Hacer en casa nuestros propia mozzarella casera o incluso ricotta casera es algo realmente sencillo. Se obtienen resultados muy buenos sin necesidad de ingredientes ni utensilios especiales. En el caso de la mozzarella casera, se trata de una receta que nos servirá para reutilizar algunos restos que nos hayan sobrado de otra receta pues los usaremos como base para hacer más mozzarella fresca.
Cómo hacer mozzarella casera
Lo que necesitamos es:
- Sobras de mozzarella fresca.
- Agua, 1.5 l
- Nata para montar (35% M.G.), 200 ml
- Sal, 1/8 cucharadita
- En un bol amplio ponemos los recortes de mozzarella deshilachados, los mezclamos con la nata y la sal.
- Añadimos como dos vasos agua hirviendo.
- Removemos con una cuchara de madera o de silicona y seguiremos removiendo hasta que empiecen a formarse coágulos de lo que será la nueva mozzarella.
- A medida que el agua se vaya enfriando, la retiramos con un vaso -con cuidado de no sacar los “grumos”- y la reemplazamos por más agua hirviendo.
- A medida que se vaya formando la mozzarella, le vamos dando forma con la cuchara de madera.
- Cuando veamos que ya no se forma más, la amasamos con las manos como si fuera una bola de masa de pan, plegándola hacia el centro y boleándola.
Cómo hacer ricotta casera
En este caso, lo que vamos a necesitar es:
- Leche fresca entera, 1.5 l (pasteurizada, no UHT)
- Zumo de 1 limón
- Agua, 1.5 l
- Sal, 1/8 cucharadita
- 1 gasa estéril o un trapo de algodón limpio
- Ponemos el agua a hervir en un cazo.
- Cuando hierva, añadimos la leche, el zumo de limón y la sal.
- Batimos enérgicamente con unas varillas mientras mantenemos la mezcla al fuego hasta que tenga una textura de leche cortada.
- Ponemos una gasa sobre un colador o, si es un trapo de algodón suficientemente grande, podemos colocarlo sobre un bol anudándolo como se ve en las fotos y no será necesario el colador.
- Ponemos la mezcla sobre la gasa y removemos bien con una espátula o cuchara de madera para que escurra el suero y se compacten ligeramente los grumos.
- Tapamos con otro trozo de gasa y dejamos escurrir en la nevera al menos 24 horas.
Podemos jugar con la proporción de agua y leche. Cuanto mayor sea la cantidad de leche, mayor será la cantidad de ricotta obtenida.
Pasadas las 24 horas, ya podremos desmoldar nuestra ricotta y estará lista para preparar recetas como nuestro brownie de ricotta y anacardos.
Fuente | Firstwefeast Imágenes 1 y 4 | Wikimedia Commons