Eduard Batllé, coordinador del Programa de Cáncer del IRB Barcelona.

Eduard Batllé, coordinador del Programa de Cáncer del IRB Barcelona. IRB

Salud

Eduard Batllé, el sabio del cáncer de colon: "No sabemos por qué aumenta en jóvenes, es dramático"

"En 50 años no ha habido mejoras sustanciales en su tratamiento" / "Quizá es buena idea poner advertencias en botellas de alcohol, como con el tabaco" / "La inmunoterapia ha sido un cambio de paradigma en la oncología"

9 junio, 2024 02:01

El cáncer de colon está lleno de paradojas. Es el más frecuente en España pero no tiene tanta visibilidad como el de mama o el de pulmón. De hecho, este año se diagnosticarán 44.294 casos del primero por 36.395 del segundo y 32.768 del tercero, según los datos de la Sociedad Española de Oncología.

Además, como señala Eduard Batllé, coordinador del Programa de Oncología del IRB (Institute for Research in Biomedicine) Barcelona, pese a que es uno de los que mejor se conocen genéticamente, hay muy pocos tratamientos eficaces.

Otra paradoja: a pesar de tener un programa de cribado establecido para detectarlo en fases tempranas, su incidencia está creciendo en población joven (a la que no se dirige el cribado) y en fases avanzadas. 

Desde su laboratorio, Batllé (Barcelona, 1970) está ayudando a entender cómo este tumor se disemina. Aunque es fácilmente operable cuando no hay metástasis, en el 30% de los pacientes acabará regresando y lo hará con mal pronóstico.

Sus investigaciones han aclarado, en animales de laboratorio, el papel de las células responsables de las recaídas, lo que permitirá desarrollar nuevas opciones terapéuticas que cambien el pronóstico de este tumor. Por ello, entre otras razones, ha sido galardonado recientemente con el Premio Nacional de Investigación otorgado por la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació (FCRI)

Siendo el cáncer de colon el más diagnosticado en España, parece un gran desconocido frente al de mama y de pulmón. ¿A qué cree que se debe esta falta de protagonismo?

Es verdad que el cáncer de colon es muy prevalente, el más diagnosticado si tenemos en cuenta a hombres y mujeres a la vez. En números absolutos, está matando a muchísima gente, casi del mismo orden de magnitud que los pacientes de cáncer de mama y de pulmón.

Una de las diferencias es que no ha habido grandes avances terapéuticos en el área del cáncer de colon. A pesar de que es uno de los tumores más prevalentes y que hay muchísimos pacientes que sufren enfermedad avanzada, si miramos a los últimos 50 años, realmente no ha habido mejoras muy sustanciales en la forma de tratar estos tumores, al contrario de lo que ha pasado, por ejemplo, en cáncer de mama, en el cual ha habido avances magníficos, que realmente han cambiado la práctica clínica y el pronóstico. También ahora en cáncer de pulmón hay avances muy sustanciales.

En realidad lo que está ocurriendo es que muchos de los esfuerzos que ha hecho la industria farmacéutica no han cristalizado en nuevas terapias. Y esto probablemente se debe a que no entendemos bien todavía, o tan bien como en el caso del cáncer de mama o cáncer de pulmón, la biología de este tipo de tumor.

Ese poco protagonismo, ¿cree que puede haber afectado la financiación de la investigación en este tumor frente a mama y pulmón?

Es cierto que se están invirtiendo más recursos en mama y en pulmón. Por eso algunas asociaciones de pacientes de cáncer de colon están intentando hacerlo notar. Se invierte poco en este tipo de cáncer para la incidencia que tiene en la población.

Eso por un lado; por el otro, me parece que los científicos que trabajamos en este área nos podemos replantear por qué nuestra investigación no ha dado lugar a estos avances y cuáles son los impedimentos, a nivel experimental y conceptuales, que nos impiden avanzar.

La incidencia está aumentando en personas jóvenes, menores de 50 años. ¿Es una tendencia imparable?

Bueno, de momento es una tendencia imparable. Es muy evidente en Estados Unidos. La estadística nos dice que es la causa principal de muerte por cáncer en gente joven, en menores de 50. Eso debemos repensarlo.

En Europa también está incrementándose esa incidencia y no entendemos bien el motivo por el cual, hace una década o dos, los diagnósticos en gente joven eran muy poco frecuentes y, ahora, lo son muchísimo más. Es una situación bastante dramática porque no estamos acostumbrados a pensar que una persona joven que viene con síntomas puede estar desarrollando este cáncer.

Por este motivo, porque no se diagnostican de forma temprana, cuando se hace son ya cánceres avanzados.

