Seguimos con ideas y trucos para sacar el máximo partido a todo lo que entra en nuestra cocina y hoy volvemos a hablar de hierbas aromáticas porque voy a contaros el mejor truco para conservar hierbas frescas durante más tiempo.
Deshidratarlas, cosa que es muy fácil hacer en el microondas, es una técnica sencilla con la que se consigue que queden crujientes y vistosas, perfectas para dar un acabado final a muchos de nuestros platos, pero hay muchas recetas para las que necesitamos que las hierbas conserven todo su sabor natural, como pueden ser algunas salsas como la salsa verde o la salsa pesto.
Cómo conservar hierbas frescas durante más tiempo sin que pierdan sabor
La mejor manera de conservar hierbas frescas durante más tiempo y que conserven todo su sabor es congelarlas, pero no directamente, pues si las congelamos tal cual se volverán quebradizas y se quedarán insípidas. Para hacerlo correctamente debemos hacer uso de unos truquitos que nos permitirán disponer de ellas durante mucho tiempo para utilizarlas como si estuvieran frescas.
Cómo congelar hierbas frescas para que se conserven más tiempo
Lo primero que tenemos que hacer es escoger hierbas que estén realmente frescas, mucho mejor si podemos hacerlo con hierbas recién recolectadas, por ejemplo de alguna planta que tengamos en casa.
Si son hierbas como el tomillo, el romero o el orégano conviene retirar los tallos más duros que en estas hierbas son leñosos y una forma muy sencilla de hacerlo es usar un colador de malla gruesa o un escurridor, se pasan los tallos duros por los agujeros de escurridor y lo que realmente nos interesa se queda en el colador.
Con las hierbas frescas que son hojas verdes como la albahaca, el perejil o el cilantro, podemos usar los tallos sin problemas, pero en cambio se deben escaldar para que no pierdan sabor. Para ello tenemos que poner agua a hervir y cuando esté hirviendo echarlas durante 20 o 30 segundos, retirarlas y sumergirlas inmediatamente en un bol de agua con hielo para cortar la cocción y secarlas bien con papel de cocina.
Una vez las tengamos preparadas, bien retirando los tallos, bien escaldándolas según el tipo de hierba que sea, solo queda engrasarlas con un poco de aceite, no hace falta inundarlas con aceite, simplemente se trata de que queden bien impregnadas en el aceite que servirá para potenciar su sabor.
Hecho esto, podemos congelarlas. Lo más cómodo es hacerlo en cubiteras o bolsas para cubitos de hielo, para así tener porciones pequeñas que se pueden usar a medida que se necesiten para usarlas en alguna receta.
Como veis se trata de una forma muy sencilla de conservar hierbas frescas que nos permite aprovecharlas durante más tiempo siempre que nos veamos obligados a comprar más cantidad de la que necesitamos, cosa que es bastante habitual.