El kétchup se ha convertido en un imprescindible en el día a día de muchas personas, siendo usado para acompañar a una gran cantidad de platos y elaboraciones. Esta salsa agridulce, que se elabora a base de tomate, vinagre, azúcar y diferentes condimentos, tiene su origen en la Antigua China, aunque muchos lo asocian con Estados Unidos por la gran popularidad que tiene en territorio norteamericano.
Una de las razones para ello fue la apuesta de Henry J. Heinz, un estadounidense que revolucionó esta salsa tras experimentar con diferentes ingredientes hasta que consiguió crear en 1876 la versión moderna del kétchup, una de las salsas más populares a nivel global.
Sin embargo, más allá de su gran versatilidad culinaria, lo que muchos desconocen es que se trata de un producto que puede ser de gran ayuda a la hora de realizar otras tareas del hogar, ya que sirve para limpiar ollas y sartenes, entre otros objetos.
La razón de que sea un gran limpiador tiene que ver con el ácido acético que contiene y que proviene del vinagre de su composición, lo que hace que actúe como un agente desengrasante y desinfectante natural.
Cómo utilizar el kétchup para limpiar objetos
El kétchup se puede utilizar para la limpieza de diferentes objetos, pudiendo aplicar un sencillo truco para limpiar las ollas y sartenes, gracias al cual se podrán eliminar las manchas persistentes, que gracias a esta salsa dejarán de ser un problema. Para ello solo habrá que aplicar kétchup sobre las zonas afectadas, dejando que la acidez actúe para seguidamente frotar con un estropajo. De esta forma tan sencilla las manchas de comida pegada se irán despegando y hará que sea mucho más sencilla la limpieza de estos elementos de cocina.
Una vez que se haya aplicado este truco desaparecerán los restos de grasa, y tan solo habrá que terminar de lavarlas con agua y detergente para eliminarlos completamente.
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Además, se puede utilizar para los objetos de cobre o latón que hayan perdido su brillo, puesto que, con solo aplicar una capa fina de esta salsa sobre su superficie, y tras dejar reposar antes de frotar con suavidad, se conseguirá eliminar la pátina, devolviendo el brillo a estos artículos metálicos, mejorando, por lo tanto, su apariencia.
Lo mismo sucede en el caso de aquellos casos en los que tengas joyas y utensilios de plata que muestren signos de desgaste, ya que con el kétchup se podrá aplicar el remedio definitivo para que recuperen su brillo original. Para ello es suficiente con sumergirlos en una pequeña cantidad de esta salsa para dejar que actúe y, finalmente, frotar suave con un paño.
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Por otro lado, el kétchup puede ser un gran aliado a la hora de deshacerse de las manchas de óxido presentes en objetos de acero inoxidable, dado que aplicando un poco de esta salsa y frotando con un paño suave tras haberlo dejado reposar, se conseguirá restaurar la apariencia original del acero inoxidable, ya que la acidez de la salsa es clave para facilitar la eliminación de las manchas.
Por si esto fuera poco, también nos ayuda a la hora de dar brillo a las llantas del coche, funcionando de una manera similar que en el resto de trucos. De esta manera, tan solo hay que aplicar la salsa en las llantas del vehículo para seguidamente frotar con un cepillo hasta eliminar toda la suciedad y resto de residuos adheridos a ellas, consiguiendo así una gran limpieza y un brillo extra.
También es posible usar esta salsa con las monedas antiguas, eliminando su óxido y suciedad con solo sumergirlas en kétchup y frotar suavemente con un cepillo.
Más allá de servir para limpiar diferentes superficies, el kétchup tiene la ventaja adicional de que es capaz de neutralizar los fuertes olores, para lo cual será suficiente con colocar un recipiente abierto de la salsa en aquellos lugares en los que hay olores desagradables, y la propia acidez de la salsa se encargará de absorberlos y neutralizarlos.
El kétchup comenzó vendiéndose como medicina
Una curiosidad sobre el kétchup es que esta salsa comenzó a venderse como medicina. Surgida en el siglo XVII en China, cuando era una salsa de anchoas de color caramelo que poco tenía que ver con la salsa que disfrutamos en la actualidad. En el siglo XIX los británicos introdujeron en la receta tomates que, aunque a principios de la primera década del siglo se consideraban prácticamente venenosos, en 1834 el doctor John Cook Bennet popularizó la idea de que eran buenos para curar la gastritis, la diarrea y otras patologías digestivas y reumatoides.
Cook publicó un libro de recetas en el que hablaba del kétchup como ayuda medicinal, lo que hizo que esta salsa comenzase a hacerse muy popular como medicina. Sin embargo, en la década de 1850 se descatalogó como tal, ya que se pudo descubrir que no tenía propiedades curativas, pero por aquel entonces en Estados Unidos ya estaban prendados de su sabor.
Tras años en los que se probaron a añadir diferentes conservantes potencialmente dañinos para la salud, y que incluso llegaban a hacer que fue una salsa venenosa, en 1876 fue el mencionado Henry J. Heinz quién tomó la receta del kétchup, para mejorarla y producirla en grandes cantidades bajo el nombre que es popular en la actualidad. Desde entonces se hizo cada vez más popular y hoy en día se conoce y disfruta en todo el planeta.