Una vez más, la compañía de la manzana mordida se ha quedado con la mayor parte del pastel de ingresos de las ventas de smartphones. Según el más reciente informe de Strategy Analytics, en el último trimestre Apple ha acaparado el 91 % de la cifra recaudada a nivel mundial por la venta de teléfonos inteligentes, dominando claramente la faceta económica y pulverizando los resultados de la competencia. Sin embargo, al examinar el número de usuarios, las cifras cambian: a pesar de los pingües ingresos de la tecnológica, la gran mayoría de los que poseen un teléfono apuestan por un dispositivo Android.
Este baile de cifras no es precisamente una sorpresa; al fin y al cabo, Apple se ha convertido en un experto en aumentar los precios y minimizar los costes. Lo realmente curioso es que las tres compañías que van detrás de la manzana mordida —con cifras, eso sí, mucho más modestas— no son las primeras en las que cualquiera pensaría al hablar sobre posibles contendientes.
Aunque Huawei, en segundo lugar con un 2.4 % del pastel, se ha convertido en una de las marcas favoritas de los españoles, sigue sin tener el reconocimiento de otras como Samsung o Sony. Aún más claros son los casos de Vivo y Oppo, tercera y cuarta en ingresos con un 2.2 % cada una, que son prácticamente desconocidas en nuestro país.
Esta lista tiene, además, un claro perdedor. La aparición de Huawei en el segundo puesto desplaza a la hasta entonces poseedora de este honor, Samsung Electronics, que esta vez ni siquiera ha conseguido entrar en la lista de los más vendidos. Aunque el informe no da una explicación sobre la desaparición del gigante surcoreano del ránking, el escándalo de las baterías de los Galaxy Note 7 parece una justificación plausible.
Aunque deba dar las gracias a Samsung por su descalabro, los 200 millones de dólares (unos 189 millones de euros) ingresados por Huawei se llevan la medalla de plata. Esta multinacional china, que lleva en funcionamiento desde 1987, ha desembarcado con gran éxito en los últimos años en los diferentes mercados occidentales, posicionándose como una alternativa sólida junto a otros nombres más afianzados. En el informe se destaca que la compañía cuenta con una cadena de suministros eficiente, productos elegantes y un marketing efectivo como algunos ingredientes de su éxito.
Pero, más allá de Huawei, ¿de dónde han salido esas dos empresas chinas más bien desconocidas que ocupan los siguientes puestos? En realidad, estas dos manzanas caen muy cerca, procedentes del mismo árbol: BBK Electronics. Tanto Vivo como Oppo —y también One Plus— pertenecen a esta corporación china especializada en electrónica que montó Duan Yongping hace ya 21 años.
Vivo, fundada en 2009, se centra en comercializar dispositivos con gran calidad de audio y cámaras de alto nivel. En 2012 lanzaban el teléfono más fino del momento, el X1, y un año después se convertían en los primeros en emplear una pantalla con resolución 2K en su modelo Xplay3s. Con ventas en más de cien países de todo el globo, esta empresa comenzó su expansión internacional en 2014, cuando entró en el mercado tailandés para expandirse a continuación por la India, Malasia, Indonesia, Myanmar y Filipinas.
Patrocinador oficial de la Indian Premier League (IPL), la categoría superior de cricket profesional en la India, también cuenta con distintos acuerdos con la cadena de televisión MTV relacionados con el talento musical asiático y con colaboraciones en lanzamientos tan importantes como la película Marte, dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Matt Damon. Todos ellos con el objetivo de captar cada vez más clientes en el mercado asiático y comerse una pequeña parte del pastel de otros mercados más occidentales.
Gracias a sus esfuerzos, en 2015 ya entró en este particular top ten de ingresos por la venta de teléfonos móviles, a pesar de que su nombre no suene con tanta fuerza en nuestro país.
Por su parte, Oppo, fundada en 2004 y en el mercado de los smartphones desde 2008, le ha prestado gran atención a la calidad de las gamas medias y tiene en la duración de sus baterías y la rapidez de carga dos de sus principales reclamos publicitarios. Al igual que Vivo, esta empresa ha conseguido que distintas personalidades en Tailandia, India, China y Filipinas pongan cara a sus anuncios y sean embajadores de la marca.
De hecho, desde 2015, Oppo es también patrocinador oficial del FC Barcelona y ha lanzado versiones especialmente diseñadas para los aficionados del club de varios de sus modelos, el Oppo F1 Plus y Oppo R7 Plus entre ellos.
A pesar de la gran inversión en publicidad que realizan, contratando a famosos y asociándose con grandes eventos, estas dos compañías obtienen grandes resultados porque, más allá de captar clientes en las grandes ciudades, se centran en llegar a todos los rincones del planeta donde gigantes Apple no consiguen extender sus tentáculos. Sitios más remotos o con menos recursos donde el comercio online aún no se ha asentado.
De hecho, en China, el mayor mercado de teléfonos del mundo, ambas marcas comparten una parte de sus beneficios con agentes locales a los que confían las ventas de sus dispositivos. Oppo vende sus productos en unas 240.000 tiendas del país, pertenecientes a propietarios privados ajenos a la empresa y, según sus datos, un 90 % de sus teléfonos fueron adquiridos de forma presencial. Por su parte, Vivo se comercializa en más o menos la mitad, unas 120.000. De esta forma, se hacen con la parte del pastel que se corresponde con un consumo más rural y con el de ciudades menos avanzadas que Pekín o Shanghái.
En el último trimestre, cuando Samsung ha desaparecido de los primeros puestos y los nombres de las empresas chinas copan las primeras posiciones entre los teléfonos Android, Oppo y Vivo vendieron 40 millones de smartphones en China, un 34 % del total. En este mismo periodo, Apple se tuvo que conformar con vender 8,2 millones de teléfonos, alrededor de un 7 %, y la cuota de ventas de Samsung apenas llegó al 5%.
Este gran mercado, que un día impulsó las ganancias de Apple y Samsung, se ha convertido ahora en el refugio de empresas locales que están sabiendo conquistar a ese otro público olvidado por las grandes tecnológicas.