Entre los mayores factores de riesgo del cáncer de colon es el alcohol. ¿Deberíamos poner advertencias en las botellas de cerveza y de vino, igual que se hace con las cajetillas de tabaco para el cáncer de pulmón?

Bueno, es un tema muy complicado y yo no soy experto en este tipo de cosas. Es decir, está claro que el abuso del alcohol es perjudicial y no solamente para el cáncer de colon: tiene muchísima incidencia, por ejemplo, en el cáncer de hígado.

¿Hasta qué punto deberíamos advertirlo? Quizás sí es una buena idea. Yo creo que es una pregunta más para los epidemiólogos porque, realmente, aquí hay una cuestión de riesgo-beneficio. En el caso del tabaco, por ejemplo, está clarísimo que es un factor de riesgo para el cáncer de pulmón, pero también para muchísimos otros tipos. El riesgo de padecer un cáncer se multiplica por 30.

El alcohol tiene una influencia, pero tendríamos que medir hasta qué punto nos beneficiaríamos de campañas de este tipo. 

También hay muchos otros factores que influyen sobre el cáncer de colon, desde luego. La dieta probablemente es un factor incluso más importante.

¿Habría que hacerlo, entonces, en los alimentos ultraprocesados?

No sabemos por qué está aumentando la incidencia en gente joven pero todos sospechamos que es, efectivamente, por el cambio de dieta. Podría ser por el abuso del alcohol pero yo sospecho que tiene más que ver con la introducción de alimentos procesados: probablemente, algunos complementos, algunos aditivos que se añaden a ese tipo de comida, actúan como promotores tumorales.

Todavía no entendemos a nivel molecular qué es lo que está sucediendo, esta es un área que mucha gente está investigando y es muy importante porque, si podemos identificar qué sustancias son responsables de este aumento, inmediatamente nos podría llevar a campañas de prevención.

A su juicio, ¿cuál ha sido el mayor avance frente al cáncer de colon en lo que va de siglo?

Ha habido muchos avances. Es decir, a nivel terapéutico, ya digo que no ha habido grandes avances porque, todavía, la mayor parte del tratamiento se basa en dar quimioterapia a los pacientes: cirugía y quimioterapia posterior. El tipo de quimioterapia ha ido evolucionando y es más efectiva que antes, pero la estrategia sigue siendo la misma.

Ha habido, en cambio, muchísimos avances en la genética. Paradójicamente, es uno de los tumores sólidos que entendemos mejor a nivel genético. Sabemos muy bien qué mutaciones tiene, en qué momento se desarrolla, cuáles son las células de origen... Pero esto no se ha traducido en avances terapéuticos.

Ha habido, durante estos últimos 30 años, avances muy sustanciales en nuestro conocimiento del cáncer de colon pero no son suficientes para avanzar en la terapia. Hemos aprendido, por ejemplo, que primero se originan lesiones que son benignas, los adenomas, es posible detectarlos a través de colonoscopia y extirparlos.

Por tanto, se han implementado campañas de prevención en gente mayor y pruebas para medir sangre en las heces. Esto correlaciona con la posibilidad de haber desarrollado un cáncer de colon. Ha habido avances en la dirección de intentar disminuir el riesgo, pero no nuevas terapias que sean efectivas.

Precisamente sus trabajos están ayudando a desentrañar la recurrencia del tumor y el desarrollo de metástasis. ¿Qué sabemos ya y qué nos queda por saber de estas fases?

Mi laboratorio ha hecho avances en dos áreas fundamentalmente. Una es entender el proceso de metástasis y, sobre todo en los últimos años, las recaídas. Hay pacientes que –de hecho, la mayoría– se diagnostican inicialmente con un tumor que no tiene metástasis y se pueden curar con cirugía, pero un 30% de ellos va a recaer posteriormente en forma de metástasis con un mal pronóstico.

Este es un proceso que no conocíamos bien y hemos estudiado en detalle. Empezamos a entender qué células son responsables y cómo las podríamos eliminar. A partir de este conocimiento, debemos ahora trasladarlo a la clínica para desarrollar terapias que prevengan que estos pacientes, a los que inicialmente se les ha curado la enfermedad primaria, recaigan.

Además, hemos estudiado la inmunovasión: cómo estas metástasis, una vez ya están formadas, se vuelven invisibles al sistema inmunitario, y cómo podemos instruir al sistema inmunitario para que las reconozca y las elimine.

Estos estudios, que están hechos en animales experimentales, estamos intentando trasladarlos a la clínica. Estas son dos áreas importantes que pueden tener un impacto sobre el tratamiento de estos pacientes.

Abordar el sistema inmune es una de las grandes esperanzas contra el cáncer. ¿Qué hemos aprendido de las inmunoterapias?

