una forma de ilustrar, un ejemplo de una de las distintas estrategias de vacunación que podemos llevar a cabo. Creo que esta podría ser una. ¿Por qué no?
¿Qué proyectos está desarrollando Moderna más allá de las vacunas de la Covid que ya conocemos?
Dentro de Moderna, seguimos investigando y trabajando para desarrollar nuevas soluciones para enfermedades que tienen formas subóptimas para prevenirlas.
Tenemos el foco puesto en las enfermedades respiratorias. Ejemplo de esto es la siguiente vacuna que vamos a lanzar en breve, que es la del virus respiratorio sincitial.
Tendremos la aprobación de la EMA, si todo va bien, a finales de año, seguramente en septiembre u octubre. Es una vacuna que está dándonos, según los ensayos clínicos en fase 3, coberturas de eficacia muy altas, por encima del 83%.
También acabamos de lanzar datos de los últimos ensayos clínicos de nuestra vacuna de la gripe, son muy prometedores y nos indican que vamos a tener una vacuna muy competitiva para la gripe en muy breve plazo.
Y, luego, la combinación de gripe y Covid, a través de un solo pinchazo. Esta vacuna también la tendremos en poco tiempo.
¿En qué más áreas estamos trabajando? En la inmunooncología. Se ha hablado mucho de las vacunas para el cáncer. Realmente no son vacunas desde el punto de vista de prevención, son terapéuticas, para tratar pacientes que ya tienen la enfermedad.
Tenemos en desarrollo, ahora mismo, la vacuna para el melanoma en estadios avanzados, acabamos de publicar los resultados de los ensayos clínicos en fase 2 y estamos empezando con los de fase 3, y vemos que incrementa la supervivencia de forma muy sustancial, sin recidivas, que es lo importante.
También estamos trabajando en vacunas para el cáncer de pulmón no microcítico, con muy buenos resultados. Estas dos las estamos trabajando con otra gran compañía farmacéutica, MSD.
Por último, en cáncer de cabeza y cuello, hemos reportado resultados alentadores de un ensayo en pacientes con carcinoma de células escamosas de cabeza y cuello con VPH negativo.
Además, estamos obteniendo datos para enfermedades raras como la acidemia propiónica. Estamos observando unos datos muy prometedores con ensayos en fase 1 y en fase 2, y para otras enfermedades raras.
La vacuna contra el VRS es para adultos mayores. ¿Irá también dirigida a embarazadas, para inmunizar a los recién nacidos?
Por ahora no. Nosotros hemos hecho los ensayos iniciales con una 'n' (número de voluntarios) muy amplia que cubre distintos segmentos de población. Pero la primera indicación que queremos sacar adelante es para mayores de 60 años. Queremos poner el foco ahora mismo en adultos. Luego, intentaremos ir a por indicaciones también para niños u otro tipo de poblaciones. Pero ahora ponemos el foco en los mayores de 60 años.
La OMS advierte de que la próxima pandemia está cerca y no va a ser de Covid. ¿Cómo se prepara una compañía como Moderna para este reto?
La preparación solo consiste en trabajar y estar listos para poder desarrollar vacunas y soluciones terapéuticas para posibles enfermedades.
Con la OMS tenemos una relación fluida, tenemos un acuerdo con ellos para luchar contra las 15 patologías que preocupan más a la humanidad en este momento. De hecho, nos hemos comprometido a tener soluciones para casi todas ellas, puesto que la mayoría son virus, en ensayos clínicos antes de 2025.
La pandemia de la que habla la OMS, que tal y como indican, puede llegar más pronto que tarde y que puede tener una mortalidad de 20 veces superior a la de la Covid, es lo que denominan enfermedad X. De lo que se trata es de estar preparados con plataformas tecnológicas como la nuestra, que tiene mucha versatilidad y es muy rápida en su ejecución, con lo cual nos permitirá tener soluciones para enfrentar esa potencial pandemia que puede llegar en poco tiempo.
Muchas veces nos quedamos en la novedad del ARN mensajero pero quizá lo más innovador es tener una plataforma que permita adaptar rápidamente la vacuna a esas nuevas amenazas. ¿Cómo funcionan este tipo de plataformas de ARNm?
Lo primero es entender muy bien lo que significa el ARNm. Es la biología básica del cuerpo humano, que envía la instrucción a nuestras células para fabricar proteínas.
