Entre las imágenes que más nos recuerdan al verano en España, pocas superan al Tour de Francia en la televisión. Bueno sí, la de los propios españoles durmiendo la siesta mientras tiene lugar esta asfixiante competición. Ahora bien, no sólo los españoles acostumbramos a echar una cabezadita durante la emisión, también lo hacen los franceses. Buena prueba de ello es que hasta el diario francés Le Monde publica artículos en los que explica directamente en qué intervalos te puedes quedar dormido sin que te pierdas los momentos más relevantes.

Antes de que surgiera la moda de escuchar ruido verde o blanco en Spotify para conciliar el sueño, el Tour llevaba años siendo el somnífero perfecto de muchos españoles en verano desde hace décadas. Pero, ¿es realmente esta emisión una especie de narcótico? Los especialistas sostienen que no, pero con algunos matices. "Es que lo ponen a la mejor hora para echarse la siesta", responde Javier Puertas, neurofisiólogo clínico y miembro de la Sociedad Española del Sueño (SES).

De hecho, también se suele decir lo mismo de los documentales de La 2, de los culebrones y de los telefilms alemanes que ponen los fines de semana después de comer. "Existe una somnolencia fisiológica, o circadiana, que se produce unas ocho horas después de que nos levantemos por la mañana", explica Puertas. "Es lo que siempre se ha llamado la siesta del carnero, cuando es antes de comer, y la siesta después de comer, que es más frecuente porque la digestión de las grasas y la glucosa aumenta la somnolencia".

La hora es soporífera

Pablo Barrecheguren, neurocientífico y autor del libro ¿Por qué soñamos? Y otras grandes preguntas sobre dormir y el sueño (Plataforma actual, 2024), también considera que la hora del día juega en nuestra contra. "Nuestra somnolencia no aumenta de manera homogénea. Es decir, no estás a tope cuando te levantas y desde ahí te vas agotando a un ritmo constante hasta la noche. Hay altos y bajos, y entre la una y las cuatro de la tarde se produce un pico de somnolencia". Es decir, en plena emisión del Tour. 

De todas formas, este fenómeno es más complejo de lo que parece y hay que tener en cuenta que se produce en verano, una estación que invita a amodorrarse especialmente después de comer. "En verano dormimos peor por las noches porque hace calor, abrimos la ventana y entra ruido de fuera. Llegamos a la hora de la siesta con más sueño de lo normal y si, además, tenemos vacaciones, es muy probable que nos quedemos dormidos", dice Ana Fernández Arcos, coordinadora del grupo de estudio del sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Pero, además, es más posible que te duermas con el Tour cuando vas cogiendo años. La edad también nos hace más propensos a la siesta, según Patricia Rodriguez-Rubio Cortadellas, especialista en neurofisiología de Vithas Sevilla. "Un chaval de 15 años no se duerme a esa hora por mucho que le pongas el Tour, pero uno de 60 seguramente sí. Con la edad se pierde capacidad para dormir por la noche y la siesta se va haciendo necesaria. En cambio un chaval es capaz de dormir ocho o nueve horas por la noche sin problema".

El poder hipnótico del Tour

Los expertos consultados por EL ESPAÑOL apuntan que si te quedas grogui viendo el Tour de Francia es más probable que tenga que ver con la hora del día, la estación del año y la edad que tengas. Eso sí, a esta competición sí que se le pueden atribuir ciertos poderes porque, ¿acaso podría un hincha del fútbol quedarse dormido con un intenso partido? "Hay dos situaciones en las que es muy difícil dormirse: con frío y con hambre. Si es verano, hace calor, acabas de comer y encima te ponen imágenes bonitas de los Alpes, un sonido continuo y sin alarmas, la fila constante de ciclistas… Te entra un sopor que te deja dormido", afirma Puertas.

"Es cierto que un sonido monótono ayuda a dormir", explica Fernández Arcos. "A muchas personas que son más ansiosas o le están dando vueltas a un pensamiento les ayuda a desconectar, como quienes se ponen la radio para dormir". Pero hay que tener en cuenta que cuando dormimos con un ruido de fondo, como el Tour de Francia, se producen despertares. "Cuando nos echamos la siesta no pasa nada porque lo mejor es que no dure más de 30 minutos, pero por la noche no es bueno aunque sea un ruido monótono", explica Rodríguez-Rubio.

Es decir, siestas con Tour de Francia, sí; pero ponerlo en diferido por la noche para coger el sueño, no. Si somos de esas personas a las que nos gusta quedarnos dormidos por la noche con un sonido monótono de fondo, estas expertas recomiendan que utilicemos dispositivos que se puedan programar para que se apaguen a los 20 minutos. Lo mejor es que nuestras siestas con el Tour de fondo duren entre cinco y 30 minutos, "si superamos este tiempo, nos costará más dormir por la noche. Si tienes una necesidad imperiosa de dormir la siesta puede que tengas problemas de descanso nocturno", explica Fernández Arcos.

A medida que el Tour de Francia 2024 llega a su final el próximo 21 de julio, es posible que el interés por la competición aumente y las siestas se reduzcan. Y es que, según recuerda Javier Puertas, "en la época de Induráin solíamos echarnos la siesta mucho menos".