Salud

Al menos 366 españoles han muerto por el calor en cuatro días de agosto, según el Carlos III

Los expertos creen que los fallecimientos son consecuencia de las olas de calor de la segunda mitad de julio. Es el peor dato registrado por el MoMo.

6 agosto, 2024 02:00

España ha despedido julio con tres olas de calor en apenas 12 días. Esta acumulación de temperaturas extremas ha provocado que agosto comience con nefastas consecuencias: al menos 366 muertes atribuibles al calor en los primeros cuatro días. Una cifra que no se había registrado antes en el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).

"Llama la atención porque el año pasado [para este mismo periodo] se registraron 64", señala a EL ESPAÑOL Diana Gómez-Barroso, doctora en Epidemiología y Salud Pública y responsable de este servicio de monitorización, junto con Inmaculada León-Gómez. Así es, en comparación con 2023, las muertes atribuibles al calor durante los cuatro primeros días de agosto han aumentado un 471%.

El número más cercano al de este año es el de 2022, con 260 defunciones. Es cierto que aquel verano el calor ya había causado 2.385, el dato más alto desde que comenzaron los registros del sistema MoMo en 2015. Con 1.137 muertes (771 de ellas en el mes de julio), 2024 se posiciona como el quinto peor año.

"Esperemos no superar las de 2022", anhela Gómez-Barroso, quien también hace un llamamiento a la calma: "Llevamos cuatro días en plena ola de calor, por lo que quizás el sistema se vaya ajustando luego. Si este año hay unas cifras similares a las de hace dos años dependerá del comportamiento de agosto y septiembre". Sí que considera que, en comparación con décadas anteriores (destaca el año 2003 con casi 13.000 muertes asociadas al calor), se ha ido descendiendo la mortalidad desde entonces.

El jefe del servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Ceuta, Julián Domínguez, sospecha que si bien 2022 será difícil de superar, es probable que sí que suceda con el pasado año, cuando se notificaron 3.009 muertes atribuibles al exceso de temperatura desde el 16 de mayo hasta el 30 de septiembre.

Ola de calor tardía

Ambos expertos coinciden en señalar a las consecutivas olas de calor como las responsables. Entienden también que el récord que se ha batido en los cuatro primeros días de agosto responde al momento en el que se han producido estos fenómenos cada año.

"Por ejemplo, en 2023 la primera ola de calor fue a comienzos de julio y la segunda, del 17 al 20", recuerda Gómez-Barroso. Este verano, en cambio, la primera ola de calor no se registró hasta el 18 de julio. Esto explicaría también que haya algunos años, como 2019 y 2021, en los que 'sólo' se produjeran 19 y 6 fallecimientos atribuibles al calor, respectivamente.

Lo que sí se observó en 2023 es que el mes con más mortalidad fue agosto, con 1.990 defunciones. La investigadora del ISCIII muestra de nuevo cautela ante una posible comparativa con respecto a este año: "Cuando contemos con el cómputo general de la mortalidad podremos compararlo, pero llevamos cuatro días".

De julio sí que conocemos los datos definitivos y lo cierto es que —salvo excepciones como las de 2018, cuando se produjeron 125 fallecimientos— 2024 encaja dentro de la media de los últimos 10 años. "En cantidad, ha habido un poco más este año [85]", comenta Gómez-Barroso, "pero no es nada reseñable, se han comportado prácticamente igual".

Recomendaciones individuales a seguir

Las muertes atribuibles por calor, como señala Domínguez, son complejas de determinar con exactitud. A excepción del golpe de calor, que se produce si la temperatura corporal supera los 40 grados, la atribución de defunciones al estrés térmico se da por estadística, no por clínica.

Por ello no descarta que la cifra apuntada por el ISCIII pueda ser algo superior. Además, el impacto de la ola de calor no sólo se deja ver durante el tiempo que dure la misma, sino que en los días posteriores también es probable que se produzcan fallecimientos: "La descompensación que se da en pacientes vulnerables no siempre es inmediata ni puntual".

El jefe del servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitario de Ceuta valora positivamente los planes de prevención que se llevan a cabo cada año para evitar estos fallecimientos que tienen un perfil claro: mayores de 65 años y personas con comorbilidades previas.

Entiende, eso sí, que por mucho que se recuerden las recomendaciones a seguir (evitar la exposición a temperaturas excesivas, hidratarse con frecuencia o permanecer en lugares frescos, entre otras), la decisión recae sobre el propio individuo: "Los factores individuales siempre son difíciles de actuar sobre ellos. Por eso sólo nos queda recordar los consejos de prevención. Y aun así, no todo el mundo los seguirá".

Además de la libre elección, influyen los factores socioeconómicos. "Las personas que tienen una mayor vulnerabilidad no siempre tienen una vivienda que esté lo suficientemente protegida frente al calor", afirma Domínguez. También considera que esta población vulnerable requiere de una serie de cuidados adicionales que no siempre se les presta durante el periodo estival.