Históricamente maltratada como un recurso fácil de cenas sin ganas, la tortilla francesa parece haber sido siempre, al menos a nivel casero, un plato de bajo valor gastronómico. Y no precisamente porque no lo tenga, sino porque nuestra manera de prepararla ha sido siempre con desdén y falta de cariñito.

Pero la realidad es que una tortilla francesa puede ser todo un manjar. Solo hay que fijarse en los buffets de desayuno de los buenos hoteles, donde siempre hay un chef preparando tortillas al momento, tanto solas como con todo tipo de rellenos, y cuyo puesto es el que genera más cola entre los huéspedes.

La de hoy no es ni mucho menos una receta novedosa, pero sí una sencillísima guía para hacer la perfecta tortilla francesa, y que pase de ser un «me hago cualquier cosa» a un «hoy me apetece mi estupenda tortilla».

A mi gusto, será perfecta con una fina capa cuajada, ligeramente dorada o incluso pálida, que sujete un interior jugoso, para lo cual necesitaremos tan solo dos cosas: huevos de gallinas criadas en libertad, que son aquellos marcados con el código 0 o 1 en su cáscara, y una buena sartén antiadherente de tamaño pequeño de unos 20 cm de diámetro o poco más.

Y sí, aquí el tamaño importa. Siempre es mejor hacer varias tortillas individuales en una sartén manejable, donde alcanzaremos toda la superficie con un simple gesto y a razón de un par de minutos por tortilla, que echar huevos batidos a cascoporro y que cada zona cuaje a su ritmo, incrementando además el tiempo de cocinado.

El procedimiento no es otro que verter nuestros huevos batidos con su pizca de sal en la sartén caliente a fuego medio e ir removiendo con una espátula, como si estuviésemos haciendo una bechamel, sin olvidarnos de los bordes, y cuando todo el conjunto esté uniforme y cremoso, doblar la tortilla en forma de crepe o, como a mí más me gusta, enrollarla como si fuera un burrito.

Si la sartén es antiadherente, pero de verdad, no nos hará falta añadir ninguna grasa para cocinar, pero es cierto que esta tortilla mejora añadiendo, antes que los huevos, un poquito de mantequilla, e incluso con un chorrito de nata en los huevos batidos.

Y a partir de aquí ya puede volar la imaginación de cada uno a su libre albedrío. Le podemos añadir en crudo jamón cocido, nuestros quesos favoritos, hierbas aromáticas, o previamente cocinado un poco de cebolla, pimiento, setas, lo que se nos ocurra, pero eso sí, todo muy bien picadito para que el resultado nos quede lo más homogéneo posible.

Cómo hacer una tortilla francesa

Cómo hacer una tortilla francesa Clara Villalón

Ingredientes

  • Huevos camperos, 3 ud
  • Sal, c/s
  • Aceite de oliva, 1 cucharadita
  • Mantequilla, una pizca (opcional)

Paso 1

Batir los huevos muy bien

Paso 2

Calentar la sartén con el aceite y la mantequilla

Paso 3

Remover los huevos en la sartén

Paso 4

Dar forma a la tortilla francesa.

Paso 1

Batir con la ayuda de un tenedor los huevos en un plato hondo. Es bueno batirlos bien dejando que espumen ligeramente asegurándonos de que no hay partes de huevo sin mezclar bien. Incorporar ahí también la sal.

Paso 2

Calentar la sartén a fuego fuerte, añadir ahí el aceite y un pelín de mantequilla si se desea e incorporar los huevos batidos. En ese mismo momento bajar el fuego al mínimo que se pueda y empezar rápidamente a batir los huevos con una espátula de silicona o algo parecido. La espátula nos ayudará luego mucho a darle forma a la tortilla. Seguir dando vueltas hasta que veamos que la tortilla no nos lo permite más. 

Paso 3

Entonces, estirar bien el huevo por la sartén y dejar que se forme la capa fina, durante unos 30 segundos. Será el momento de añadir algún relleno si se quiere.

Paso 4

Con la ayuda de la espátula dar forma a la tortilla, lo ideal es doblarla y luego con un golpe seco de sartén hacer que se doble sobre sí misma para que se cuaje también por el otro lado unos 30 segundos. 

Paso 5

Con mucho cariño y asegurándonos de que no está pegada, retirar a un plato deslizándola.