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Actualidad gastronómica

La moda del café pagado llega demasiado lejos

23 agosto, 2014 17:05

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Hace unos meses os contábamos lo que eran los cafés pendientes, una iniciativa en la que de manera voluntaria podías dejar alguna consumición pagada en un local para que otra persona que viniese después pudiese disfrutar de ella. En un principio se trataba de algo solidario y, por supuesto, completamente voluntario que podía ayudar en un momento puntual a alguien con pocos recursos.

Pero como últimamente parece que está de moda llevar las cosas a extremos un tanto absurdos e iniciativas que en su día nacieron con fines solidarios acaban desvirtuándose y frivolizándose casi sin límite, sirvan como ejemplos el famoso “legado de Tibu” que hace unos meses arrasaba en España o el no menos famoso Ice bucket challenge que estos días arrasa en tierras anglosajonas, al tema este de los cafés pendientes también le ha llegado el turno.

Y es que allá por Estados Unidos, en los Starbucks Thru (esos en los que compras el café sin bajarte del coche) hace algún tiempo empezó a ponerse de moda dejar pagado sistemáticamente el café del que vendría a comprarlo después, una especie de cadena en la que alguien llegaba a tomarse un café y se encontraba con que el cliente anterior ya lo había pagado y el camarero le animaba a que dejase pagado otro café para el cliente siguiente. ¿Solidaridad? No sé vosotros que opinaréis, pero desde luego a mí no me lo parece en absoluto.

Y lo mismo que pienso yo pensaba hace un par de días Peter Schorsch, un señor de Florida que en pocas horas se ha hecho famoso en la red, por ser el cliente que rompió la cadena después de 10 horas siendo el cliente número 458, vamos, que los 457 anteriores habían dejado pagado el café sin rechistar. Este hombre le dijo al camarero que no pensaba pagar el café del siguiente y sus argumentos fueron muy simples, él consideraba que la cadena se mantenía porque la gente se sentía culpable de tomarse un café sin pagar y por eso pagaban el café del siguiente, pero en ningún caso se trataba de un acto de generosidad ya que no era algo espontáneo porque el propio camarero te estaba pidiendo que lo hicieras.

A mí me convencen sus argumentos, ¿y a vosotros?

Fuente | abcnews