Hubo un tiempo no tan lejano en que BlackBerry revolucionó los mercados de la telefonía y la mensajería instantánea. Eran los primeros años del milenio y los famosos terminales de la compañía canadiense, con teclado físico QWERTY, conquistaron a usuarios de medio mundo.
Las costumbres cambiaron. Por obra y gracia de sus teléfonos, se dejaron de emplear teclas con números para escribir los mensajes, los emails se empezaron a consultar desde el dispositivo y se puso a disposición del usuario un servicio de mensajería instantánea –entre BlackBerries, eso sí– que funcionaba como alternativa gratuita a los SMS.
En aquella época estaba en la cima. Era la reina, una compañía puntera y exitosa en la que confiaban innumerables empresas para repartir teléfonos entre sus empleados. Pero todo cambió. En 2007, el iPhone llegaba al mercado señalando el camino a una nueva generación de dispositivos: móviles rápidos, con pantalla táctil y una amplia lista de aplicaciones. Los auténticos smartphones.
La agonía de BB
Era el principio del fin. Los canadienses no supieron reaccionar a tiempo. De primeras, pensaron que la seguridad de sus teléfonos haría que empresas y usuarios se mantuvieran fieles a la marca. Sin embargo, cuando quisieron empezar a abrir los ojos, ya no competían solo con el iPhone, sino con toda una gama de dispositivos basados en Android.
Primero con HTC y después con Samsung a la cabeza, los móviles con corazón de Google fueron devorando su cada vez más pequeña parte del pastel. En 2011 los datos ya alcanzaban cifras preocupantes: Android se comía un 47,3% de la tarta y BlackBerry (que aún se llamaba RIM) tan solo un 16%. Con el paso de los años, incluso Windows Phone ha sido capaz de adelantarles.
Una buena ristra de fiascos comerciales después, con los resultados del último trimestre en la mano, la compañía canadiense acaba de reconocer la derrota. A través de una nota de prensa, BlackBerry ha anunciado que dejará de fabricar sus propios dispositivos para centrarse en el desarrollo y la comercialización de software para Android, especializándose en la seguridad y las aplicaciones.
Sin embargo, no es el fin de sus terminales. La producción de sus futuros teléfonos móviles, que todavía llevarán la marca BlackBerry y seguirán la estela de sus últimos modelos, quedará en manos de empresas externas, de forma similar a cómo otras compañías fabrican los Nexus de Google.
Comienza la externalización
"La compañía planea poner fin a todo el desarrollo interno de hardware y externalizar esa función a nuestros socios. Esto nos permitirá reducir nuestro gasto en capital y aumentar los beneficios de nuestras inversiones", ha afirmado John Chen, consejero delegado de BlackBerry.
No es una sorpresa. Desde que llegó a la compañía hace tres años, Chen ha estado impulsando la división de software, que ha ido incrementando notablemente su margen de beneficios. Además, y como una especie de advertencia de lo que estaba por venir, este mismo año afirmó que si los teléfonos BlackBerry no empezaban a ser rentables tendría que hacer algo al respecto, y añadió que no creía que el futuro de ninguna compañía pasara por sus dispositivos.
Ahora, el CEO considera que la compañía ha alcanzado "un punto de inflexión" en su estrategia y que su giro hacia el software, en el que ya lleva tiempo trabajando, se ha materializado. Así, la otrora reina de los móviles reconoce el fin de la batalla y empezará una nueva guerra que se centrará en las soluciones móviles y en desarrollar una versión todavía más segura de Android que vender a otras compañías.