El pollo, a pesar de ser una de las carnes que más se consumen en el mundo, es también una de las que más se maltratan a la hora de cocinarlas y manipularlas en casa.
Por alguna razón que no acierto a entender, a veces da la sensación de que cuando un producto es barato no merece ser tratado con el mismo mimo o el mismo respeto que otro producto mucho más caro.
Errores que no debes cometer al cocinar pollo
Dejarlo descongelar sobre la encimera
A veces vamos con prisa, queremos el pollo para cenar y nos acordamos a media tarde, así que para que se descongele rápido optamos por ponerlo en un plato sobre la encimera. Error bastante grave, pues la superficie del pollo se descongelará enseguida y se quedará un montón de rato a una temperatura óptima para la proliferación de bacterias.
Lo que debemos hacer si el pollo está congelado es dejarlo descongelar dentro de la nevera y, si por el motivo que sea necesitamos una descongelación más rápida, meteremos el trozo a descongelar en una bolsa de plástico con cierre zip y la sumergiremos en agua caliente que iremos renovando a medida que se enfría.
Cocinarlo directamente de la nevera
Así lo más probable es que nunca acabe de cocinarse bien por dentro. Para que el resultado sea bueno, debemos sacar la carne unos 10-15 minutos antes de cocinarla para que se atempere. Pues al igual que no se debe dejar la carne durante horas para que se descongele fuera de la nevera, dejarla fuera unos 15 minutos para que se atempere no supone riesgo sino que es una necesidad.
Lavar el pollo
Lavar el pollo no aumenta la seguridad de su consumo, todo lo contrario, las salpicaduras del lavado nos llenarán gran parte de la cocina de bacterias que acabarán en otros alimentos.
Así que recuerda limpiar el pollo siempre, pero con papel de cocina, no lo metas en el fregadero bajo un chorro de agua.
Retirar la piel y los huesos antes de cocinar
Aunque no tengamos intención de comer la piel y, evidentemente los huesos tampoco se vayan a comer, si cocinamos el pollo con ellos, siempre tendremos un pollo más jugoso que si los retiramos, sobre todo cuando se trate de asarlo en el horno o cocinarlo en las brasas.
Dejar que la temperatura pase de los 75ºC
En más de una ocasión os hemos dicho que un termómetro de cocina es fundamental para obtener siempre los mismos resultados en nuestros platos. En el caso del pollo, por cuestiones de seguridad debemos esperar a que la temperatura en el centro alcance los 75ºC, pero todo lo que suba a partir de ahí, es resecar la carne de manera innecesaria.
Freír muchas piezas a la vez o de distinto tamaño
Al cocinar pollo frito, lo que buscamos es que quede crujiente por fuera, tierno por dentro y lo menos aceitoso posible. La forma de conseguirlo es freírlo a una temperatura ligeramente moderada -ya que una temperatura excesiva hará que no se cocine bien por dentro- y con pocas piezas en cada tanda, pues si se echan muchas piezas a la vez a la sartén, se baja mucho la temperatura y el pollo más que freírse se cuece, no queda crujiente y queda más aceitoso.
También es importante que, al cocinar pollo troceado, ya no solo frito, los trozos sean de tamaño similar, para así asegurarnos de que la cocción es correcta en todos ellos.
Trinchar nada más sacar del horno
Al sacar el pollo del horno, o retirar la cazuela del fuego conviene esperar unos 5 minutos para que se asienten los jugos antes de trocear y servir el pollo.
Sazonar y adobar el pollo entero
Si vas a asar un pollo entero y quieres que tenga sabor a algo, no basta con salpimentarlo un poco, sino que hay que mimarlo un poco más, una buena opción es introducirlo en una salmuera, pero si no hay tiempo, hay que procurar no quedarse cortos a la hora de sazonar y adobar por fuera y por dentro, añadiendo especias, limón, y untándolo generosamente con aceite o mantequilla.
Seguro que algunos de estos errores ya os los sabíais y ya los habéis corregido, así que hoy es un buen día para empezar a corregir todos los demás.