Polenta asada, una receta más adictiva que las patatas fritas
La polenta es un alimento que nunca debería faltar en la despensa. Es como una alternativa a las patatas de larga duración.
24 febrero, 2023 15:24- Total: 55 min
Parecen patatas fritas, pero no lo son. Aunque estos palitos de polenta asada están también buenísimos y son, si cabe, más adictivos que las primeras. También podrían freírse de la misma forma que las patatas, aunque en esta ocasión hemos optado por terminar la cocción en el horno.
La polenta es un alimento muy típico de Italia que en el país transalpino es ampliamente utilizado como guarnición. Se puede servir recién hecha como si fuera un puré muy cremoso o se puede dejar enfriar para que se vuelva sólida y así poder cortarla en trozos y freírla o asarla para que se forme una corteza muy crujiente.
En España, la polenta se puede encontrar prácticamente en cualquier supermercado grande, tanto en versión precocida -polenta rápida o exprés- o cruda. La primera solo necesitará una breve cocción cuando la vayamos a cocinar y la segunda necesita de unos 20-25 minutos de cocción sin parar de remover -más o menos el mismo trabajo que hacer un risotto-.
A la hora de comprar polenta, es importante saber que se trata de una sémola de maíz. No debemos confundir la polenta con la fécula de maíz -lo que conocemos como Maizena-, ni con la harina de maíz panificable, ni con la harina de maíz precocida que se usa para hacer las arepas venezolanas, ni con la harina de maíz nixtamalizada que usamos para las tortillas de maíz mexicanas. El paquete nos indicará el tipo de harina que es y basta con que tengamos en cuenta que no son intercambiables.
Cómo hacer polenta asada crujiente
Si en vez de asarla, optásemos por freírla, la receta sería exactamente igual hasta el momento antes de pincelar los bastones con aceite, en vez de eso, rebozaríamos los bastones en algo más de polenta y los freiríamos en aceite abundante hasta que estén bien dorados.
Ingredientes
- Polenta instantánea, 250 g
- Mantequilla, 100 g
- Queso parmesano rallado, 75 g
- Agua, 1 litro
- Sal, al gusto
- Aceite de oliva, cantidad necesaria para pincelar
Paso 1
Ponemos a calentar el agua en una olla de tamaño adecuado a fuego medio hasta que rompa a hervir.
Mientras se calienta el agua aprovechamos para cortar la mantequilla en dados.
Paso 2
Cuando el agua esté hirviendo, añadimos la polenta poco a poco en forma de lluvia mientras vamos removiendo. Una vez incorporada toda la polenta, dejamos reducir la mezcla a fuego suave removiendo con frecuencia hasta que tenga una textura homogénea y espesa.
Paso 3
Empezamos a añadir los dados de mantequilla poco a poco sin parar de remover para que se integren. Después incorporamos el queso parmesano rallado y sal al gusto. Hay que acordarse de que el queso ya aporta algo de sal. Mezclamos todo bien y cocinamos todo junto durante 5 minutos más a fuego bajo y sin parar de remover para que no se nos pegue.
Paso 4
Forramos una fuente de unos 20x30 cm con papel de horno y volcamos la polenta encima y la extendemos bien con ayuda de una espátula de cocina hasta tener una capa de unos 2 centímetros de espesor.
Paso 5
Ponemos otra hoja de papel de horno sobre la polenta y presionamos ligeramente para que el papel quede en contacto por todas partes. Dejamos enfriar en la nevera como minimo 2 horas, aunque lo ideal es poder dejarla de un día para otro.
Paso 6
Cuando vayamos a asar la polenta, precalentamos el horno a 225 ºC, cortamos la polenta fría -y ya cuajada- en bastones de 2x10 cm, los pincelamos con aceite de oliva virgen extra y los colocamos sobre una bandeja de horno forrada con papel de hornear.
Paso 7
Horneamos durante unos 25 o 30 minutos dándoles un par de vueltas en mitad del horneado. La polenta ya está cocinada, en el horno solo necesitamos que se nos doren por fuera.
Paso 8
Servimos inmediatamente.