Lo que le pedimos al cuerpo es que fabrique una proteína con una función determinada. Hemos logrado descodificar el lenguaje de la vida, cómo se escribe esa instrucción dentro de una cadena de ARN y se la enviamos a nuestro cuerpo.
En el caso de la Covid, identificamos una proteína de superficie del virus y le pedimos a nuestro cuerpo que genere una copia de esa proteína para generar un antígeno específico y que, cuando el virus nos infecte, nuestro cuerpo lo reconozca como un enemigo y lo destruya.
Nuestro cuerpo funciona así. Estamos continuamente generando proteínas de superficie, proteínas de tejidos de sostén, proteínas efectoras, proteínas proinflamatorias, proteínas interleuquinas, etc. de forma que simplemente introducimos una orden más dentro de las muchas que nuestro cuerpo recibe para que trabaje en nuestra propia curación.
Las vacunas que no están basadas en ARNm, ¿van a quedar obsoletas?
Las vacunas de ARNm nos van a permitir ser mucho más versátiles, flexibles y rápidos a la hora de dar soluciones, pero yo creo que las, por llamarlo de alguna manera, las vacunas clásicas no van a ser desplazadas. Van a ser complementarias y nosotros vamos a apoyar y aportar nuevas soluciones a las vacunas que se están desarrollando.
¿Por qué ahora, de repente, podemos pensar en el éxito de las vacunas terapéuticas contra el cáncer cuando llevan décadas estudiándose?
Va muy ligado a la respuesta que he dado antes. Yo creo que la personalización que nos permite nuestra plataforma de ARNm es una de las claves para estas vacunas terapéuticas.
Cogemos las células tumorales de un individuo concreto, con nombre y apellidos, e identificamos las zonas que se diferencian de las células sanas. Así, le pedimos una respuesta inmunitaria al cuerpo para actuar contra esas células diferenciales en los tumores.
Esa es la clave del éxito, que sea única para esa persona, ese tipo de tumor y ese tipo de célula.
Antes comentaba que las más avanzadas eran para el melanoma y el cáncer de pulmón.
Estamos trabajando en estos dos programas, pero, por ejemplo, como he comentado anteriormente, acabamos de sacar también datos para cánceres de cabeza y cuello no derivados de la presencia del VPH en el cuerpo humano.
¿Se puede aplicar a todos los tumores este tipo de plataformas terapéuticas contra el cáncer?
Es una respuesta muy compleja. No creo que sea tan sencillo porque se buscan diversas soluciones: las hay intratumorales, hay otras que consisten en generar un ambiente que sea mucho más hostil para las células tumorales, de forma que el propio cuerpo, a través de inflamación y de cascadas de interleuquinas, pueda destruirlo. Cada tumor tiene una lectura distinta.
Los actores implicados en el desarrollo de estas vacunas hablan de 2030 como la fecha en la que van a estar disponibles, pero los oncólogos se muestran muy escépticos. ¿Por qué debemos confiar en ese plazo?
Es muy humano ponernos metas temporales. Desde Moderna lo que sí podemos asegurar es que estamos trabajando muy duro y de forma muy continuada para obtener estas vacunas terapéuticas, pero siempre hay que hablar dentro de un ámbito de prudencia.
El horizonte 2030 también es un reto que nos ponemos todos para intentar conseguir resultados eficaces y seguros, pero como digo, hay que ser cautelosos. La ciencia no son matemáticas exactas, sino que a veces avanza más rápido o más lento de lo que uno espera. Esperamos que sea alrededor de esa fecha, pero nunca se puede confirmar nada.
¿Qué papel, dentro de toda la gama de tratamientos que hay contra el cáncer, van a jugar las vacunas terapéuticas?
Esa es una pregunta muy difícil. Depende de cómo vaya evolucionando el resto de las terapias que tengamos. Nosotros ahora las estamos trabajando como adyuvantes de otras soluciones. Ojalá pueda apoyar y solucionar muchos problemas. Es una respuesta que no te puedo dar todavía porque es muy temprano para saberlo.
¿Qué planes tiene Moderna para España?
El plan que tenemos es continuar con nuestra apuesta estratégica por el país. España, para Moderna, desde el principio ha sido un socio estratégico muy importante fuera de Estados Unidos.
