Los cristales de la cocina, ya sea de ventanas o puertas, debido a la naturaleza de las actividades que tienen lugar en esta estancia de la casa, tienen unos requerimientos de limpieza diferentes a los que pueden tener los del baño o los de los dormitorios.
En salón y dormitorios, la suciedad suele ser polvo acumulado y, dependiendo de la zona, polución que viene del exterior. Para estos cristales basta un limpiacristales genérico que servirá para dar brillo después de haber retirado el polvo.
En el baño, donde encontramos espejos y cristales en mamparas aparte de en las ventanas, estos pueden presentar manchas de cal y depósitos minerales, así como residuos de jabón. Para retirar los primeros y devolver el brillo, necesitaremos un agente limpiador ácido, como el vinagre blanco de limpieza y, para los segundos, tendremos que mantener una rutina de limpieza bastante frecuente.
En cambio, en la cocina, aparte del polvo y la polución externa, tenemos un nuevo enemigo a batir: la grasa. En las cocinas, los cristales a menudo se ensucian con los vapores que se desprenden de las grasas y aceites utilizados para cocinar. Estos pueden formar una película pegajosa y difícil de eliminar. En cristales que estén próximos a la zona de cocción también podemos encontrarnos con salpicaduras de líquidos y alimentos que pueden resecarse y resultar difíciles de eliminar.
Por estas razones, los limpiacristales convencionales se suelen quedar cortos a la hora de abordar su limpieza. La suciedad de los cristales de la cocina es más pegajosa y necesitamos un limpiador que sea capaz de descomponer y eliminar estos residuos.
Cómo limpiar los cristales de la cocina para dejarlos brillantes
En estos cristales, si aplicamos un producto limpiacristales sin haber tratado convenientemente la suciedad debida a la grasa acumulada, no vamos a conseguir el resultado que se espera. A continuación, te contamos cómo se debe proceder para limpiar los cristales de la cocina y que queden perfectos.
Lo primero que haremos antes de limpiar cualquier cristal es proteger la zona circundante poniendo toallas o trozos de papel absorbente para que no se ensucien con las salpicaduras que podamos generar.
El primer paso de la limpieza será con una bayeta seca, preferiblemente de microfibra o de cuadrícula que no sueltan pelusas. Daremos las pasadas que sean necesarias para retirar el polvo acumulado.
A continuación, prepararemos una mezcla desengrasante. Para ello, tenemos dos opciones, mezclar agua caliente y un quitagrasas comercial a partes iguales o podemos hacer uno casero mezclando una taza de agua caliente con, aproximadamente un cuarto de taza de jabón de lavar los platos y 2 cucharadas de bicarbonato y poniendo esta mezcla en un pulverizador.
Pulverizaremos la mezcla sobre el cristal asegurándonos de que el producto cubre toda la superficie y lo dejamos actuar durante unos 2 o 3 minutos. Pasado este tiempo, frotamos con una esponja suave realizando movimientos circulares. Si hay alguna zona rebelde porque tenga grasa acumulada, preparamos una pasta mezclando bicarbonato con un poco de agua, la extendemos sobre la zona y dejamos actuar otros dos minutos antes de retirarla con la esponja.
El paso siguiente es enjuagar el cristal con un paño mojado en agua caliente y escurrido con el que retiraremos cualquier resto de los productos utilizados en la limpieza. Para terminar, secamos el cristal con un paño de microfibra o con papel absorbente, siempre con movimientos circulares para no dejar marcas ni huellas.
Cómo evitar que se empañen los cristales de la cocina
En algunos casos, puede ser interesante aplicar un tratamiento antivaho para evitar que se empañen los cristales de la cocina. Es algo que podemos hacer de manera muy sencilla utilizando también una mezcla casera que creará una capa protectora que ayuda a prevenir la formación de vaho.
Para ello, simplemente, mezclaremos una parte de abrillantador de lavavajillas con dos partes de agua y aplicaremos la mezcla sobre el cristal con ayuda de una esponja limpia, dejamos secar al aire y frotamos con un trapo seco que no suelte pelusas