'Movember': promoviendo la salud del hombre
Más allá del bigote, el movimiento invita a reflexionar y actuar para superar barreras que afectan a la salud de los hombres.
Noviembre no es solo el mes del Día de Todos los Santos o el Black Friday. También conmemora el movimiento global Movember para promover y crear conciencia sobre la salud masculina. Desde su nacimiento en Australia en 2003, cuando Travis Garone y Luke Slattery comenzaron a dejarse crecer el bigote para generar conciencia sobre temas como el cáncer de próstata y la salud mental, este movimiento se ha transformado en un fenómeno global. Cada noviembre, hombres de más de 20 países se unen bajo el símbolo del bigote para enfatizar la importancia del autocuidado y del diálogo abierto sobre su bienestar.
En muchos casos, los hombres tienen menos acceso a información específica sobre su salud. Campañas como las de Movember son esenciales para llenar este vacío, proporcionando recursos accesibles y claros sobre prevención y diagnóstico temprano. No se trata solo de recaudar fondos, aunque en 2021 financió más de 1.250 proyectos de investigación relacionados con el cáncer de próstata, el cáncer testicular y la salud mental.
Movember es un movimiento cultural que busca romper los estigmas asociados con la salud masculina y abre la puerta a conversaciones sobre temas que, históricamente, han sido tabú. Desde exámenes de detección para el cáncer de próstata y testicular hasta talleres sobre salud mental, la campaña busca transformar la forma en que los hombres piensan sobre su bienestar.
Uno de sus logros más destacados fue la creación de programas de apoyo psicológico para hombres diagnosticados con cáncer, reduciendo significativamente los niveles de ansiedad y depresión en este grupo (Movember Foundation, 2022). Movember, además de ser una llamada a la acción también es una oportunidad para reflexionar sobre un problema persistente: los hombres viven menos que las mujeres.
En España, los hombres tienen una esperanza de vida de 80,4 años, mientras que las mujeres alcanzan los 85,9 años (INE, 2023). Este patrón se observa en todo el mundo y se ha mantenido constante a lo largo de las décadas. Esta brecha de más de cinco años es el resultado de una combinación de factores biológicos, sociales y de comportamiento que afectan de manera desproporcionada a los hombres.
Las diferencias genéticas entre hombres y mujeres tienen un impacto significativo en la salud y longevidad. Los cromosomas X, presentes en duplicado en las mujeres, ofrecen un respaldo genético crucial para prevenir enfermedades relacionadas con mutaciones genéticas. En cambio, los hombres, con un único cromosoma X, son más vulnerables a estas mutaciones.
Por otro lado, las hormonas sexuales también desempeñan un papel importante. Mientras que los estrógenos protegen a las mujeres contra enfermedades cardiovasculares hasta la menopausia, la testosterona en los hombres, aunque necesaria para el desarrollo muscular y la densidad ósea, está asociada con comportamientos de riesgo y mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares.
Desde una perspectiva evolutiva, los hombres han sido moldeados por la competencia y la necesidad de asumir riesgos para la reproducción. Esto, aunque útil en términos de supervivencia de la especie, ha resultado en mayores tasas de mortalidad por lesiones, comportamientos agresivos y enfermedades derivadas del estrés. El metabolismo masculino, generalmente más elevado, produce más radicales libres, aumentando el estrés oxidativo y el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes y el cáncer.
Este proceso no solo afecta la salud física, sino que también contribuye a un envejecimiento celular más acelerado en los hombres (Biology Reviews 2021). Finalmente, dentro de los factores biológicos, existen diferencias inmunológicas. El cromosoma X es conocido por contener la mayor cantidad de genes relacionados con la inmunología en todo el genoma humano. El sistema inmune de las mujeres es más robusto, lo que les permite combatir mejor infecciones y enfermedades crónicas.
Esta fortaleza, sin embargo, también hace a las mujeres más propensas a sufrir enfermedades autoinmunes. En los hombres, el sistema inmune es menos eficiente y menos reactivo, lo que aumenta su vulnerabilidad a infecciones graves y enfermedades como la neumonía o la sepsis (Journal of Autoimmunity, 2012).
Más allá de las diferencias biológicas, las actitudes y comportamientos de los hombres hacia su salud son un factor clave en la brecha de esperanza de vida. Los hombres no solo acuden menos al médico, sino que también son más propensos a ignorar síntomas importantes y a postergar la búsqueda de ayuda médica. En muchas culturas existe una percepción arraigada de que los hombres deben ser fuertes y autosuficientes, lo que dificulta que admitan vulnerabilidades en su salud.
Según un estudio en Preventive Medicine Reports, los hombres tienden a ver los chequeos preventivos como innecesarios si no presentan síntomas evidentes (Mahalik et al., 2007). Esto contrasta con las mujeres, quienes, en promedio, acuden al médico con mayor frecuencia y son más proactivas en la prevención de enfermedades.
La salud mental es un área donde las diferencias entre hombres y mujeres son alarmantes. En España, los hombres representan el 75% de los suicidios, con tasas de 13-14 por 100,000 habitantes frente 4,5 por 100,000 en mujeres (INE, 2022). Estas cifras reflejan una falta de acceso y disposición para buscar apoyo emocional. Factores como el estigma social, el miedo a ser percibidos como débiles y la falta de programas específicos para la salud mental masculina agravan esta situación.
Los hombres también son más propensos a adoptar conductas de riesgo, como el consumo excesivo de alcohol, el tabaquismo y la conducción imprudente. Estas conductas no solo aumentan las tasas de mortalidad por accidentes, sino que también contribuyen a enfermedades crónicas como el cáncer de pulmón y las enfermedades hepáticas.
¿Qué pueden hacer los hombres?
Los hombres pueden tomar medidas proactivas con un enfoque integral que incluya la salud mental, nutrición y actividad física para mejorar su calidad y esperanza de vida, aunque los factores biológicos sean inevitables.
En primer lugar, es fundamental realizar chequeos médicos regulares, adaptando las pruebas según la historia clínica, los factores de riesgo y la edad. Determinar el perfil lipídico o glucémico, los niveles de PSA o testosterona o realizar una prueba de sangre oculta en heces a partir de los 50 años son esenciales para detectar problemas antes de que se agraven.
También es importante mantener un estilo de vida activo, ya que esto reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y depresión. Además, una dieta equilibrada que incluya frutas, verduras y proteínas magras puede prevenir enfermedades crónicas y mejorar la longevidad.
Por otro lado, cuidar la salud mental es crucial. No es un signo de debilidad: hablar o buscar apoyo profesional sobre problemas emocionales como la ansiedad, estrés o depresión puede marcar una gran diferencia. Finalmente, reducir conductas de riesgo como limitar el consumo de alcohol, evitar el tabaquismo y tomar precauciones al conducir son pasos esenciales para proteger la salud.
Movember es un recordatorio de que el autocuidado masculino es esencial. Más allá de dejarse crecer un bigote, invita a reflexionar y actuar para superar barreras culturales y biológicas que afectan la salud de los hombres. Este mes, y durante todo el año, es clave asumir un papel activo en el cuidado personal, desde realizar chequeos médicos hasta participar en iniciativas de bienestar. Cada pequeño paso cuenta, impactando positivamente no solo en los hombres, sino también en sus familias y comunidades.
El doctor Miguel Sánchez Encinas es jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario Rey Juan Carlos, en Móstoles (Madrid), y jefe de equipo de Urología en Hospital Ruber Internacional.