Lecanemab y donanemab son los primeros fármacos que actúan sobre el alzhéimer más allá de los síntomas.

Lecanemab y donanemab son los primeros fármacos que actúan sobre el alzhéimer más allá de los síntomas.

Salud

Por qué EEUU ha aprobado ya tres fármacos contra el alzhéimer y Europa cero: "Tenemos un problema"

"Pacientes que son candidatos ahora no podrán recibirlo porque su enfermedad habrá evolucionado", lamenta Raquel Sánchez del Valle.

4 julio, 2024 02:29

El 7 de junio de 2021, EEUU aprobaba el primer medicamento contra el alzhéimer en dos décadas. El verano del año pasado autorizaba un segundo y esta semana ha hecho lo propio con un tercero. Ninguno de ellos ha llegado a Europa.

Tres medicamentos (en la práctica son dos, pues el primero de ellos fue retirado por el fabricante) que forman parte de una nueva familia de fármacos que van más allá del tratamiento de síntomas y pueden ralentizar el curso de la enfermedad.

Van dirigidos a eliminar las placas de proteína amiloide que se acumulan en el cerebro de las personas con alzhéimer y que, se piensa, causan el progresivo deterioro cognitivo asociado a esta enfermedad.

"La aprobación de hoy es la evidencia del compromiso de la FDA para ayudar a que estén disponibles más medicamentos seguros y efectivos para tratar la enfermedad de Alzheimer", apuntaba el martes Teresa Buracchio, directora de la Oficina de Neurociencia de la FDA, la agencia reguladora de los medicamentos en Estados Unidos.

Uno se puede preguntar dónde está el compromiso de la EMA, su contraparte europea, si no ha aprobado todavía ninguno.

De hecho, lecanemab y donanemab, los dos fármacos actualmente disponibles al otro lado del Atlántico, llevan meses bajo la revisión atenta de las autoridades europeas.

Pero no se espera un veredicto pronto. La historia, con todo, es algo más compleja.

La aprobación del primer medicamento de esta nueva hornada contra el alzhéimer vino rodeado de una agria polémica. Aducanumab se mostraba eficaz eliminando las placas amiloides pero eso, al menos en los ensayos clínicos, no parecía afectar a la evolución de la enfermedad.

Con la esperanza de que el tiempo fuera mostrando los resultados, la FDA —acrónimo de Administración de Alimentos y Medicamentos en inglés— resolvió conceder al fármaco una aprobación condicional: la farmacéutica tenía 18 meses para demostrar beneficios.

La autorización se dio, y he aquí la polémica, a pesar de que el comité asesor de expertos que reunió antes de tomar una decisión había rechazado respaldarla. Como consecuencia de esa decisión varios de estos expertos dimitieron, dejando la credibilidad del órgano regulador en entredicho.

Ante las dudas, las aseguradoras se negaron a financiar un fármaco que no garantizaba un beneficio y que, además, era caro: se calculaba un coste de unos 40.000 euros anuales, aunque Biogen, el laboratorio farmacéutico que comercializaba el fármaco, lo rebajó a poco más de 20.000 antes de que finalizara 2021.

Solo tardó unos meses en dejar de apostar por aducanumab, retirando cualquier esfuerzo comercial en 2022 y sacando el fármaco del mercado (aunque se mantiene para aquellas personas que sí se trataron con él) el pasado enero.

La EMA, mientras tanto, estaba pendiente de todo lo que pasaba. Con un carácter mucho más conservador que su contraparte norteamericana, pocos pensaban que aducanumab llegaría a Europa. Finalmente, en diciembre de 2021, seis meses después de la autorización de la FDA, la EMA anunció que rechazaba la solicitud de Biogen.

Muertes en ensayos clínicos

El segundo fármaco tardaría dos años en llegar. Lecanemab, desarrollando conjuntamente por Biogen y Eisai, sí mostraba un beneficio clínico, si bien no algo apabullante: medio punto de mejora frente al placebo en una escala de 18 puntos al cabo de año y medio.

Había otra polémica: uno de los pacientes del ensayo clínico había muerto por causas relacionadas con el fármaco. Con el acrónimo de ARIA (alteraciones en neuroimagen relacionadas con la amiloide), se manifestaba en una inflamación transitoria en una o varias regiones del cerebro, que podían producir microhemorragias potencialmente mortales.

Pese a todo, el comité asesor de expertos apoyó por unanimidad su aprobación y la FDA, animada por la escasez de terapias frente al alzhéimer, dio el visto bueno al fármaco hace ahora un año.

La EMA todavía no ha dado una respuesta. Anunció en enero de 2023 que comenzaba el proceso de revisión de los datos clínicos pero, un año y medio después y tras haber incluido el fármaco en las reuniones del Comité de Medicamentos de Uso Humano, sigue sin pronunciarse.

Donanemab es el tercer medicamento que se gana el visto bueno de la administración estadounidense. En los ensayos clínicos ha mostrado una reducción del deterioro cognitivo del 35% en comparación con el placebo en personas con enfermedad temprana, y del 22% en la población general del estudio.

Lo más esperanzador es que al reducir las placas amiloides al mínimo se cambió la medicación a los pacientes por un placebo y el beneficio se mantuvo. Es decir, que no es necesario —al menos para algunos pacientes— tomar este fármaco de forma indefinida.

Con todo, también se observaron fenómenos ARIA y tres pacientes murieron en el ensayo clínico.

Por eso, el pasado invierno la FDA anunció que volvería a pedir una evaluación de un comité asesor independiente. El grupo reunido respaldó sin paliativos el nuevo fármaco hace menos de un mes, y el organismo ha dado luz verde enseguida.

Acumulación de retrasos

"Mi visión, y esto es algo subjetivo, es que estos fármacos son un cambio de paradigma", afirma Raquel Sánchez del Valle, coordinadora del grupo de conducta y demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

"Pasamos de tratar solo los síntomas a tratar las causas de la enfermedad", subraya, remarcando que hay mucho margen de mejora en este tipo de fármacos y que "en el futuro habrá otros mejores, pero estos son los que tienen que abrir camino".

La neuróloga explica que, tradicionalmente, la agencia europea es más lenta y cautelosa que la norteamericana, pero también menos transparente, por lo que muchas veces se desconocen la razón de estos retrasos.

"Primero anunció que el 31 de marzo tendría una resolución respecto a lecanemab pero después lo retrasó diciendo que había un conflicto de intereses con alguno de los asesores", recuerda, "pero se desconocen los detalles: la FDA es mucho más transparente".

Aunque se espera que este 2024 la EMA se pronuncie respecto los dos fármacos, cuando lleguen a España "habrán pasado tres años desde que en EEUU se empezó a tratar pacientes".

"Si la EMA no los acepta, tendremos un problema", admite Sánchez del Valle. "Pero, más que el retraso de la la UE, me preocupa lo que tarde en estar disponible en España".

Tras la aprobación europea, los fármacos tienen que pasar el filtro de la Agencia Española de Medicamentos y, sobre todo, la decisión de financiación en la sanidad pública a nivel nacional, primero, y a nivel autonómico, después.

Donanemab "es un fármaco que se tiene que dar en fases muy iniciales y eso quiere decir que pacientes candidatos ahora no podrán recibirlo cuando lleguen porque su enfermedad habrá evolucionado", lamenta.

"Las evaluaciones son importantes, pero me preocupa el retraso que vamos acumulando".