Caldo de parida, la receta reconstituyente y rica en proteínas que preparaban las abuelas de hace un siglo
- El nombre suena raro, pero la sopa está bien rica.
- Más información: Caldo con pelotas, la sopa típica de Alicante en Año Nuevo que no se conoce en el resto de España: rica en proteínas
- Total: 3 h 10 min
Lo de nacer en un hospital es algo relativamente moderno. Muchas madres/padres y abuelas/os que aún viven nacieron en sus casas sin más ayuda que la de familiares y vecinas. En esa situación, era común que las abuelas o las mujeres más mayores de la familia prepararan un caldo sustancioso y nutritivo, normalmente de gallina, como un acto de cuidado hacia la mujer que acababa de convertirse en madre.
Este "caldo de recién parida", como suele conocerse en Andalucía, era casi como una medicina milenaria para reponer líquidos y coger fuerzas tras el esfuerzo del parto con el fin de poder amamantar a la criatura. Con motivo de llegada al mundo de un bebé, en las casas de labranza era costumbre matar una gallina, más nutritiva y sustanciosa que el pollo, para preparar este caldo que alimentaría a la parturienta.
¿Qué tiene de especial el caldo de parida?
El "caldo de parida" es una receta fácil de digerir, pero, a la vez, reconstituyente y muy nutritiva debido a la combinación de ingredientes que aportan una alta densidad de nutrientes esenciales y al método de cocción que los conserva y concentra. Este caldo se prepara con carnes de gallina (o pollo) y huesos de ternera y de jamón, ingredientes que son ricos en proteínas de alto valor biológico, necesarias para la regeneración de los tejidos después del alumbramiento.
Los huesos y los tendones que los rodean aportan colágeno, con beneficios para la piel y las articulaciones, aparte de dar una textura suave y aterciopelada al caldo que lo hace más reconfortante. Estos ingredientes también aportan grasas que proporcionan energía para la recuperación física y para sobrellevar el esfuerzo que supone la lactancia para el cuerpo de la madre. Era costumbre, añadir un huevo batido al tazón de caldo caliente, para que éste se cuajase con el calor del líquido haciendo el plato aún más nutritivo al sumar las proteínas del huevo.
Las hortalizas que se añaden al caldo (puerro, cebolla, zanahoria...) aportan azúcares complejos -carbohidratos lentos- que también ayudan a reponer energía y aportan fibra que favorece la digestión, algo que puede ayudar después del parto, cuando el sistema digestivo puede estar algo más sensible.
La cocción lenta y prolongada permite la extracción de minerales como calcio, magnesio y fósforo de los huesos y las verduras, concentrándolos en el caldo. Se trata de una manera de cocinar que conserva los nutrientes de los ingredientes y facilita su digestión, ideal para una persona que necesita recuperar energía de forma suave.
En definitiva, el "caldo de parida" no es más que una de esas recetas de abuela "curalotodo" hecha con tiempo y cariño que, aunque no exista una base científica que certifique su utilidad, es capaz de mejorar los síntomas de muchos males, desde un resfriado hasta un desamor.
Ingredientes para hacer un caldo reconfortante
- Cuartos traseros de gallina o de pollo de corral en trozos, 1 kg
- Jamón serrano, 100 g en trozos pequeños
- Hueso de ternera, 1 ud
- Hueso de jamón, 1 trozo pequeño
- Zanahorias, 2 ud
- Puerros, 2 ud
- Cebolla, 1 ud
- Patatas medianas, 2 ud
- Agua, 3 litros
- Sal, al gusto
- Perejil, 3 o 4 ramitas
- Huevo, opcional
Paso 1
Ponemos en una olla grande el pollo o la gallina, el jamón serrano, el hueso de ternera y el hueso de jamón. Cubrimos con los 3 litros de agua y llevamos a fuego medio-alto.
Paso 2
Cuando el agua comience a hervir, retiramos la espuma o impurezas que se formen en la superficie, así obtendremos un caldo más claro.
