Radiografía que muestra el atragantamiento de un niño causado por una moneda.

Radiografía que muestra el atragantamiento de un niño causado por una moneda.

Salud

Radiografía de las muertes por atragantamiento en España: se han multiplicado por seis en las últimas dos décadas

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Las reuniones navideñas de familia y amigos son una carrera de obstáculos para las vías digestivas y respiratorias, que culmina en las uvas de las doce campanadas. Pero los atragantamientos son una realidad más habitual y peligrosa de lo que parece: en 2022 hubo 3.546 muertes por obstrucción de las vías.

"La Navidad es la peor época, sí", comenta Rosa Pérez, coordinadora de divulgación de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias. "Hay más comidas, tenemos más elementos que pueden incitar al ahogamiento como canapés, frutos secos, las uvas, etc."

Pérez apunta que los atragantamientos de Nochevieja no son ningún mito. "Todos los años vemos cómo aumentan las visitas a urgencias por esto... Por eso hay que saber hacer prevención y las maniobras adecuadas".

Según datos del INE recogidos por el Observatorio de Prevención de Riesgos y Accidentes, en 2022 —último año con información completa— hubo 3.546 muertes por atragantamiento en España, seis veces más que en el año 2000.

Es la segunda causa de muerte accidental tras las caídas y la tercera causa de muerte externa, superada también por los suicidios.

La cifra de 2022 marca un récord tras el descenso que hubo durante la pandemia: son un 33,6% más que en 2021. Además, la tendencia desde principios de siglo ha sido al aumento: en el año 2000 solo se contabilizaron 572.

Porque, contrariamente a lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en atragantamientos, las principales víctimas no son los niños sino las personas mayores, y el aumento de la población, así como la inversión de la pirámide poblacional, han tenido como consecuencia el subsiguiente incremento de la mortalidad por atragantamiento.

En 2022 se registraron ocho muertes en niños y niñas de menos de cinco años, mientras que 3.196, el 90% del total, ocurrieron en mayores de 65 años.

Tiene sentido. Muchas personas mayores, por efecto de la edad, de algunas condiciones crónicas o algunos medicamentos, tienen problemas de deglución, algo que se exacerba en estas fechas.

"Están acostumbradas a un tipo de dieta y ahora les toca comer cosas que, o no han comido antes, o no suelen hacerlo. Además, comemos mucha cantidad de comida y muy variada, haces más cosas a la vez a parte de comer y no le das importancia, etc."

Desde 2004, el número de fallecimientos por esta circunstancia en mujeres supera al de los hombres, algo que también tiene sentido si el mayor número de víctimas se da en personas mayores: la esperanza de vida en mujeres es tres años mayor que en hombres.

De hecho, desgranando las defunciones por edades, hasta los 85 años predominan las muertes en hombres, si bien con poca diferencia. A partir de esta edad son mucho más numerosos los fallecimientos en mujeres.

"Todo es susceptible de tener una perspectiva de género", recuerda Rosa Pérez. "Hombres y mujeres comen, por lo general, de forma distinta. Las mujeres nos sentamos de forma más erguida: si comes recto, la comida irá a donde tiene que ir. Además, tomamos trozos más pequeños, lo que disminuye el riesgo".

Mejor no dar palmadas en la espalda

Para esta experta, el peligro de atragantamiento no viene tanto del alimento como de la forma de procesarlo en la boca. "Te puedes atragantar con muchas cosas, no solo frutos secos o uvas, sino que un trozo de carne o de pan pueden tener riesgo".

Con todo, "algunos alimentos visualmente son más peligrosos, especialmente si son pequeños y redondos, como aceitunas, palomitas o uvas".

Cada año se repite la misma historia en las urgencias tras la Nochevieja. Por eso, Pérez recuerda que "no podemos dar una uva entera a un niño pequeño, hay que dársela pelada, sin semillas, incluso cortada en mitades. Además, no todas las uvas son iguales, hay algunas más blandas que otras".

Los alimentos no son los únicos responsables de los atragantamientos. Los juguetes, sobre todo si tienen piezas pequeñas, son sospechosos habituales en los niños. Los adultos tampoco se libran: "Un botón, el tapón de un rotulador o un bolígrafo... No es extraño".

La sanitaria recuerda que, ante el primer signo de atragantamiento, hay que avisar a los servicios de emergencia, y que la maniobra de Heimlich "salva tantas vidas como la reanimación cardiopulmonar".

Ante un atragantamiento, Pérez recuerda que no hay que dar palmadas ni golpes en la espalda y, si la persona tose, animarla a seguir haciéndolo, "no darle agua ni miga de pan". Y "llamar siempre a los servicios de emergencia, aunque la persona expulse el cuerpo que se le había atragantado".