Imagen de archivo de un hospital en Andalucía.

Imagen de archivo de un hospital en Andalucía. Europa Press

Salud

Radiografía de los ingresos hospitalarios en España por el calor: obesos, hombres y mayores de 85

Un nuevo estudio ha analizado cómo impactan las altas temperaturas de verano en el riesgo de hospitalización, según edad, género y enfermedad.

29 mayo, 2024 02:38

Todas las predicciones apuntan a que el verano de 2024 volverá a batir récords de temperatura. El sistema de vigilancia europeo Copernicus prevé que estará entre el 20% de los más calurosos. No hay dudas de que estos valores tendrán serias consecuencias en la salud de la población. especialmente, en los grupos más vulnerables.

Así lo ha constatado un reciente estudio que ha analizado cómo aumentan los ingresos hospitalarios relacionados con las altas temperaturas de verano en España. El trabajo, que ha recopilado datos de casi 11,3 millones de ingresos que se dieron en los servicios de Urgencias de 48 provincias españolas durante los veranos de 2006 a 2019, concluye que los grupos más vulnerables son los menores de 1 año y los mayores de 85.

"Es bien sabido que la capacidad termorreguladora no está completamente desarrollada durante los primeros años de vida y se deteriora de forma natural en edades avanzadas", señala a EL ESPAÑOL Hicham Achebak, investigador del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y autor principal del citado estudio. No obstante, el calor incrementó el riesgo de hospitalización en todos los grupos de edad.

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La investigación, que se ha publicado en la revista Environmental Health Perspectives, también encontró diferencias en cuanto al sexo. Con el calor extremo, los hombres tienen más riesgo de hospitalización por lesiones. Achebak lo atribuye a que ellos "suelen desarrollar más trabajos al aire libre", por lo que se exponen a mayores conductas de riesgo.

Las mujeres, por su parte, presentan un mayor riesgo de ingreso por causas no externas; es decir, enfermedades infecciosas, endocrinas y metabólicas, respiratorias o urinarias. "Podría explicarse por las diferencias fisiológicas en la termorregulación entre sexos", dilucida este investigador. Como ya apuntó su compañero Joan Ballester, ellas tienen un umbral de temperatura más alto que los hombres para activar el sudor.

Enfermedades con más impacto

El principal objetivo de este estudio, que ha elaborado un equipo de ISGlobal junto al Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia, era comprobar en qué enfermedades tienen un mayor impacto el calor. Los resultados mostraron una contundente realidad: los ingresos por trastornos metabólicos y obesidad casi se duplican durante los días más calurosos. 

Para Achebak, el aumento del 97% en esta causa se explica por varias razones: "Las personas con obesidad son más susceptibles a los trastornos por calor, ya que la transpiración se ve dificultada por la grasa corporal que actúa como aislante". Anteriores estudios ya han reseñado que la obesidad tiene un impacto significativo en la fisiología termorreguladora, y les hace tener una mayor capacidad para conservar el calor.

En comparación con los días de temperatura óptima, las jornadas de calor extremo también disparan los ingresos por insuficiencia renal (77%) e infecciones urinarias (74%). Uno de los motivos por los que se explica el aumento de problemas renales es la combinación del "calor intenso" con "un consumo insuficiente de líquidos", lo que puede "provocar deshidratación".

"De ahí que sea tan importante mantenerse hidratado, aunque no siempre exista un indicador confiable de la necesidad de agua del organismo", destaca Achebak. "En especial, en las personas mayores, ya que en muchos casos no perciben la sed hasta que están deshidratados", añade. La deshidratación también puede afectar a los riñones, favoreciendo la proliferación de bacterias en el tracto urinario que aumenten el riesgo de infecciones.

Tal y como advierte la investigación, las elevadas temperaturas también se acusaron en las sepsis (54%), los cálculos renales (49%) o la intoxicación por fármacos y otras sustancias no medicinales (47%).

Humedad y contaminación atmosférica

Los investigadores también han estudiado cómo afecta la humedad relativa a las distintas patologías. Sin embargo, "no parece que desempeñen un papel relevante en la relación del calor con los ingresos hospitalarios urgentes". Con la excepción, eso sí, de la bronquitis aguda (75%) y la bronquiolitis (96%), que fue mayor en los días con menor humedad relativa.

También han comprobado que los días de alta contaminación atmosférica intensifican el riesgo de hospitalización por calor en el caso de los trastornos metabólicos y la obesidad. También en la diabetes. "Pero en el resto de las causas, no se ha observado este efecto", indica Achebak.

El trabajo ha analizado cómo varían las hospitalizaciones durante las olas de calor. Teniendo en cuenta todo lo anterior, lo previsible es que el aumento fuera aún mayor. En cambio, el efecto de estos episodios —que se establecieron en al menos cuatro días consecutivos— era menor. Y 'sólo' se percibía en algunos casos específicos, como las enfermedades infecciosas no respiratorias (con un aumento del riesgo del 4,3%) o los trastornos endocrinos y metabólicos (7,7%).

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Con esta observación, los autores plantean la posibilidad de que los sistemas de alerta temprana de calor y salud no sólo se activen durante las olas de calor, sino también durante las temperaturas extremas no persistentes.

Este mes, precisamente, el Ministerio de Sanidad ha presentado el Plan Nacional de Acciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperaturas sobre la salud. Una de las actuaciones es la de definir para cada zona territorial un umbral de temperatura de impacto en salud a partir del cual se ha observado una relación estadística significativa entre mortalidad y calor.

La eficacia de este Plan nacional, que cuenta con la colaboración de las comunidades, será fundamental para evitar la trágica situación que se vivió el pasado verano, cuando se registraron 2.155 fallecimientos relacionados con el calor excesivo. El tercer peor dato, después de la ola de calor de 2003 y el periodo estival de 2022.