Ha habido un cambio de paradigma, no solamente en cáncer de colon sino en el campo de la oncología en general. Hace 20 años, la mayoría de nosotros pensábamos que el sistema inmune era incapaz de reconocer los tumores porque se parecían demasiado a nuestros tejidos. Pero esta concepción estaba equivocada y ha cambiado completamente gracias al trabajo de la gente que fue pionera de la inmunoterapia.

Ahora sabemos que el sistema inmune, en la mayoría de los casos,
es capaz de detectar y eliminar estos tumores y que el tumor debe desarrollar mecanismos para evadir esta vigilancia. Una vez hemos aprendido esto, somos capaces de interferir en estos mecanismos para ayudar al sistema inmunitario a reconocerlo.

Gracias a esto, hay tumores, como el melanoma metastático o algunos tipos de cáncer de pulmón, que eran absolutamente letales y hoy en día muchos pacientes sobreviven a la enfermedad. Una enfermedad que, hace 10 años, era una sentencia de muerte.

Pero esto no ocurre todavía para todos los tipos de cáncer. Hay muchos tipos de cáncer, incluidos la mayoría de cánceres de colon, para los cuales la inmunoterapia que tenemos hoy en día no ofrece buen índice terapéutico. Estos pacientes esencialmente no responden. ¿Por qué? Esta es la pregunta. Nuestro trabajo lo que demuestra es que hay un grupo de cánceres de colon que desarrollan varios mecanismos de inmunovasión y que lo que tenemos que hacer es bloquear varios, no es suficiente bloquear uno solo, combinando varios tipos de inmunoterapia.

Este sería uno de los motivos. Otro de los motivos es que hay algunos cánceres que directamente no son reconocibles por el sistema inmune porque 'limpian' todas las proteínas que podrían ser reconocidas por el sistema inmunitario. Para esos tipos de cáncer, probablemente la inmunoterapia nunca va a ser efectiva.

Diferentes cánceres desarrollan diferentes mecanismos de inmunovasión. Incluso, sabemos hoy en día, que dentro de un mismo paciente con metástasis en varios órganos, cada una de ellas puede haber evolucionado de forma distinta, se comportan de forma distinta y responden de forma distinta a la inmunoterapia.

Recientemente ha habido varios estudios que planteaban ciertas dudas sobre el paradigma actual del origen del cáncer basado en mutaciones de unos genes concretos. Da la impresión de que, cuanto más sabemos del cáncer, más nos queda por saber.

Yo creo que sabemos muchas cosas. Es una enfermedad muy compleja porque es muy heterogénea, incluso dentro del mismo paciente coexisten diferentes tipos de células tumorales. 

Sabemos que, en personas sanas, cualquiera de nuestros órganos tiene células que llevan mutaciones que son responsables del cáncer. Todos nosotros tenemos estas células, pero en cambio el cáncer nada más se manifiesta en algunas personas y no en otras. 

Esta observación ha cambiado mucho lo que pensábamos hace unos años. Antes pensábamos que son unas células que, por azar o por nuestra mala vida, porque fumábamos o bebíamos, desarrollaban estas mutaciones y si las mutaciones caían en los oncogenes, las células empezaban a crecer y esto iba a dar lugar a un cáncer. Hoy sabemos que esto no es así.

Es un proceso mucho más complejo de lo que pensábamos. Pero está claro que todas las nuevas medicinas que se han desarrollado, como la inmunoterapia o las terapias específicas para cáncer de mama o cáncer de pulmón, están basadas en conocimiento que hemos acumulado durante años y que, eventualmente, se ha traducido en nuevas aproximaciones terapéuticas.

¿Cuál es la pregunta sobre el cáncer que le gustaría ver respondida en los próximos años?

En nuestro laboratorio ahora estamos trabajando con un fenómeno que se llama plasticidad celular. En realidad significa que las células tumorales se adaptan, son capaces de cambiar su estado, sus propiedades, y su forma. Esto es un proceso esencial tanto para la formación de metástasis como para la resistencia a la terapia. 

Sabemos, particularmente en cáncer de colon, que algunas terapias funcionan
pero las células se adaptan inmediatamente cambiando este programa genético, adaptándose a la terapia y resistiendo a su acción. Este es un fenómeno que sabemos que existe desde hace mucho tiempo y, por primera vez, empezamos a entenderlo.

Interferiendo en este proceso de plasticidad, vamos a ser capaces de hacer que las terapias que tenemos hoy en día sean mucho más efectivas, porque las células no serán capaces de adaptarse. Esta es una de las preguntas que me gustaría ver contestada en los próximos diez años.