Como si no fuera bastante con no haber podido cogerte aún las vacaciones, tus padres se han vuelto del pueblo y te han traído un cargamento de berenjenas, que ya sabemos como son las madres para estas cosas, cuando se trata de alimentarte en lo último que caen es en que a ti una sola berenjena te da para hacerte 3 comidas y, para que no pases falta, te traen el huerto entero.
Que, oye, mola, unas berenjenas de huerta recién cogidas en verano son un manjar y te puedes hacer un pisto buenísimo, o unas berenjenas rellenas, o berenjenas a la parmesana, o caponata de berenjenas, o baba ganoush o estas berenjenas fritas con hummus que son puro arte, pero hay un problema, que como es obvio no te lo puedes hacer -y comer- todo a la vez y en lo que lo vas haciendo las berenjenas van pasando a mejor vida. Una pena. Así que vamos a ver cómo congelar berenjenas frescas para poder hacernos el pisto dentro de un mes o la caponata dentro de dos.
Cómo congelar berenjenas frescas
Aunque una buena opción sería hacer berenjenas rellenas y congelarlas en raciones, pues son un plato perfecto para eso, hacerlo y más en verano puede ser una tarea demasiado engorrosa.
Pero podemos congelar berenjenas frescas como congelaríamos otras muchas verduras, simplemente escaldándolas.
- Ponemos a hervir una buena cantidad de agua en una olla y aproximadamente unas dos cucharadas de zumo de limón por cada litro de agua. El limón evita que las berenjenas pierdan su color durante el escaldado.
- Preparamos también un bol con agua fría y cubitos de hielo.
- Lavamos bien las berenjenas, las secamos bien con papel de cocina y, cuando el agua ya esté hirviendo, las cortamos en rodajas, bastones o cuadraditos, dependiendo el uso que les queramos dar.
- Los echamos inmediatamente en el agua hirviendo – no debemos echar mucha cantidad de cada vez para que no tarde mucho en recuperar el hervor- y, si son trozos pequeños como para pisto, los sacamos en cuanto hierva de nuevo el agua, si son trozos más grandes los dejamos aproximadamente un minuto a partir de que el agua hierva de nuevo.
- Sacamos inmediantemente con una espumadera y los sumergimos en el bol de agua con hielo para cortar la cocción. Dejamos unos segundos en el agua helada, sacamos y escurrimos.
- Secamos bien con papel absorbente, presionando los trozos para eliminar la mayor cantidad de agua posible.
- Y ya podemos congelar. Es aconsejable poner los trozos a congelar separados unos de otros sobre una bandeja, y luego cuando se congelen, guardarlos en una bolsa o en un túper para ahorrar espacio. Se conservarán hasta 9 meses congeladas y a la hora de utilizarlas pueden usarse directamente sin descongelar o sacarlas del congelador y dejarlas sobre la encimera 15 minutos antes de usarlas.
Y ahora ya sabemos cómo congelar berenjenas frescas. fácil, ¿no?
Imagen | Falstaf