Finalmente, David pudo con Goliat. Después de una larga contienda en los tribunales, David Lysgaard ha logrado demostrar que la firma de Cupertino no cumplió con su palabra de entregarle un teléfono nuevo en caso de que el suyo sufriera algún desperfecto. La justicia de Dinamarca ha concluido que este usuario llevaba la razón frente al gigante de la tecnología.
Cuando sólo llevaba un año con su iPhone 4, que adquirió en 2011, el dispositivo dejó de funcionar. Para reemplazar su smartphone estropeado, Apple le hizo llegar uno reacondicionado que la compañía consideraba como nuevo. Aunque este terminal de sustitución funcionaba correctamente, Lysgaard no quedó satisfecho con la decisión. Él consideraba que debían proporcionarle uno totalmente nuevo.
Así que decidió acudir a la autoridad que defiende los derechos de los consumidores en Dinamarca. Fue ésta la que determinó que, en base a la Ley de Venta de Bienes del país, la empresa debía entregar a este usuario un iPhone totalmente nuevo o, como segunda opción, devolverle las 4.399 coronas (casi 600 euros al cambio actual) que había pagado por ese dispositivo. Al verse contra las cuerdas, Apple decidió impugnar esta decisión y llevar el litigio ante los tribunales.
Finalmente, tras más de cinco años de disputa en los juzgados, el Tribunal del Distrito de Glostrup ha dado la razón a Lysgaard. "Después de una revisión exhaustiva, el tribunal concluye que David Lysgaard [...] tenía una expectativa garantizada de recibir un nuevo producto equivalente a la compra original", concluye la sentencia. "El teléfono reacondicionado que se entregó a David Lysgaard podría contener módulos reutilizados, por lo que el teléfono no puede ser calificado como nuevo".
Por su parte, los de Cupertino argumentaban que resulta menos perjudicial para el medio ambiente aprovechar las partes en buen estado de los iPhone y los iPad defectuosos. Es más, insistieron por activa y por pasiva en que el dispositivo que entregaron a Lysgaard estaba como nuevo.
Pese a la victoria, este danés ha admitido que hubo momentos del proceso en que se sintió asustado al enfrentarse a una empresa que cada año ingresaba cientos de miles de millones de dólares y que tenía un enorme poder. "Uno tiembla un poco cuando recibe la convocatoria contra una de las compañías más grandes del mundo. No es algo que se viva todos los días", contaba Lysgaard en una entrevista en la televisión danesa. "Pero, a medida que Apple subía la apuesta, yo cada vez me ponía más cabezota". Eso sí, no se convirtió en algo personal: este triunfador sigue comprando productos con la manzana mordida.
Según ha declarado Lysgaard a EL ESPAÑOL, no se sabe todavía si esta victoria será definitiva. "Apple todavía está pensando si apelará la sentencia a un tribunal superior", señala. Pero, en cualquier caso, el danés ya no pide lo que ahora mismo es un anticuado teléfono -el iPhone 4- sino que le reembolsen el precio que pagó en su día por el modelo, 4399 coronas (591 euros).