A menudo, especialmente en las redes sociales, se habla de inflamación o de tener la barriga inflamada, cuando, en realidad, se están refiriendo a la hinchazón abdominal. Esto lleva a confusión porque son dos cosas diferentes.

Intentaremos aclararlo de una manera sencilla, porque conocer la diferencia entre ambas es el primer paso para prevenirlas.

En primer lugar, la molesta hinchazón abdominal es ese aumento en el volumen de la tripa que, normalmente, va acompañada de una sensación de empacho, de haber comido de más. Las causas de la hinchazón abdominal pueden ser diversas y variadas.

  • Acumulación de gases en algún punto del tubo digestivo. Cuando consumimos alimentos flatulentos, comemos muy rápido tragando demasiado aire, éste se puede quedar un tiempo en la tripa y producir la distensión de la pared abdominal, de ahí su aspecto más abultado. 
  • Retención de líquidos. Puede deberse a un consumo excesivo de sal o a fluctuaciones hormonales, lo más frecuente. En algunos casos, puede deberse también a algunas enfermedades renales o hepáticas.
  • Intolerancias alimentarias. Cuando se padecen intolerancias a determinadas sustancias como la lactosa, el gluten, la fructosa... el organismo no es capaz de digerirlas correctamente y pueden causar hinchazón abdominal.

Los síntomas de la hinchazón abdominal, aparte del aumento visible y temporal del tamaño de la tripa, pueden ir acompañados de sensación de presión y rigidez en la zona abdominal -esa sensación de sentirse como un globo a punto de explotar-, eructos, flatulencias y, en los casos más graves, hasta dolor moderado.

A pesar de todas las molestias, la hinchazón abdominal no suele revestir gravedad y se debe, en la mayoría de los casos, a factores dietéticos. Por eso, suele desaparecer en unas horas si se sigue una dieta ligera que no promueva la formación de gases en el intestino y, de no ser suficiente, administrando un medicamento para los gases.

La inflamación va más allá de la hinchazón

La inflamación, por otro lado, es algo mucho más complejo que puede afectar a cualquier parte del cuerpo. Sucede como respuesta del sistema inmunitario a un daño o traumatismo, que puede ser, desde un simple corte hasta un golpe, una infección o una enfermedad. La inflamación se caracteriza por:

  • Enrojecimiento y aumento de la temperatura de la zona. El aumento del flujo sanguíneo hacia la zona afectada produce estos síntomas, que pueden ser visibles a simple vista cuando se trate de lesiones superficiales, como golpes, cortes, quemaduras o arañazos.
  • Hinchazón. La afluencia de células inmunitarias a la zona afectada para luchar contra el daño deriva en la acumulación de éstas en ese punto haciendo que aumente el volumen.
  • Dolor agudo. Por la liberación de sustancias que estimulan las terminaciones nerviosas de la zona afectada.
  • Pérdida de funcionalidad. Como consecuencia del dolor agudo y la hinchazón, la parte del cuerpo afectada puede ver comprometida su funcionalidad. Un ejemplo muy sencillo sería una torcedura de tobillo, que duele, se hincha y nos impide caminar con normalidad.

En definitiva, la inflamación es una patología que debe ser tratada por un profesional de la medicina después de haber hecho las pruebas pertinentes para determinar su origen.

¿Se puede evitar la hinchazón abdominal?

Como ya hemos visto, la hinchazón abdominal es, casi siempre, consecuencia de una dieta inadecuada.

Los alimentos con fama de flatulentos por excelencia son las legumbres, pues éstas contienen un trisacárido denominado rafinosa, que nuestro organismo no es capaz de digerir. Esto hace que llegue intacto al intestino grueso y se convierta en alimento para las bacterias que se encargan de fermentarlo liberando gases durante el proceso. Estos gases son los que nos producen la hinchazón y el malestar asociado a ésta.

Como las legumbres son, por otro lado, muy saludables, no deben eliminarse de la dieta, pero sí cocinarse siguiendo algunas recomendaciones que reducen mucho sus efectos negativos y evitarse a la hora de la cena.

Los vegetales que pertenecen a la familia de las crucíferas, como el repollo, el brócoli, la lombarda, la coliflor o las coles de Bruselas, también poseen oligosacáridos que llegan sin digerir al intestino grueso produciendo los efectos que todos conocemos. Si bien, sus efectos flatulentos, varía según la forma de cocinarlas.

Los cereales integrales, aunque aportan más nutrientes, también tienen fibra no soluble que no se digiere y acaba causando gases e hinchazón, por lo que deben evitarse a la hora de la cena para facilitar la digestión.

Más alimentos que hinchan y se deben evitar

Además de los ya mencionados, existen otros alimentos con menor calidad nutricional que sí podrían eliminarse por completo de la dieta para evitar la hinchazón y mejorar la salud en general.

Las bebidas carbonatadas como refrescos o cerveza contienen gas que ingerimos y se puede acumular en el estómago causando hinchazón y eructos desagradables.

Los fritos, ultraprocesados y, en general, alimentos con una cantidad excesiva de grasas. Éstos hacen que el vaciado gástrico sea más lento produciendo sensación de pesadez e hinchazón.

Los polialcoholes que se utilizan como edulcorantes (sorbitol, xilitol, maltitol) que fermentan en el intestino y producen gases. Algunas frutas deshidratadas, como las ciruelas pasas, también contienen xilitol de forma natural y producen el mismo efecto.

Una receta perfecta para cenar sin hinchazón

Para aplicar todo lo que hemos visto, os proponemos una receta veraniega, facilísima de hacer y con ingredientes que son muy fáciles de digerir.

La pechuga de pollo es una fuente magra de proteínas de alto valor biológico que, cuando se cocina hervida o a la plancha, resulta muy fácil de digerir, por lo que es perfecta para una cena ligera.

La lechuga y el pepino son bajos en calorías y contienen gran cantidad de agua y fibra soluble que favorecen la motilidad intestinal haciendo que la digestión sea más rápida y sin causar gases.

Ingredientes para hacer una ensalada antihinchazón abdominal

  • Filete de pechuga de pollo, 200 g
  • Pepino, 100 g
  • Lechuga romana, 100 g
  • Tomate mediano, 1 ud
  • Aceite de oliva virgen extra, 1 cucharada
  • Zumo de limón, 1 cucharada
  • Sal, al gusto
  • Pimienta negra recién molida, al gusto

Paso 1

Salpimentamos el filete de pechuga de pollo y lo cocinamos a la plancha un par de minutos por cada lado o algo más dependiendo del grosor. La carne de pollo debe quedar completamente cocinada. La dejamos enfriar.

Paso 2

Lavamos el pepino, la lechuga y el tomate

Paso 3

Cortamos el pepino en medias lunas (si es muy grande, se pueden retirar las semillas).

Paso 4

Cortamos el tomate en 'gajos' y la lechuga en juliana.

Paso 5

Cortamos el filete de pollo en tiras.

Paso 6

Mezclamos todos los ingredientes en un bol grande.

Paso 7

Aliñamos con aceite de oliva, zumo de limón, sal y pimienta al gusto.

Paso 8