Entre los tumores más frecuentes en España, el cáncer de mama es el segundo con más casos, cuyo diagnóstico no está repartido por sexos. Al igual sucede con el cáncer de cuello uterino, que es el cuarto tumor más diagnosticado en las mujeres españolas y en las de todo el mundo: se espera que en 2022 haya 6.773 nuevos casos de cáncer de cuello uterino en España, según el informe Las cifras del cáncer en España 2022 que ha sido elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
Uno de los mayores retos a la hora de abordar el tratamiento de este cáncer es la detección precoz, pues en un estadio temprano no suelen aparecer síntomas tempranos. Además, se trata de un tumor que se reproduce lentamente y que antes de formarse, las células del cuello uterino pasan por cambios —que se conocen como displasia— hasta que aparecen células anormales en el tejido del cuello uterino. Es con el paso del tiempo cuando estas células se vuelven cancerosas y se diseminan a partes más profundas del cuello uterino, así como a las áreas que lo rodean.
Los principales tipos de cáncer de cuello uterino son el carcinoma epidermoide y la adenocarcinoma. El primero de ellos es el más frecuente de todos, y se produce en las células más delgadas y planas, que son las que recubren la parte externa del cuello uterino. Por su parte, la adenocarcinoma comienza en las células glandulares en forma de columna que son las que recubren el canal cervical. Hay algunas veces en las que ambos tipos de células —las escamosas y las glandulares— están implicadas en el cáncer de cuello uterino. E incluso, en muy raras ocasiones el cáncer también puede aparecer en otras células del cuello uterino.
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Se trata de un cáncer en el que no está clara la causa que provoca su aparición. Aunque algunos estudios señalan que el virus del papiloma humano juega un papel importante, lo que no significa que este virus termine desarrollando un cáncer de cuello uterino. Pues existen otros factores como, por ejemplo, el entorno o el estilo de vida, que también determinan el desarrollo de esta enfermedad.
Fallecimientos al alza
Aunque no sea el cáncer más mortal en mujeres, sí que preocupa que cada vez afecta a más mujeres. Y lo que es peor, la tasa de supervivencia se ha visto reducida en los últimos cinco años en España: se producían 1.126 fallecimientos por cáncer de útero —también conocido como de endometrio— en el año 2017, mientras que en 2022 la cifra se situará entorno a las 1.600, según el mencionado informe de la SEOM. Eso quiere decir que las muertes han aumentado un 30% en tan sólo cinco años.
En este sentido, la coordinadora de la Unidad de Ginecología Oncológica del Hospital Infanta Leonor y miembro de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), Sara Morales, reconocía a este periódico que la situación en nuestro país no era tan alarmante como en el caso de Estados Unidos: "Realmente, tiene un pronóstico muy bueno, en general", aseguraba acerca de este cáncer, que tiene una alta supervivencia si se detecta a tiempo.
Y es que según la American Society of Clinical Oncology, la tasa de supervivencia a 5 años de las pacientes con cáncer de cuello uterino es del 66%. Una cifra que varía en función de la edad, pues para las mujeres menores de 50 años, la tasa de supervivencia a 5 años es del 78%.
También depende del estadio del cáncer en el que se diagnostique. Así, cuando se detecta en una fase temprana de la enfermedad, la tasa de supervivencia a 5 años para las mujeres con cáncer invasivo es de 92%. En cambio, si el cáncer de cuello uterino se ha diseminado hacia los tejidos o los órganos circundantes o los ganglios linfáticos regionales, la tasa de supervivencia a 5 años es del 58%. Si el cáncer se ha diseminado a una parte distante del cuerpo, la tasa de supervivencia a 5 años es del 18%.
Síntomas de alarma
El cáncer de cuello uterino suele producir síntomas cuando se encuentra en un estadio temprano. Sin embargo, sí que existen algunos signos de que puede aparecer esta enfermedad cuando el cáncer está más avanzado. Por ejemplo, el sangrado vaginal después de las relaciones sexuales, entre períodos o después de la menopausia, es uno de los signos más comunes.
Además, el dolor pélvico o al mantener relaciones sexuales también se considera un síntoma de este cáncer. Aunque, sin duda, el sangrado es una de las señales más indicativas de que se puede padecer esta enfermedad. Así, un flujo vaginal acuoso y con sangre abundante y con un olor fétido puede ser uno de los síntomas preocupantes.
El virus del papiloma es uno de los factores de riesgo de este cáncer sobre el que más alertan los expertos. Es por este motivo por el cuanto mayor sea la cantidad de parejas sexuales, mayor es la probabilidad de contraer este virus. Al igual sucede con la edad a la que se comienza teniendo relaciones sexuales, pues tener relaciones sexuales a una edad temprana aumenta el riesgo. Otras infecciones de transmisión sexual (ITS), como la clamidia, la gonorrea, la sífilis o el VIH también pueden provocar la aparición del papiloma humano.
Sin embargo, también existen otros comportamientos que pueden incrementar la probabilidad de padecerlo. Por ejemplo, el tabaquismo suele asociarse al cáncer de cuello uterino de células escamosas. La exposición a medicamentos que previenen los abortos espontáneos pueden aumentar el riesgo de padecer un cierto tipo de cáncer de cuello uterino llamado adenocarcinoma de células claras.
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