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Una de mis opciones favoritas a la hora de hacer batchcooking es asarme un pollo entero. Me da muchísimo juego y me salen un montón de raciones de proteínas a precio muy económico. Los cuartos traseros, dándoles un calentón de 3 o 4 minutos en la freidora de aire quedan como recién hechos, con la piel crujiente y jugosos por dentro; las pechugas, por otro lado, son perfectas para tomarlas en frío, bien como parte de una ensalada preparada en el momento o en un riquísimo sándwich.
[El truco infalible paraque la pechuga de pollo no quede seca]
Pero es cierto que, si no nos apetece la pechuga fría, recalentarla en el horno, la freidora de aire o la sartén, puede hacer que se nos quede excesivamente seca y poco disfrutable. Así que siempre me busco maneras de que aumente su temperatura, pero sin variar su punto de cocción. Y ya adelanto que, lo que mejor me funciona es trocearla y bañarla/sumergirla en alguna salsa calentita o saltearla ligeramente para glasearla con algunos condimentos. Esto, además, de evitarnos comer la carne fría, le aporta un extra de sabor a esta parte del pollo que, por su naturaleza, es bastante insípida.
[Pechuguita de pollo Pibil en CrockPot, receta paso a paso]
Lo mejor de todo, es que el proceso completo no nos va a llevar ni cinco minutos, lo que tardemos en trocear la pechuga, mezclar cuatro cosas en la sartén y un par de minutos más para que la carne coja temperatura. Esos cinco minutos pueden suponer un cambio abismal.
[Pechuga de pollo marinada con salsa verde, una receta ligera y sabrosa]
En la receta de hoy, si es que se le puede llamar receta, en realidad, es una idea para calentar unas sobras de pollo asado, que pueden ser fortuitas o intencionadas, pero que también sirve para marcarse unas alitas de pollo picantes al estilo de las del KFC. Para ello, solo tendríamos que salpimentar las alitas, rebozarlas ligeramente en fécula de maíz (la Maizena de toda la vida) y freírlas en aceite abundante o, si se prefiere, hacerlas en la freidora de aire. Una vez fritas, se glasean con la salsa que os propongo a continuación, lo justo para que se embadurnen por fuera, pero sin perder el punto crujiente adictivo de los trozos de pollo frito.
Para darle el punto picante he usado gochujang, una pasta de chiles picantes típica de la cocina coreana. Se puede encontrar en cualquier tienda de productos asiáticos y tiene muchas aplicaciones como condimento en la cocina, podemos utilizarla para marinar carnes o tofu, para salsas frías, vinagretas o salsas calientes como en la receta de hoy.
Pero como digo, esta receta es solo una idea, no es obligatorio irse a comprar un bote de esta pasta para prepararte una pechuga de pollo en cinco minutos, si tienes otro picante en casa, utilízalo ajustando la cantidad para que el resultado esté a tu gusto. Si en vez de gochujang, pones una cucharadita de cayena en polvo o un chorrito de tabasco y en vez de aceite de sésamo pones un poco más de mantequilla, también vas a tener una pechuga de pollo picante calentita y buenísima que no tendrá matices de sabor típicos de la cocina coreana, pero que tampoco está mal. Aprender a cocinar es también aprender a adaptarse a los ingredientes con los que uno cuenta en cada momento.
Ingredientes
- Pechuga de pollo asada, 1 ud
- Gochujang, 1 cucharada
- Miel o sirope de ágave, 2 cucharadas
- Vinagre de arroz, 2 cucharadas (o cualquier otro vinagre agridulce)
- Aceite de sésamo, 1 cucharada
- Mantequilla, 1 cucharadita
- Cebolleta, 1 ud (solo la parte verde)
- Semillas de sésamo
Paso 1
Troceamos la pechuga de pollo asada en trozos de bocado y la reservamos.
Paso 2
Ponemos a calentar una sartén a fuego medio-bajo y añadimos el gochujang, la miel, el vinagre, el aceite de sésamo y la mantequilla.
Paso 3
Removemos bien con una espátula de cocina hasta tener una mezcla homogénea.
Paso 4
Añadimos el pollo troceado a la sartén y salteamos la carne durante un par de minutos sin parar de remover. Buscamos que coja temperatura y se embadurne bien con la salsa, pero sin que se cocine más.
Paso 5
Servimos inmediatamente con un poco de cebolleta picada por encima y unas cuantas semillas de sésamo tostado que darán un toque crujiente. Se puede servir con arroz blanco y ya tendríamos un menú completo delicioso para cualquier comida de diario.