"EEUU acaba con el 'Salvaje Oeste' en los coches autónomos", titulaba acertadamente el periódico USA Today la noticia que ayer acabó con la relativa libertad de la que hasta ahora disfrutaban los fabricantes de vehículos que no requieren de conductor.
La decisión del Departamento de Transportes supone todo un puñetazo encima de la mesa. Aunque disfrazado de apoyo a la innovación en la construcción de estos coches, se trata de un aviso a los fabricantes: vehículos autónomos, sí, pero bajo una estricta regulación, detallada en un documento de 112 páginas.
Cada fabricante tendrá que entregar a las autoridades un informe en el que se asegure que el producto en cuestión cumple con 15 puntos de seguridad, que incluyen diversos aspectos.
Entre ellos, que todos los coches tendrán que contar con un sistema de grabación de datos de conducción que se puedan compartir. Se trata de una especie de caja negra como la que tienen los aviones. Pero en este caso también se tomará nota de los aspectos positivos, para que las autoridades aprendan de los aciertos de los distintos modelos.
Compartir datos y el efecto empresarial
El documento reconoce que esto puede suponer un problema empresarial: si un fabricante desarrolla una cualidad que no quiere que conozca la competencia, debería tener el derecho de exclusividad al menos durante un tiempo, como ocurre con las patentes de fármacos.
Por esta razón, las autoridades aclaran que durante los próximos 60 días se aceptarán comentarios sobre la nueva normativa, que podrían incluirse antes de su aplicación. Además, sostienen que las normas se revisarán anualmente.
Otro de los puntos importantes es el relativo a la ciberseguridad. ¿Se imagina que un hacker entra en su coche autónomo y le dice que vaya a algún sitio, comenta una infracción de tráfico o incluso se choque contra algo? Parece que los autores del documento sí se lo han imaginado y por eso subrayan que los fabricantes han de ocuparse de que no haya ninguna posibilidad de que esto ocurra.
Alabanza del modelo
Las autoridades quieren dejar muy claro que este movimiento supone un apoyo al desarrollo de estos vehículos. "El 94% de los accidentes registrados en las carreteras de EEUU están causados por un error humano", explica Mark Rosekind, administrador de la Administración de Seguridad del Tráfico en Autopistas (NHTSA), el organismo que regula la conducción en el país y que firma el documento junto al Departamento de Transportes.
Aunque la confianza en la seguridad de este tipo de vehículos es generalizada, en la mente de todos están los últimos incidentes, como el accidente mortal que sucedió en uno de ellos, que tenía el piloto automático activado.
Hasta el todavía presidente Barack Obama se ha pronunciado sobre este asunto. En un artículo de opinión en el periódico Pittsburgh Post-Gazette, el mandatario escribe: "Los vehículos autónomos tienen el potencial de salvar decenas de vidas cada año. Además, actualmente conducir no es una opción para muchos ancianos y personas con discapacidad. Este tipo de coches cambiará sus vidas".