Un joven tocándose el cuello.

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Salud

El bulto inocente en el cuello con el que un paciente convivió 15 años y acabó convertido en un cáncer: la alerta médica

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En el ámbito de la medicina, los casos excepcionales suelen despertar un interés especial, no solo por su rareza, sino también por las lecciones que pueden ofrecer a la comunidad médica y además, a los pacientes. Tal es el caso de un hombre polaco que vivió durante más de una década con un bulto en el cuello sin sospechar que albergaba un cáncer poco común. Su enfermedad fue documentada recientemente en el American Journal of Case Reports, aportando valiosas recomendaciones sobre el diagnóstico y tratamiento de anomalías cervicales.

El paciente, un guardia nocturno en un museo militar en Polonia, notó por primera vez un pequeño bulto en su cuello cuando tenía 31 años. Aunque inicialmente no le prestó atención debido a la ausencia de dolor o síntomas, el bulto continuó creciendo lentamente a lo largo de los años. Fue solo después de 15 años, al notar que la masa obstaculizaba su rutina de afeitado, cuando decidió buscar atención médica en el Instituto Militar de Medicina de Aviación en Varsovia.

Tras un examen inicial, los médicos asumieron que se trataba de un quiste del conducto tirogloso (TGDC, por sus siglas en inglés), una anomalía congénita relativamente común que suele formarse durante el desarrollo embrionario. Estos quistes son generalmente benignos y se encuentran con mayor frecuencia en niños menores de diez años, según detalla Cleveland Clinic al Daily Mail. Sin embargo, pruebas adicionales revelaron un hallazgo inesperado: el bulto contenía células cancerosas.

El diagnóstico final fue cáncer papilar de tiroides, una forma primaria de cáncer tiroideo que, afortunadamente, fue detectada en su etapa inicial. Este tipo es uno de los más tratables, con una tasa de supervivencia de cinco años cercana al 100% cuando se detecta y trata a tiempo. En este caso, la intervención quirúrgica fue suficiente para eliminar completamente el tumor, y el paciente se encontraba libre de cáncer seis meses después de la operación.

280.000 nuevos casos

En España, el cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad. En concreto, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se diagnostican cerca de 280.000 nuevos casos cada año en el país, el de tiroides es relativamente poco frecuente en comparación con otros tipos. En concreto, representa alrededor del 1% de los casos diagnosticados anualmente. Sin embargo, en los últimos años, se ha observado un aumento en su detección, probablemente debido a los avances en las técnicas diagnósticas y la mayor concienciación sobre la importancia de la prevención.

El caso es particularmente relevante porque los quistes del conducto tirogloso suelen diagnosticarse en la infancia, y es raro que se presenten en adultos mayores de 30 años. Según los investigadores, aproximadamente el 70% de los niños con masas en el cuello presentan este tipo de quistes, pero su prevalencia disminuye significativamente con la edad. En adultos, su aparición es infrecuente, y la posibilidad de que contengan células malignas es aún más rara, ocurriendo en solo el 1% de los casos.

Estos bultos se forman durante el desarrollo embrionario cuando quedan residuos de tejido tiroideo que no se reabsorben correctamente. Resultando en quistes que pueden permanecer latentes durante años, sin causar síntomas significativos. En muchos casos, se detectan cuando los pacientes notan una inflamación en la parte frontal del cuello o experimentan dificultades para tragar o mover la lengua. La mayoría de los pacientes no experimentan dolor, lo que puede retrasar su diagnóstico.

En el caso del paciente polaco, el bulto permaneció asintomático durante más de una década, lo que hizo que su diagnóstico fuera aún más sorprendente. Los médicos que lo atendieron destacaron la importancia de la detección temprana, ya que un diagnóstico tardío podría haber tenido consecuencias más graves.

El tratamiento principal para estos quistes es la cirugía para extirparlo y eliminar cualquier tejido circundante afectado. En algunos casos, también es necesario quitar parte de la glándula tiroides o huesos del cuello. Además de la cirugía, los pacientes pueden beneficiarse de terapias adicionales como la hormonoterapia, la radiación o la quimioterapia, dependiendo de la extensión del cáncer.

Los investigadores del Instituto Militar de Medicina de Aviación aprovecharon la oportunidad para subrayar la importancia de considerar la posibilidad de malignidad en pacientes mayores que presenten este tipo de bultos. Aunque la mayoría de los TGDC son benignos, este caso demuestra que la vigilancia médica es clave, especialmente en personas mayores de 40 años. Recomendaron que los médicos presten especial atención a los quistes del conducto tirogloso en pacientes mayores y realicen pruebas adicionales para descartar cáncer. El estudio también pone de relieve la necesidad de educar a los profesionales médicos sobre la posibilidad de malignidad en quistes que generalmente se consideran benignos.