La familia Samsung ha compartido a primera hora de la mañana de este lunes la noticia del fallecimiento comercial de su último retoño, el Galaxy Note 7.
Note 7, nacido el pasado 2 de septiembre con múltiples problemas de combustión espontánea por un error con su batería, era la gran esperanza de la familia Samsung pero pronto se vio rodeado de polémica. Ante la inseguridad reinante, la familia decidió días después posponer el bautizo de su criatura hasta que se aclararan las causas.
En los días siguientes al anuncio, y a raíz de un episodio en el que hubo que evacuar a los pasajeros de un avión de Southwest Airlines en Kentucky, compañías aéreas de Estados Unidos y Europa comenzaron a advertir a sus pasajeros que, si viajaban con Galaxy Note 7 a bordo, debían desconectarlo totalmente.
Este lunes, la agencia de noticias surcoreana Yonhap adelantaba el traumático desenlace, luego confirmado por el New York Times. La gota que ha colmado el vaso ha sido que, en los últimos días, cinco clientes cuyos Galaxy Note 7 habían sido reemplazados por otros nuevos, vieron cómo sus teléfonos de reemplazo ardían. En total, se han registrado más de 90 testimonios de incendios espontáneos desde su nacimiento.
Este mismo lunes, operadoras estadounidenses como AT&T, T-Mobile o Verizon han confirmado que dejarán temporalmente de ofrecer el malogrado smartphone a sus clientes.
¿Puede salvarlo, doctor?
Aunque, técnicamente, una operación de urgencia podría salvar al Galaxy Note 7 y devolverlo al mercado, los analistas creen que esa maniobra podría suponer un daño irrecuperable a la familia Samsung, terriblemente afligida en los últimos días.
"Si permiten que el Note 7 continúe podría dirigirles al mayor acto de autodestrucción de la tecnología moderna", ha dicho a Reuters Eric Schiffer, experto en estrategia de marca y director de la consultora Reputation Management Consultants. "Samsung necesita tomar nota y mandar el Note 7 al Salón de la Vergüenza de la Ingeniería junto al Ford Pinto", en alusión al modelo de Ford construido en los años 70 con una carrocería tan endeble y mal diseñada que cualquier pequeña colisión bloqueaba las puertas y atrapaba a sus ocupantes dentro del coche en llamas.
"Creo que lo más limpio que se puede hacer es abandonar el Note 7", ha declarado Park Jung-hoon, director de HDC Asset Management, un fondo de inversión que posee acciones de Samsung. "Lo que me asusta es que esto está provocando que el público dude de las capacidades fundamentales de Samsung, es importante que dejen atrás este asunto rápidamente".
Como resume Stan Schroeder, del medio especializado Mashable, "somos conscientes de que una segunda retirada -que, en este momento, parece inminente- sería muy probablemente la muerte del Note 7. Es muy probable que Samsung logre reunir un Note 7 que funcione correctamente al tercer intento, ¿pero habrá alguien que confíe tanto en la compañía como para comprarlo?"
Por su parte, y como suele ocurrir en situaciones traumáticas, la familia Samsung sigue en una cierta fase de negación, fase que suele preceder al dolor, y han declarado que siguen investigando las causas.