Un frigorífico.

Un frigorífico. iStock

Aprende a cocinar

Ni almendras ni avellanas: este fruto seco debería estar en tu nevera y no en la despensa

Publicada
Actualizada

La conservación adecuada de los alimentos es fundamental para que estos se mantengan en perfecto estado para su consumo, debiendo prestar una especial atención a la estación del año en la que nos encontremos, pues en función de las temperaturas será necesario adoptar unas u otras medidas.

En el caso del verano, hay que ser muy conscientes de la necesidad de conservar los alimentos para evitar intoxicaciones alimenticias, y uno de los errores más frecuentes tiene que ver con un fruto seco que habría que meter en la nevera, pero que se guarda habitualmente en la despensa.

Estamos hablando de la nuez, que no se suele guardar en frío cuando se debería hacer. Este fruto seco, que proporciona una gran cantidad de energía, se conserva mejor frío, pues así se consigue enfrentarse a la oxidación, algo importante puesto que, cuando una nuez se pone rancia y se oxida, comerla puede suponer un duro golpe para el estómago, sobre todo cuando ya ha pasado mucho tiempo.Por otro lado, es necesario saber que no se deberían cascar hasta el momento en el que se vayan a consumir.

Otra pregunta habitual es la de conocer si se pueden congelar o no las nueces, conviene aclarar que el frío puede ser incluso extremo, por si se quiere usar el fruto seco más adelante. No obstante, cuando se colocan en la nevera, tienen que estar lejos de los alimentos que huelen fuerte, pues las nueces tienen gran capacidad para absorber aromas ajenos.

Cómo conservar los frutos secos 

Aunque por muchos es desconocido, lo mejor es guardar los frutos secos en la nevera para que conserven mejor sus propiedades, aunque en determinados casos se pueden dejar fuera de ella, siempre y cuando se guarden en recipientes cerrados. Esto es necesario, puesto que, para almacenar estos alimentos de una forma que se pueda preservar su frescura, sabor y nutrientes.

Algunos puntos importantes a tener en cuenta son los siguientes:

  • Elige un recipiente adecuado: es recomendable guardar siempre los frutos secos en recipientes herméticos y opacos para que así se encuentren protegidos de la luz, el aire y la humedad. Unas grandes opciones para ello es usar tarros de vidrio, recipientes herméticos o bolsas que cuenten con un cierre hermético, siendo cualquiera de ellas válida para la conservación de estos alimentos.
  • Evita la humedad: los frutos secos son propensos a absorber los olores y la humedad, razón por la que es necesario mantenerlos alejados de ambientes húmedos con los que prevenir el desarrollo de moho. De esta manera, para todos aquellos que residan en lugares con una alta presencia de humedad, conviene utilizar sobres absorbentes de humedad para conseguir que se mantengan en el mejor estado posible.
  • Lugar fresco y oscuro: por norma general, conviene que estos alimentos se encuentren almacenados en un espacio fresco y oscuro, como un armario, lejos de la incidencia directa de los rayos procedentes del sol. Es por ello por lo que la mencionada recomendación de guardarlos en la nevera es muy aconsejable. Hay que tener en cuenta que la exposición al calor y la luz puede acelerar el proceso de oxidación de los frutos secos y disminuir su frescura.
  • Etiquetado y fecha: es una buena práctica etiquetar los recipientes con la fecha de compra o de caducidad, lo que puede ayudar a la hora de mantener un control sobre la frescura de los alimentos.
  • Consumir en un plazo razonable: aunque los frutos secos tienen una larga vida útil, es aconsejable consumirlos dentro de un periodo de tiempo razonable, para disfrutar así de sus propiedades nutricionales al máximo.

¿Por qué consumir frutos secos a diario?

Incluir nueces y otros frutos secos en la alimentación habitual es muy recomendable, ya que más allá de su sabor, están repletos de grasas saludables, proteínas, antioxidantes y una gran cantidad de nutrientes que son claves para una vida sana y el rendimiento deportivo. Además, tienen la ventaja adicional de que se pueden consumir en cualquier momento, durante los descansos, entre comidas, o incluso en el desayuno, además de ser aptos para personas de todas las edades.

Las nueces y frutos secos están cargados de numerosos nutrientes esenciales que son una rica fuente de hierro, magnesio, potasio, calcio y ácido fólico, además de contar con antioxidantes que pueden ayudar a aumentar la inmunidad, al tiempo que garantizan una buena salud y evitar dolencias y otras enfermedades. De esta manera, ayuda a incrementar el nivel de inmunidad para combatir varios tipos de afecciones.

También ayudan a mejorar la digestión, al mantener el intestino y el estómago sanos, así como a combatir el estreñimiento, pues su contenido en fibra permite que el cuerpo elimine los desechos del organismo. De igual modo, la fibra también contribuye a la pérdida de peso, pues provoca una mayor sensación de saciedad.

Continuando con sus principales beneficios, está su capacidad antienvejecimiento, al prevenir la sequedad de la piel y eliminar las células muertas de la piel, además de que aumentan la hemoglobina y combaten la anemia. Los frutos secos son también base de una dieta para proteger la salud del corazón, así como ayudar a mejorar la salud ósea, mejorar la memoria y el sueño, y ayudan a combatir la ansiedad y la depresión.

Así pues, se consigue poder disfrutar de una gran cantidad de ventajas de introducir los frutos secos en la dieta diaria.