No sé si os ha pasado alguna vez en la cocina que algo que habéis comido por ahí está delicioso y no os atrevéis a hacerlo en casa porque parece muy complicado, pero luego, cuando buscáis la receta descubres que sólo lleva 4 ingredientes, es trabajo de niños y puedes hacerlo sin restricciones y tomarlo hasta que te hartes.
Pues eso ya me ha pasado a mí un par de veces, la primera con los churros, que sólo son agua, harina y sal y ésta semana con la receta que os voy a enseñar: la horchata.
Porque no hay nada mejor en verano que tirarse en la terraza con una buena horchata fresquita y ver como tus vecinos se mueren de la envidia.
Ingredientes para un litro
- 250 gr de chufas secas
- 1 litro de agua muy fría
- 4 cucharadas de azúcar ( al gusto)
- Canela y corteza de limón (al gusto)
Preparación
Antes de hacer la horchata, las chufas tienen que estar en remojo 12 horas, cambiando el agua de vez en cuando para limpiarlas bien de impurezas y evitar que se recaliente mucho. Cuando las chufas estén bien hidratadas ya el resto es coser y cantar.
Colocáis las chufas escurridas y secas y las batís bien en la batidora con un chorrito de agua fría, que os ayudará un poco porque hay que hacer fuerza para dejar una pasta espesa y grumosa.
Cuando esa pasta esté lista añadir el resto de agua, el azúcar, la canela y un trocito de corteza de limón, todo ello al gusto, pero cuantos menos aditivos más natural será. Con todos los ingredientes juntos dejar reposar en el frigorífico 1 o 2 horas, dependiendo de las ansias que tengáis por beberla, pero cuanto más tiempo mejor.
Cuando la mezcla esté lista, el último paso es colar todos los ingredientes bien. Podéis hacerlo primero con un colador y luego con una gasa o trapo, pero con el segundo paso es suficiente. Cuando tengáis todo el jugo bien extraído ya tendréis vuestra rica horchata casera.
Resultado
La verdad que no pensaba que el resultado iba a ser tan bueno. Simplemente DE-LI-CIO-SA.
Además, aunque ya había visto las chufas en los puestos de las ferias, nunca me había atrevido a comerlas así, he descubierto que enteras e hidratadas están buenísimas. Se comen como pipas.
El único problema es que no dura tanto como la que compramos envasada, ya que os recomiendo que no pase más de 48 horas en la nevera y la remováis de vez en cuando porque se queda en el fondo toda la “sustancia”.