- Total: 10 min
- Comensales: 2-3
Ahora que se acerca el verano, las ensaladas de arroz son una fantástica alternativa a las ensaladas de pasta o de patatas. Con respecto a estas últimas, nos ahorra la tarea de pelarlas, así es que muchos lo prefieren.
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El arroz, cocinado solo o "blanco", acostumbra a servirse como guarnición o acompañamiento típico de la cocina de muchos países, aunque no siempre con la intención de mezclarlo con el plato principal. En Asia, el arroz blanco es algo así como un 'limpiador de paladar' al que acudir cuando el picante del resto de los platos empieza a notarse en demasía.
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Pero sea como fuere, independientemente del destino que le vayamos a dar a nuestro arroz blanco, lo que se espera de él es que esté suelto. Los granos deben estar perfectamente cocidos, pero no apelmazados ni pastosos y hay varias formas de conseguir esto.
El arroz como sustento
Desde el punto de vista nutricional, el arroz es una fuente de carbohidratos que proporcionan energía de manera rápida y efectiva en el caso del arroz blanco y de manera más gradual en el caso del arroz integral. Esto lo convierte en un básico en la alimentación de muchos deportistas que necesitan seguir una dieta balanceada.
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Su aporte proteico es moderado, unos 7 g de proteína por cada 100 g de arroz, y éstas no contienen todos los aminoácidos esenciales, aunque esto puede solventarse si se consume conjuntamente con alguna legumbre, como las lentejas o las alubias, pues las proteínas de ambos se complementan.
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El arroz blanco (refinado) conserva una pequeña cantidad de fibra y es un alimento muy fácil de digerir. Esto lo hace adecuado para personas convalecientes o con algún problema estomacal, y también por esto lo asociamos casi siempre a comida de hospital. Al no contener gluten, su consumo es prácticamente universal.
El arroz integral contiene fibra dietética que favorece la movilidad intestinal, así como vitaminas B1, B3 y B6, pero en el proceso de refinado y pulido para convertirlo en arroz blanco se pierden casi en un 50 %.
Cómo hacer un arroz blanco que quede suelto y en su punto
De todas las técnicas que he probado para cocer arroz, hay dos que me parecen especialmente sencillas por los buenos resultados que dan sin necesidad de adquirir electrodomésticos especiales como puede ser una arrocera.
En ambos casos, cocer el arroz nos llevará apenas 10 minutos y quedará perfecto.
Método 1: Cocer arroz como si fuese pasta
Cuando quiero un arroz completamente suelto para preparar una ensalada y comerla en el momento, lo que hago es cocer el arroz como si fuese pasta, esto es, en abundante agua con sal y con fuego vivo.
Pasados 10 minutos, escurro el agua con un colador de malla fina y enjuago el arroz bajo un chorro de agua fría para cortar la cocción y enfriarlo. Durante este lavado perderá parte de la sal, pero no es problema, puesto que lo corregiremos con el aliño de la ensalada.
Método 2: Cocer el arroz en una olla rápida (a presión)
Confieso que me dan un poco de repelús los arroces cocinados a presión, pero tengo que reconocer que el arroz blanco queda muy bien y se hace en un momento.
Ingredientes
- Arroz, 1 vaso
- Agua, 1 vaso
- Ajo, 1 diente
- Aceite de oliva virgen extra, 1 cucharada y algo más para servir
- Laurel, 1 hoja
- Sal, al gusto
Paso 1
Pelamos el diente de ajo y lo cortamos por la mitad.
Paso 2
Ponemos la cucharada de aceite en la olla rápida junto con el ajo y ponemos a calentar a fuego bajo hasta que el éste desprenda su aroma.
Paso 3
Añadimos el arroz y lo rehogamos durante un minuto, hasta que empiece a transparentar un poco, pero sin tomar color.
Paso 4
Incorporamos el agua, la hoja de laurel y sal al gusto de cada uno.
Paso 5
Cerramos la olla y cocinamos a fuego medio-alto en la posición 1 hasta que la olla coja presión. En las ollas modernas, lo sabremos porque la válvula sube hasta mostrar el primer anillo. Si es una olla de las antiguas, nos fijaremos en que la válvula comience a dar vueltas.
Paso 6
Cuando la válvula indique presión, que tardará del orden de 5 o 6 minutos en hacerlo, entonces apagamos el fuego y esperamos a que se baje la válvula de manera natural. Esto es, sin hacer nosotros nada para que salga el vapor.
Paso 7
Cuando la olla no tenga presión y se pueda abrir, abrimos la olla y movemos el arroz con un tenedor para que se esponje un poco.
Paso 8
Retiramos la hoja de laurel y los trozos de ajo y servimos inmediatamente. Podemos darle un toque delicioso si lo regamos con un hilillo de aceite de oliva virgen extra.