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Henrietta Lowell.
Henrietta Lowell, 'la dama rara del té' que diseña maridajes sin alcohol para los mejores restaurantes del mundo
Lowell fundó Rare Tea Company en 2004, una empresa londinense que ha revolucionado la industria del té.
Más información: Cuatro cócteles de autor (sin alcohol) para terminar de vencer el Dry January.
Hacerse llamar 'La dama rara del té' quizá no es, a priori, la presentación más atractiva. Pero la presencia de Henrietta Lowell es hipnótica, y su carisma y determinación llenan todos los espacios. Bendita rareza. Esta peculiar inglesa estudió un máster en Filosofía en la Universidad de Edimburgo y abandonó su posterior carrera en las finanzas para fundar Rare Tea Company en 2004, una marca vanguardista que ha revolucionado la industria del té.
Todo cambió el día que probó una taza de té Oolong (un té chino a medio camino entre el té verde y el negro) en el hall de un hotel de Hong Kong, a donde había viajado por trabajo. La tacita le costó la friolera de 15 euros y se preguntó: "¿Cómo esto puede valer tanto?". Algo hizo click dentro de ella y comenzó la andadura que le llevaría a convertirse en la persona que es actualmente.
Rare Tea Company, con sede en Londres, se dedica a transmitir la cultura del té por el mundo, reemplazando las bolsas industriales por hojas de la más alta calidad. Lovell viaja por diversos países seleccionando pequeñas plantaciones de té independientes, desde Shire Highlands, al sur de Malawi, hasta las estribaciones del Himalaya.
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Henrietta Lowell en Madrid Fusión 2025.
Y todo ello bajo los principios del comercio justo. Al abastecerse directamente de los agricultores, Henrietta se asegura de que sus cosechas son únicas y de que se llevan a cabo bajo prácticas sostenibles que cuidan la tierra y a las personas que la trabajan. De hecho, en 2016 lanzó Rare Charity, una iniciativa que devuelve parte de los ingresos de Rare Tea Company a las granjas asociadas y apoya becas de educación.
Desde su nacimiento hasta ahora, la compañía ha llegado a colaborar con los mejores chefs, restaurantes, bares y alojamientos del mundo. Lowell ha creado blends personalizados para establecimientos tan prestigiosos como Noma en Copenhague (nombrado mejor restaurante del mundo en repetidas ocasiones), Momofuku en Nueva York o el lujoso hotel Claridge's en Reino Unido.
No obstante, su trabajo no se limita únicamente a la alta hostelería. La CEO y fundadora de Rare Tea Company piensa que el té no debe ser elitista, que ha de ser accesible a todos. Así pues, no hay negocio que sea demasiado pequeño para ella. Por ello se ha asociado también con una modesta cafetería de California que ahora sirve sus productos. Mientras tanto, sus tés se siguen vendiendo por otras muchas partes, desde Londres hasta China.
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Unos botes de té de Rare Tea Company.
Para Rare Tea Company, 'el buen té' tiene que cumplir tres criterios: en primer lugar, debe tener un sabor "increíble"; en segundo lugar, no puede llevar "pesticidas, herbicidas, aditivos, saborizantes, ni bolsas con blanqueadores, pegamentos o microplásticos" y, por último, ha de ser justo para quienes lo elaboran. "Pagamos los mejores precios por el mejor té para que las comunidades con las que trabajamos puedan prosperar", afirman.
Por su parte, Henrietta Lowell cree que se ha hecho una mala publicidad del té, que "no tiene por qué ser algo parsimonioso y aburrido" como nos han hecho creer. "Normalmente la gente no espera demasiado de un maridaje con tés, por eso cuando lo prueban el disfrute y la sorpresa es mucho mayor", nos dice.
A su parecer, saber de dónde procede un té es tan importante como saber de dónde viene un vino: "Decir simplemente 'té inglés' es como decir 'vino blanco', es una forma de hacer que los clientes no sientan pasión por él". Asimismo, insta a servir los tés en botellas y copas de cristal, al igual que el vino, y dejar la botella siempre en la mesa de los comensales. "Si tienes la botella a mano, a lo largo de la comida te apetecerá ir rellenando el vaso".
Dicha manera de presentar esta infusión otorga una mayor relevancia al producto. En su opinión, en un restaurante nunca debe servirse el té en una bolsita como podríamos hacer nosotros mismos en nuestras casas (de hecho, desaconseja totalmente beber té de bolsa). Y tampoco hay que agregarle hielo: "¿Acaso le ponemos hielo al champán o al vino?", inquiere.
Los maridajes con té son un caso aparte; un mundo fascinante, aunque desconocido. "El té y el queso combinan fenomenal, así como los cócteles con té son una maravilla", asevera. "El problema no está en la oferta, sino en la demanda", opina Lovell. "Cuando menos apreciamos las cosas, menos las aprecia la gente; pero si le damos más prestigio al té, las personas van a empezar a valorarlo más. Podemos cambiar el mundo transformando nuestra visión sobre las cosas".