Limpiar las juntas de los azulejos es una tarea esencial para mantener no solo la higiene, sino también la apariencia estética de las paredes de la cocina que estén revestidas por este tipo de material.

Las juntas, esos pequeños espacios que separan los azulejos y, a menudo, difíciles de limpiar, no están ahí por capricho. Su función es estructural, pues permiten la dilatación de los azulejos en épocas calurosas evitando así que se produzcan esfuerzos de compresión que podrían llegar a romperlos.

También son necesarias para prevenir filtraciones de agua que podrían dañar la estructura subyacente. Sin embargo, con el tiempo, las juntas pueden acumular suciedad, moho, grasa y residuos de jabón, lo que no solo afecta la estética de la pared, sino que también puede convertirse en un problema de salud ya que donde hay suciedad hay microorganismos.

La importancia de una buena higiene de juntas

Son varias las razones por las que se deben limpiar las juntas regularmente. En primer lugar, las juntas sucias pueden albergar bacterias, hongos y moho, especialmente en áreas húmedas como es la cocina. Estos microorganismos no solo pueden causar malos olores, sino que también pueden ser perjudiciales para la salud, provocando alergias, problemas respiratorios y otras enfermedades.

Además, la acumulación de suciedad en las juntas hace que los azulejos no luzcan como deberían y da un aspecto descuidado a toda la cocina. Por lo tanto, mantener las juntas limpias no solo mejora la estética de los espacios, sino que también contribuye a un entorno más saludable.

Por qué resulta difícil limpiar las juntas de la cocina

Limpiar las juntas de los azulejos no es una tarea fácil, de hecho, puede llegar a ser realmente complicado. Una de las principales causas de esta dificultad es la porosidad del material de las juntas que, generalmente, es una lechada hecha con mortero de cemento, lo que lo hace propenso a absorber la suciedad y las manchas.

Esta porosidad significa que la suciedad no solo se acumula en la superficie, sino que penetra en el material dificultando su eliminación con una simple limpieza superficial. Además, las juntas pueden estar ubicadas en espacios estrechos y de difícil acceso, lo que requiere el uso de herramientas específicas y técnicas de limpieza minuciosa para lograr un resultado efectivo.

Productos comerciales para limpiar las juntas de los azulejos

En el mercado existen numerosos productos comerciales diseñados específicamente para limpiar las juntas de los azulejos, cada uno con sus características y mecanismos de actuación. Estos productos se pueden clasificar en varias categorías, dependiendo de los ingredientes activos que contienen. Por ejemplo, muchos limpiadores de juntas contienen ácidos débiles, como el ácido cítrico o el ácido fosfórico, que son eficaces para disolver la cal y otros depósitos minerales. Estos productos son particularmente útiles en áreas con agua dura, donde la acumulación de cal puede ser un problema.

Otros productos están formulados con agentes blanqueadores, como el cloro, que ayudan a eliminar las manchas y desinfectar las juntas al mismo tiempo. Estos limpiadores son efectivos para eliminar el moho y las bacterias, pero su uso frecuente puede dañar las juntas y los azulejos con el tiempo, además de representar un riesgo para la salud si no se usan con precaución.

También existen limpiadores enzimáticos que descomponen la materia orgánica, como la grasa y los restos de jabón, mediante procesos biológicos. Estos productos son una opción más ecológica y segura, ya que no contienen químicos agresivos, pero pueden requerir un tiempo de acción más prolongado para ser efectivos.

El mejor producto casero para limpiar las juntas de los azulejos de la cocina

El mejor truco para que la limpieza de las juntas de los azulejos de la cocina no se vuelva demasiado complicada es, sin duda, mantenerlas limpias evitando que se acumule suciedad en exceso que luego será mucho más difícil de retirar. Lo que funciona bien y no supone apenas esfuerzo es repasar una vez a la semana o cada quince días las zonas más expuestas.

Si no queremos adquirir un producto comercial, podemos preparar nuestro propio limpiador de juntas mezclando tres productos económicos que solemos tener ya en casa:

  • Bicarbonato sódico. Es un agente de limpieza natural que actúa como un abrasivo suave. Su textura granulada ayuda a frotar y eliminar la suciedad y las manchas superficiales en las juntas sin dañar el material. Además, es ligeramente alcalino, lo que significa que puede neutralizar ácidos y disolver residuos grasos, facilitando su eliminación.
  • Agua oxigenada. Els un potente agente oxidante y desinfectante. Al entrar en contacto con la suciedad y las manchas orgánicas, el peróxido de hidrógeno libera oxígeno en forma de burbujas, que ayudan a romper y descomponer las moléculas de suciedad incrustadas en las juntas. Además, su acción desinfectante ayuda a eliminar bacterias, hongos y moho, lo que es especialmente útil en zonas húmedas como la cocina, donde estos microorganismos pueden proliferar.
  • Jabón líquido para platos. Es un agente tensioactivo, lo que significa que reduce la tensión superficial del agua y permite que esta penetre mejor en las superficies sucias. Esto ayuda a descomponer y emulsionar la grasa y otros tipos de suciedad, facilitando su eliminación cuando frotamos las juntas. Al combinarse con el bicarbonato de sodio y el agua oxigenada, el jabón líquido potencia la capacidad limpiadora de la mezcla, asegurando que tanto las manchas superficiales como las más profundas sean eliminadas.

Así pues, para limpiar las juntas, mezclaremos 100 gramos de bicarbonato con 50 ml de agua oxigenada al 3 % (10 volúmenes).

Una vez que tengamos la mezcla hecha y hayamos conseguido una pasta homogénea, añadiremos media cucharada de jabón de lavar los platos y removemos con suavidad para que se mezcle todo de manera uniforme.

Una vez preparado este producto, lo aplicaremos sobre las juntas con ayuda de un cepillo de dientes viejo, dejamos actuar durante unos 10 minutos. Finalmente, retiramos el preparado con ayuda de una esponja o estropajo húmedo y secamos con un paño limpio.