Salud

El imparable aumento de las muertes por caídas en los mayores: 30.000 fallecidos en la última década en España

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La mítica presentadora de televisión Mayra Gómez Kemp falleció el pasado 13 de octubre, pocos días después de haber sufrido una grave caída en su casa. Este tipo de accidentes se han convertido en una causa de muerte cada vez más frecuente. En 2023, a la espera de que se confirmen los datos provisionales, las caídas accidentales fueron la primera causa externa de muerte en España, con 4.018 defunciones.

Aunque afecta a todas las edades, conforme se envejece, el riesgo suele ser mayor. En mayores de 65 años, por ejemplo, los estudios estiman que un 30% se cae al menos una vez al año. De este grupo poblacional, han fallecido en España 30.000 personas por caídas accidentales en la última década. La cifra más alta se dio precisamente el pasado año (3.411), con un incremento del 53% en 'sólo' 10 años.

Los expertos consultados por EL ESPAÑOL coinciden en apuntar al aumento de la expectativa de vida como el motivo principal de que en los últimos años se hayan producido más fallecimientos por caídas. Por ello convienen también que si no se toman las medidas adecuadas para identificar a la persona mayor que se cae, la magnitud del problema se acrecentará conforme pasen los años.

"Es cierto que desde el Ministerio de Sanidad se están tomando algunas iniciativas, como el plan sobre prevención de la fragilidad de la persona mayor. Pero el desarrollo no es el que hubiéramos previsto", apunta Álvaro Casas, responsable de la Unidad de Caídas del Hospital Universitario de Navarra. El servicio en el que él trabaja también las considera "una rareza" a nivel nacional: "A día de hoy, comunidades como Andalucía o País Vasco tienen pendiente la integración de la Geriatría dentro del sistema de salud".

Un sentimiento de torpeza

Además de las medidas que se puedan tomar desde el punto de vista sanitario, este "problema de salud" no dejará de crecer mientras que no se le preste la suficiente importancia por los propios afectados: "Tanto el paciente como sus familiares consideran que son inherentes al envejecimiento. Y hasta que no tiene una complicación seria, no acude a consulta".

Por este motivo, hay caídas que ni siquiera se registran. "Muchas veces no se reportan porque la persona tiene una especie de sentimiento de torpeza o de culpa", señala Alfonso González, geriatra en el Hospital Universitario de Salamanca. "Piensan que van a decir que no están capacitados y que no pueden seguir viviendo de manera independiente".

La percepción de que no es un asunto grave no sólo se da en los pacientes, sino que también se encuentra 'al otro lado'. "No existe una especial sensibilidad respecto a las caídas en buena parte de los niveles asistenciales clínicos", indica Francisco Tarazona, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, quien cree que la única medida que puede reducir el riesgo de las caídas es la formación, tanto a los mayores y sus cuidadores como a los profesionales sanitarios que los atienden.

Con ella, los especialistas entienden que se podrían anticipar a las caídas; y en cuanto la persona caminase estable o tuviera la sensación de desequilibrio, acudiría al médico para su valoración. Y es que, aunque también se producen en entornos hospitalarios, la mayoría de estos accidentes se dan en el hogar porque es donde se encuentra el paciente frágil con más comorbilidades. Se calcula que en torno a un tercio de los pacientes que han sufrido una caída vivían solos en su domicilio.

Otra de las características que suele cumplir el perfil mayoritario es que se trata de un paciente polimedicado. El deterioro cognitivo también se considera un factor de riesgo, siendo la edad (mayores de 80 años) el más prevalente. Con respecto al género, existe una mayor confusión pues no se han realizado análisis estratificados de gran solidez.

González, por su parte, subraya que afecta normalmente más al género femenino, aunque a partir de los 90 años tiende a igualarse esta diferencia. En cambio, Casas advierte que aunque las mujeres sufren más caídas en número absoluto por su mayor esperanza de vida, los últimos datos han demostrado que las caídas de los hombres son de mayor gravedad.

Tres millones en 2030

Aunque haya pacientes que no reporten las caídas que sufren por miedo a que vaya a cambiar su vida, la realidad es que en algunos casos sí que se produce un cambio considerable. Tras la caída, algunos estudios calculan que un 15,1% de las personas totalmente independientes se convirtió en parcialmente dependiente. Un 2,1% en totalmente dependiente para las actividades de la vida diaria.

Es cierto que también se estima que 'sólo' un 1% de quienes sufren una caída experimentan una fractura de cadera. Aunque este porcentaje podría representar a un grupo amplio de la población en la próxima década. Según las previsiones de este trabajo, las caídas podrían afectar a 3,3 millones de personas mayores de 65 años en nuestro país, como mínimo. 

"Si cerca del 30% de los pacientes que se caen presentan caídas de repetición, estaríamos hablando de una media de cinco millones de caídas todos los años", apunta González. "En el 1% ocurriría la fractura de cadera, que tiene una mortalidad anual de en torno al 25%". De darse esta situación, en España llegarían a fallecer más de 8.000 personas al año por las caídas accidentales.