Estoy segura que muchos vamos siempre a comprar a los supermercados con las prisas y el estrés del día a día, generalmente no nos paramos a mirar el etiquetado y llenamos el carro en muchas ocasiones con comida rápida o de fácil elaboración, dulces, etc.
En este caso, queremos hablarte en este artículo sobre los tipos de grasas que podemos encontrar en los productos que consumimos, simplemente dar unas pinceladas de las grasas buenas, malas y las regulares.
En el grupo de grasas malas y que debemos evitar consumir a toda costa encontramos la grasa hidrogenada, grasa vegetal hidrogenada, grasa parcialmente hidrogenada y grasa trans. Este tipo de grasas son las que más ayudan a contraer o empeorar las enfermedades cardiovasculares, por ello lo mejor es evitarlas a toda costa.
Los productos que llevan este tipo de grasas son de lo más variado: bollería y galletas, precocinados, postres lácteos, helados, masas de hojaldre y muchas margarinas, pero ojo, hay productos veganos como ciertas marcas de nata que contiene en grandes cantidades este tipo de grasas. No os penséis que es algo más típico de las marcas blancas no, hay grandes marcas como Bimbo o Milka que usan este tipo de grasas en algunos de sus productos, algunos ejemplos pueden ser productos como los huesitos de Milka, la pantera rosa o las fajitas de trigo de Bimbo.
Es cómico, porque incluso algunas famosas y novedosas dietas como la de Siken apoyada y promovida por la famosa Terelu, basan sus productos en grasas hidrogenadas, vamos, que por una parte vas a perder peso pero lo mismo tienes que buscarte un nuevo corazón.
Siguiendo con el tema de las grasas, ya hemos dicho muchas veces que quién hizo la ley hizo la trampa. Tenemos muy interiorizado eso de que el aceite de oliva es bueno, es uno de esos ingredientes que cuando vemos que un producto lo lleva se nos abren los ojos como platos pensando: ¡Uy, esto tiene que ser la leche! Confesadlo, también nos pasa con el aloe vera. El caso es que ahora parece que la legislación ha cambiado, pero hasta hace relativamente poco, algunas marcas muy conocidas como Lay’s se dedicaba a usar una gota de aceite de oliva en la elaboración de sus productos pero lo anunciaba en las bolsas a todo ver, como si eso ya convirtiera al producto en algo mejor. En definitiva, cuando un producto anuncie a bombo y platillo que lleva aceite de oliva lo mejor es asegurarnos de que lo lleva leyendo sus ingredientes y comprobando que no lleva otros tipos de aceite o grasas.
Llegados a este punto nos metemos en el intrepidante mundo de las grasas vegetales, así tal cual, ¿de qué? No lo sabemos, muchos productos se aprovechan de eso, te ponen el componente general y ahí te apañes, cuando de entrada no se especifica el tipo de aceite vegetal hay que dudar, ya que cuando algún producto lleva un aceite de calidad lo anunciará rápidamente. Este chollo se acabará pronto ya que a finales de año se aprobará un reglamento Europeo que obligará a especificar el tipo de grasa usada en cada producto.
Normalmente cuando el producto lleva grasas vegetales saludables como el aceite de oliva o de girasol, suele proclamarlo por todo lo alto. Cuando el producto no especifica la fuente de la grasa suele ser porque es grasa de coco o de aceite de palma, ambos saturados, hay que especificar que la grasa de coco no es consideraba perjudicial pero la usaba en estos productos suele estar refinada a la máxima potencia. Dentro de estas grasas vegetales también podemos encontrar el aceite de colza, que aunque en España tenga mala fama es un aceite nutricionalmente interesante.
Dentro de los aceites vegetales, además de los ya citados, podemos destacar positivamente el aceite de girasol alto oleico, no es aceite de oliva pero contiene gran proporción de grasa monoinsaturada en vez de la poliinsaturada del aceite de girasol corriente. Este aceite es una muy buena opción para nuestra salud y por ejemplo la contienen productos de marcas saludables como la variedad de galletas sin azúcar de Gullón.
En resumen y a modo esquemático para que quede claro, tendríamos:
- Primera opción: Aceite de oliva virgen extra, algo demasiado complicado de encontrar por no decir imposible.
- Segunda opción: Aceite de oliva o aceite de girasol alto oleico.
- Tercera opción: Grasas vegetales.
- Cuarta opción: Grasas hidrogenadas, nada recomendables.
Dejo además un esquema recopilatorio que está bastante bien:
Ahora sí tienes una sencilla guía para saber qué tipo de grasas consumir, al menos si consumes grasas malas que sepas a qué atenerte.
Fuente | Dime qué comes