La situación ha pasado a mayores después de que ciertas aerolíneas prohibieran a sus pasajeros viajar con un Galaxy Note 7 a bordo, ni encendido ni apagado, por el posible riesgo de explosión que entrañan estos falibles dispositivos.Samsung se ha visto obligada a tomar medidas e instalar en distintos aeropuertos de todo el mundo unos stands donde los usuarios podrán cambiar su peligroso 'smartphone' por otro modelo de la compañía.
Estos puestos de atención al cliente itinerantes comenzaron a instalarseen el aeropuerto de Incheon, en Corea del Sur. No obstante, tal y como explica Samsung en su web, la iniciativa se va a trasladar a otras terminales de alto tráfico de viajeros de Australia y Estados Unidos. Quienes vayan a viajar desde los aeropuertos de Camberra, Sidney o San Francisco, podrán acudir a uno de estos puntos situados antes del control de seguridad.
Allí los usuarios podrán depositar sus teléfonos y, con la ayuda de los empleados, transferir toda la información a un nuevo dispositivo que la compañía les entregará sin coste. De hecho, Samsung se compromete a devolver la diferencia de precio entre el Galaxy Note 7 que adquirieron y el que ahora reciban como sustituto.
Estos establecimientos están pensados para facilitar el cambio a aquellos clientes que no hayan tenido conocimiento de la prohibición de volar con su Note 7 hasta llegar al aeropuerto, así como las personas que lo hayan comprado durante un viaje y ahora no puedan volver con el dispositivo a casa. De la misma forma, la compañía se compromete a que, en caso de no poder entregar un nuevo teléfono móvil a los clientes en la terminal de salida, sí que podrá hacerlo al llegar a su destino.
En cualquier caso, la compañía aconseja hacer el cambio o el reembolso cuanto antes y no esperar hasta última hora, sobre todo para aquellos pasajeros que vayan a iniciar su viaje en alguna terminal donde no se haya instalado un punto de atención al cliente. De ser así, deberán avisar a las autoridades aeroportuarias de su situación y Samsung se compromete ha realizar un seguimiento del pasajero para que pueda cambiar su Note 7 lo antes posible.
De hecho, las autoridades estadounidenses ya han advertido a los pasajeros que viajar a bordo de un avión con uno de estos dispositivos puede ser motivo de una multa, que puede acabar con penas de cárcel de hasta diez años.
Todo ello después de que se hayan contabilizado cerca de un centenar incidentes en todo el mundo en los que las baterías de estos dispositivos, debido al sobrecalentamiento, han acabado explotando. Parece ser que las dos retiradas masivas de Galaxy Note 7 que ha llevado a cabo la firma coreana no han sido suficientes, ya que se estima que aún hay un millón de unidades en uso alrededor de todo el mundo.