He observado más de una vez que, cuando se trata de hablar de temas que tienen que ver con la relación entre la salud y la alimentación, tiende a producirse un curioso fenómeno de “teléfono escacharrado” en el que la información va cambiando a medida que se va propagando y lo que puede empezar siendo la publicación de un artículo en una revista científica que diga que han estudiado las propiedades de un alimento y sus beneficios en la dieta y han concluido que ese alimento podría reducir la aparición de tal o cual enfermedad, no tarda en convertirse en un titular diciendo que el alimento en cuestión cura o evita que padezcas esa enfermedad.
Parece lo mismo, pero no lo es, y últimamente no hacemos más que ver ejemplos de supuestos alimentos anticáncer que, si realmente fuesen ciertas todas sus bondades, la especialidad de oncología se acabaría quedando sin pacientes. ¡Ojalá fuese cierto! Pero mucho me temo que eso no pasará.
¿Existen realmente alimentos anticáncer?
¿O son una manera más de hacer negocio? Pues ni una cosa ni la otra. Según cuenta el Dr. Fernando Fombellida, médico estomatólogo y coautor del libro Cocinar para vivir en una entrevista concedida a Deia, está demostrado que cierto tipo de alimentación puede disminuir el riesgo de padecer cáncer. Ahora bien, eso no quiere decir que el hecho de comer determinados alimentos sea una especie de seguro anticáncer que nos de carta blanca para comer cualquier otra cosa poco saludable.
Me explico, llevar una alimentación saludable, a nivel global, nos ayudará a estar más sanos en general, pero eso de la alimentación saludable es un concepto demasiado amplio que no se limita a introducir en nuestra dieta alimentos de moda como el brócoli, kale o el té verde.
Alimentos anticáncer, una cuestión de sentido común
Porque sí, es de sentido común darse cuenta que de poco nos servirá comernos un tomate, que por su contenido en licopeno entra dentro del club de alimentos anticáncer si lo acompañamos de unas salchichas con bacon, es decir grasas saturadas a gogó y carnes procesadas sobre las que la OMS nos ha advertido que debemos moderar su consumo, pues el consumo excesivo podría estar relacionado con la aparición de determinados tipos de cánceres.
Es decir, tal como indica el Dr. Fombellida, no hay que caer en el error de que uno se está beneficiando de las buenas propiedades de unos cuantos alimentos saludables si luego siguen tomando alcohol y alimentos procesados con grandes cantidades de grasas, azúcar y sal.
¿Se puede llevar una dieta anticáncer?
Por un lado, ninguna dieta puede garantizar que alguien no vaya a padecer cáncer, pues la aparición de este puede deberse a múltiples factores que nada tienen que ver con la dieta, como el consumo de tabaco, cuestiones genéticas o condiciones medioambientales.
Pero por otro lado, lo que sí está claro es que llevar una dieta saludable disminuirá el riesgo de padecer cáncer y otras enfermedades. Y dentro de esa dieta saludable, no se trata de hacer una dieta superestricta, sino de:
- intentar comer alimentos lo más naturales posibles – ya sabéis eso de no comer nada que tu abuela no reconociese como comida-
- evitar todo tipo de alimentos procesados y reducir todo lo posible la ingesta de carnes procesadas
- evitar frituras a altas temperaturas, especialmente cuando se usen aceites que no sean de oliva virgen extra
- no comer habitualmente alimentos carbonizados o excesivamente tostados
- no ingerir alimentos que estén a muy alta temperatura – seguro que conocéis a alguien que necesita tomarse el café o la leche prácticamente hirviendo- porque se pueden producir daños en las mucosas de estómago y esófago que pueden acabar en una lesión precancerígena
Y, pese a todo, tampoco pasa nada porque un día te comas unas salchichas con patatas fritas que si te gustan te harán muy feliz el día que te las comas, porque la vida también trata de eso, de ser felices cada día. Pero lo que sí, pensar en más variedad, no comer todos los días lo mismo, darle oportunidad a todas las verduras, frutas, legumbres, cereales… Descubrir platos y recetas nuevas.