En la cocina mucha gente ha interiorizado ciertos hábitos que cree que son correctos y saludables, pero que, en realidad, están totalmente desaconsejados por los expertos. Por ejemplo, en muchas ocasiones a la hora de limpiar algunos utensilios nos dejamos llevar por lo que hemos visto hacer a otras personas toda la vida sin cuestionarnos si realmente es algo bueno o no.
Es lo que ocurre con objetos como los estropajos y las bayetas de cocina, los cuales pueden convertirse en un auténtico foco de microorganismos que contaminen nuestra comida u otros instrumentos si no se desinfectan como es debido, lo cual puede resultar peligroso para la salud.
Entonces, ¿cómo deben lavarse correctamente estos objetos? Muchos y muchas están acostumbrados a limpiarlos dejándolos simplemente a remojo en agua caliente durante varias horas, sin embargo, esto no sólo no ayuda a desinfectarlos, sino todo lo contrario. Esta práctica tan extendida sólo sirve para facilitar aún más la proliferación de microbios, ya que estos se desarrollan más rápido con la humedad.
¿Cómo desinfectar (de verdad) las bayetas y los estropajos?
Tal y como explica Lluís Riera, tecnólogo de alimentos y director de la consultora de seguridad alimentaria SAIA, lo más recomendable es hervir las bayetas y estropajos o ponerlos en agua con lejía durante, al menos, media hora. En este caso, es mejor que el agua esté fría, pues en caliente la lejía pierde su poder desinfectante.
También es muy importante enjuagar y escurrir bien las bayetas y los estropajos después de haberlos mojado, para así asegurarse de que no queda nada de humedad que pueda dar lugar otra vez a la proliferación de bacterias. Si hacemos esto a menudo conseguiremos que nuestros utensilios se mantengan más limpios, desinfectados, estériles y sin mal olor y nos durarán mucho más tiempo.
Asimismo, el experto advierte de que hay que tener mucho cuidado cuando la bayeta o el estropajo adquiere una textura viscosa, pues, según afirma, si esto ocurre significa que se ha generado una colonia de bacterias que es muy difícil de eliminar y que puede resultar muy nociva. Llegados a este punto, lo mejor es tirar estos utensilios a la basura y comprar otros nuevos.