El sencillo truco para conservar las patatas y que duren más (sin germinar ni ponerse verdes).

El sencillo truco para conservar las patatas y que duren más (sin germinar ni ponerse verdes).

Actualidad gastronómica

Adiós a las patatas con brotes: el sencillo truco que arrasa en España para que duren más tiempo

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Las patatas son un alimento básico en cualquier cocina, gracias a su versatilidad y su bajo coste. Desde guisos hasta frituras, este ingrediente estrella se adapta a una infinidad de recetas. Sin embargo, conservarlas adecuadamente puede ser un desafío, ya que es común encontrarlas germinadas o verdes si no se almacenan de forma correcta.

Uno de los errores más habituales es guardarlas junto a las cebollas. Aunque esta práctica es frecuente, las cebollas liberan compuestos que aceleran la germinación de las patatas, reduciendo su vida útil. Para mantenerlas frescas durante más tiempo, es fundamental almacenarlas por separado y en un lugar fresco, oscuro y seco.

Curiosamente, algunas frutas pueden ayudar a prolongar la frescura de las patatas gracias al etileno, un gas que ralentiza la germinación. Frutas como melones, manzanas y peras, cuando se colocan cerca de las patatas, pueden contribuir a conservarlas mejor. Sin embargo, cítricos y hortalizas como el brócoli deben evitarse, ya que tienen el efecto contrario, acelerando su deterioro.

La clave para conservar las patatas de forma óptima está en aplicar trucos naturales y encontrar un equilibrio en su almacenamiento. Con estos consejos, tus patatas permanecerán frescas por más tiempo, listas para cualquier receta.

Tipos de patatas

Las patatas, un alimento esencial en la cocina, ofrecen una amplia variedad que permite adaptarlas a diferentes recetas. Según el momento de su recolección, se dividen en tres tipos principales. Las patatas tempranas, recolectadas entre marzo y junio, son pequeñas, con piel lisa y carne suave. Debido a su alto contenido de agua, tienen un tiempo de conservación limitado, pero son ideales para preparaciones frescas y rápidas.

Por otro lado, las patatas de estación se cosechan en pleno verano, cuando alcanzan su maduración óptima. Son más grandes y secas, lo que las hace muy versátiles para freír, asar o guisar. Finalmente, las patatas tardías o viejas, recolectadas en octubre, contienen menos agua y más almidón, lo que les otorga un sabor intenso y una textura perfecta para purés o platos que requieren consistencia.

Entre las variedades más destacadas se encuentran la Kennebec, ideal para guisos por su textura harinosa; la Agria, perfecta para freír gracias a su contenido de almidón; y la Monalisa, que es suave y excelente para hervir. La Red Pontiac, con su piel rojiza, es ideal para asar, mientras que la Spunta es una opción muy versátil. Por su parte, la exótica Vitelotte, de color púrpura, aporta originalidad y un sabor ligeramente dulce.

Cómo almacenar las patatas en casa

Almacenar las patatas correctamente es esencial para evitar que germinen o se estropeen antes de tiempo. Lo primero que hayque tener en cuenta es que las patatas necesitan "respirar". Por eso, es preferible guardarlas en bolsas de tela o cajas de madera con un fondo acolchado de papel de periódico o paja seca, en lugar de utilizar envases de plástico que retengan la humedad.

También es fundamental mantenerlas alejadas de la luz, ya que esta provoca la formación de clorofila y glicoalcaloides, sustancias que cambian su color y sabor, haciéndolas amargas e incluso tóxicas para el consumo humano. Lo ideal es almacenarlas en un lugar oscuro y seco, donde estas condiciones no se den.

Otro aspecto clave es la temperatura. Las patatas deben conservarse entre 7º y 11ºC. Guardarlas en la nevera no es recomendable, ya que el frío transforma el almidón en azúcar, lo que afecta su sabor y textura. Además, la humedad puede hacer que se ablanden y se pudran con mayor rapidez.

Si tienes patatas cocidas, guárdalas en un recipiente hermético en el frigorífico, donde pueden mantenerse en buen estado durante 3-4 días. Por otro lado, las patatas peladas deben sumergirse en agua fría con unas gotas de limón para evitar la oxidación y, después, cubrirse con papel film antes de refrigerarlas. Con estas prácticas sencillas, tus patatas estarán siempre listas para ser utilizadas en su mejor estado.