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Confieso que la primera vez que vi a Jamie Oliver usar esta técnica con un filete, no las tuve todas conmigo. No sé si por mi inexperiencia de entonces o por lo novedoso del método, me pareció algo sorprendente que tuve que experimentarlo con el siguiente filete que cociné.
El cocinero británico es un gran defensor de la cocina sencilla y un reconocido activista en favor de la alimentación saludable, especialmente en escuelas. Su lucha por mejorar la calidad de la comida que se sirve en las escuelas del Reino Unido ha conseguido que sus consejos influyan en las políticas alimentarias de Gran Bretaña. En España se hizo popular cuando sus programas de televisión empezaron a emitirse en Canal Cocina doblados al castellano.
Filetes más sabrosos y con más nutrientes sin sumar calorías
La forma que mejor funciona para que alguien se coma un plato de comida saludable es que esté rica. No nos engañemos, si comer sano implicase comer siempre comida insípida como la que se suele identificar como "comida de hospital", las probabilidades de dejar de comer sano en poco tiempo aumentan drásticamente. Por eso fracasan las dietas que yo acostumbro a llamar del "todo sin", porque, valga la redundancia, no nos gusta comer cosas que no nos gustan y tampoco nos hace gracia comer todos los días lo mismo.
Por muy sano que sea un filete de pollo a la plancha y, aunque no podamos decir que esté malo, después de diez días comiendo filetes de pollo a la plancha, no son pocos los que acaban aborreciendo el pollo por una larga temporada.
Hace tiempo, hablamos de cómo una marinada puede dar nuevos y distintos toques de sabor a los filetes de todo tipo de carne o de pescado, pero es una técnica que lleva algo de tiempo y, por lo tanto, requiere planificación, no nos sirve para hacer la cena en cinco minutos. En cambio, esta técnica que veremos hoy sí nos permite dar un toque de sabor extra sin esfuerzo y sin esperas.
Este "truco" para que los filetes tengan más sabor, que consiste en ir un poco más allá de lo que yo suelo llamar "la santísima Trinidad" de la cocina, que son la sal, el aceite de oliva virgen extra y la pimienta recién molida, porque no faltan en ninguna receta, no solo es personalizable según los gustos de cada uno, si no que también es una fantástica opción desde el punto de vista nutricional.
Combinar una fuente de proteínas magra otros ingredientes naturales que aporten sabor nutrientes y sumen beneficios para la salud es una manera de mejorar la adherencia a una alimentación saludable. La carne de ternera aporta proteínas de alto valor biológico, esenciales para la reparación muscular y el mantenimiento de los tejidos que forman los órganos de nuestro cuerpo. Además, es rica en hierro hemo, que se absorbe fácilmente y contribuye a prevenir la anemia, así como en zinc y vitaminas del grupo B, especialmente B12, crucial para el funcionamiento del sistema nervioso.
Si en lugar de un filete de ternera utilizamos carne de cerdo, el perfil nutricional varíará dependiendo del corte que elijamos. Partes magras como el lomo o el solomillo de cerdo contienen menos grasa que otros cortes más grasos como la aguja o cabezada, pero, en general, el cerdo es también una buena fuente de proteínas y vitamina B1, fundamental para el metabolismo energético. Aunque se trate de una carne más demonizada que la de ternera o de pollo, la de cerdo puede ser tan saludable como estas dos si se elige un corte bajo en grasas.
El pollo, especialmente la pechuga sin piel, es una opción más magra y con menos grasa saturada que la ternera o el cerdo. Su contenido proteico es similar, pero es una carne con menor contenido en hierro. Es ideal para quienes buscan una opción más ligera sin sacrificar proteínas de alta calidad. La pechuga de pollo es también la más insípida y la que más mejora en términos de sabor al utilizar un truco como el de hoy.
Si se emplea pescado, como salmón o merluza, el perfil nutricional cambia de forma más significativa. El pescado, al igual que las carnes, aporta proteínas completas, pero, además, es una fuente importante de ácidos grasos omega-3 (en el caso de pescados grasos como el salmón), que benefician la salud del corazón y el cerebro.
La técnica usada por Jamie Oliver es algo bien sencillo y se parece bastante a algo que hacen los argentinos con su famoso asado, el chimichurri. Consiste en pasar el filete nada más sacarlo de la sartén por un adobo o aliño sencillo que casi no aporta calorías, pero sí mucho sabor y nutrientes. Puede adaptarse a los gustos de cada uno, pero en general se trata de añadir un extra de vitaminas con ingredientes frescos.
En este caso, no nos quedaremos solo con el habitual aceite de oliva virgen extra, que en la mezcla de condimentos añade ácidos grasos monoinsaturados, beneficiosos para la salud cardiovascular. Utilizaremos también pimentón dulce ahumado y perejil fresco, que no solo aportan sabor, sino también antioxidantes que ayudan a combatir el estrés oxidativo en el organismo.
Por otro lado, el zumo de limón y el perejil no solo potencian el sabor del filete y ayudan a equilibrar el sabor del aceite, sino que también proporcionan vitamina C -que al no cocinarse se aprovecha casi al cien por cien-, lo que puede mejorar la absorción del hierro presente en la carne.
Otras hierbas e ingredientes aromáticos que se pueden utilizar son el romero, que mejora la digestión y tiene propiedades antioxidantes;, tomillo, que aporta vitamina C y favorece la digestión o eneldo, ideal para pescados. La ralladura y el zumo de cítricos también aporta vitamina C y es una forma fácil, rápida y barata de potenciar el sabor de cualquier carne sin necesidad de recurrir a saborizantes ultraprocesados.
Ingredientes para hacer un filete con mucho sabor
- Filete de carne o de pescado, 150-200 g
- Pimentón dulce ahumado, 1 cucharadita
- Mostaza, 1 cucharadita
- Aceite de oliva virgen extra, 1 cucharada
- Zumo de limón, 1 cucharada
- Sal, al gusto
- Perejil fresco picado muy fino, 1 cucharada
Paso 1
Calentamos una sartén o plancha a fuego alto hasta que esté bien caliente. No agregamos aceite, ya que lo aplicaremos directamente sobre la carne para que éste no se queme.
Paso 2
Secamos bien el filete con papel de cocina, lo “pintamos” con aceite de oliva con ayuda de un pincel de silicona y lo colocamos en la sartén caliente. Cocinamos durante 2-3 minutos por cada lado para obtener un punto a nuestro gusto. El tiempo dependerá del grosor del filete y de si nos gusta la carne más o menos hecha, excepto si el filete es de pollo, que debe cocinarse completamente. Si es un filete de pescado, habrá que tener algo más de precaución para que no se pase.
Paso 3
Mientras se cocina el filete, en un bol pequeño, mezclamos el pimentón dulce ahumado, la mostaza, el aceite de oliva, el zumo de limón, la sal y el perejil fresco picado. Removemos bien hasta obtener una mezcla homogénea y reservamos.
Paso 4
Retiramos el filete de la sartén y, sin dejar que repose, lo pasamos inmediatamente por la mezcla de especias y hierbas, asegurándonos de que se impregne bien por ambos lados.
Paso 5
Dejamos reposar el filete durante 2 minutos antes de servir, así se reabsorberán los jugos internos y el filete quedará más tierno y jugoso. También daremos tiempo que los sabores del aliño penetren.
Paso 6
Pasado ese tiempo, ya podemos cortar el filete y disfrutarlo con nuestra guarnición favorita.