A los hechos me remito: la inversión que hemos hecho para poner en marcha nuestras colaboraciones de producción con una empresa española como es Rovi, con quien tenemos un acuerdo a largo plazo por el que hemos apostado desde el principio y al que hemos apostado muchos recursos para que esa asociación funcione y nos permita producir vacunas.
Esta apuesta no solo se ha quedado en la parte de la producción y distribución, sino que también hemos abierto un laboratorio internacional de excelencia analítica, desde el cual estamos haciendo la liberación [de lotes] para esos 60 países, fuera de Estados Unidos.
O sea que Moderna sigue apostando por España, que sigue siendo un centro único fuera de EE. UU. España debe ser reconocida como una apuesta estratégica en la actualidad, pero también en situaciones futuras.
Y para Madrid, concretamente, ¿qué alianzas están tejiendo con la red académica y científica de la comunidad?
En Madrid hay tejido, un sistema de gestión y de colaboración público-privada bastante importante. Desde el punto de vista estratégico, Madrid se ha elegido la localización de este laboratorio, MadridLab, que ha tenido la aprobación de la EMA y de la FDA para exportar vacunas no solo a Europa, Asia y Latinoamérica, sino también a Estados Unidos, en caso de que haya que suplir de suministro a este territorio.
Hemos tenido todo el apoyo por parte de la Agencia Española del Medicamento y de la Comunidad de Madrid para establecerlo aquí.
Desde el punto de vista académico, tenemos muchísimo interés en que nuestra tecnología se expanda y tengamos capacidad de desarrollo en España y, en concreto, en Madrid.e es
Una muestra de esto es el acuerdo que tenemos con la Universidad Rey Juan Carlos. Hemos creado la Cátedra Moderna-URJC en epidemiología de enfermedades infecciosas a través de la cual se estudiarán las vacunas de ARN mensajero (ARNm) contra la Covid-19 y sus efectos en la población inmunodeprimida y en pacientes ingresados por la enfermedad.
También tenemos un acuerdo con la Universidad Complutense de Madrid en sus cursos de verano. Este año será la segunda edición [del curso] de comunicación en salud, cuyo objetivo es reunir a diferentes profesionales implicados en el ámbito de la salud para debatir y compartir estrategias necesarias para lograr una comunicación de calidad y eficaz en salud.
Disponer de estos centros de desarrollo en Madrid, tanto de producción como de analítica, también es un atractivo para atraer y retener talento dentro de la propia comunidad. Estamos atrayendo puestos de trabajo de alta cualificación.
¿Qué conclusiones saca del primer año de vida del MadridLab de Moderna?
El desarrollo que ha tenido el laboratorio ha sido tremendo. Estamos súper contentos con cómo está evolucionando, ha ido más rápido de lo esperado. Hemos obtenido todas las autorizaciones de la FDA y de la EMA durante este año, que es un logro en cuestión de tiempos, y estamos atrayendo nuevas metodologías para realizarlas aquí, y nuevas técnicas para que se vayan desarrollando.
También tenemos un centro de entrenamiento con el que todos nuestros socios y la gente que trabaja dentro de Moderna se pueden formar en nuestros métodos analíticos. El laboratorio está viento en popa, desarrollándose de forma adecuada, adquiriendo cada vez más capacidad de trabajo y cada vez somos más ambiciosos en cuanto a las cosas que podemos hacer aquí.
¿Y qué previsiones manejan para el laboratorio? Ahora creo que son 25 personas las que están trabajando en él, ¿tienen previsiones de expandirlo?
Según vayamos lanzando productos, el laboratorio está preparado para producir todos los procesos analíticos no solo para la Covid, que es lo que tenemos ahora mismo comercializado, sino también para el VRS, para todas las vacunas respiratorias, etc.
Con lo cual, según vayamos lanzando productos en nuestro porfolio, el laboratorio irá cogiendo más entidad. Tenemos capacidad para duplicar nuestra carga de trabajo, somos muy ambiciosos.
Además, tenemos una plataforma que se llama mRNAccess, a través de la cual todos los bioinvestigadores del mundo, de universidades, de la parte más académica, pueden investigar y desarrollar potenciales soluciones, con lo cual también hemos generado un networking a nivel mundial de acceso a nuestra tecnología para poder desarrollar