Paso 3
Añadimos las zanahorias y los puerros pelados y cortados en trozos grandes, la cebolla y las patatas peladas y enteras, así como las ramitas de perejil. Bajamos el fuego a medio-bajo, tapamos parcialmente la olla y dejamos cocinar durante unas 3 horas. Revisaremos de vez en cuando el nivel de agua y añadiremos más si es necesario, debemos tener siempre una cantidad suficiente para cubrir todos los ingredientes.
Paso 4
Una vez cocido, retiramos las patatas y las verduras. Podemos triturarlas junto con un poco de caldo si queremos hacer un puré para acompañar, o servirlas aparte.
Paso 5
Colamos el caldo para eliminar los restos sólidos y lo devolvemos a la olla. Ajustamos la sal al gusto. Si deseamos enriquecer el caldo, añadimos el vino blanco y dejamos hervir 5 minutos más.
Paso 6
Opcionalmente, batimos el huevo y lo vertemos lentamente en el caldo caliente, removiendo suavemente para que se formen hilos.
Paso 7
Servimos el caldo caliente, acompañado de un poco de carne desmenuzada del pollo o gallina y, si se desea, algún trozo de patata.
Otras recetas que pueden ayudar durante el posparto
Durante el puerperio -etapa posparto-, es esencial llevar una alimentación equilibrada y rica en nutrientes que ayude a la recuperación del cuerpo y que, en caso de lactancia, garantice una buena producción de leche. Los alimentos ricos en proteínas, carbohidratos complejos y grasas saludables son los más recomendables durante estas semanas, ya que proporcionan energía de forma sostenida, favorecen la reparación de tejidos y ayudan a equilibrar las hormonas. Las frutas y verduras frescas aportan vitaminas y minerales clave, mientras que el hierro, presente en carnes magras y legumbres, ayuda a reponer las reservas perdidas durante el parto.
Mantener una buena hidratación también es importante, especialmente, si se alimenta al bebé mediante lactancia materna. El agua, los caldos y las infusiones sin excitantes como la cafeína, teína o teobromina son las mejores opciones para mantenerse hidratada. Los alimentos ricos en fibra, como los cereales integrales, las frutas y las verduras, son esenciales para prevenir el estreñimiento, que es común en esta etapa. Además, incorporar probióticos, como yogur o kéfir, puede beneficiar la salud intestinal y el sistema inmune.
En la medida de lo posible, es importante alimentarse de forma intuitiva y escuchar las señales del cuerpo, comer cuando se sienta hambre y optar por alimentos reconfortantes que también sean nutritivos. Distribuir las comidas en porciones pequeñas y frecuentes puede ayudar a mantener niveles de energía estables. Evitar el alcohol es esencial si se está lactando, para garantizar el bienestar tanto de la madre como del bebé. Una dieta variada y equilibrada no solo acelera la recuperación física, sino que también puede contribuir al bienestar emocional en esta etapa tan demandante.
Algunos ejemplos de comidas que pueden ser adecuadas para esta etapa:
- Lentejas guisadas con verduras, que aportan hierro, proteínas vegetales y fibra.
- Pescado al horno con patatas y brócoli, con merluza, lubina, salmón..., un plato rico en omega-3, proteínas y antioxidantes.
- Bol de avena con frutas y frutos secos, con leche o bebida vegetal, plátano, arándanos, manzana y nueces o almendras. Aporta carbohidratos complejos, fibra y energía de forma sostenida.
- Tortilla o revuelto de espinacas. Una receta sencilla y con pocos ingredientes que aporta proteínas de alta calidad, hierro y ácido fólico.
- Ensalada de pollo con quinoa con espinacas, aguacate, pechuga de pollo desmenuzada, espinacas frescas y un aliño de sal, aceite y limón. Aporta proteínas, hierro y energía.
- Batido de plátano, espinacas y bebida de almendra con una cucharada de avena para espesar. Una preparación que aporta vitaminas, minerales y grasas saludables en un formato muy fácil de consumir.
También te puede interesar...
- Ni de jamón ni de huesos: el truco de Berasategui para hacer un caldo ligero y bueno para el corazón
- Caldo gallego, la mejor receta para reírte del invierno
- Ni más carne ni más verduras: el truco infalible para hacer un consomé delicioso que quede de foto
- Cómo hacer caldo de pollo casero fácil, barato y riquísimo
- El truco infalible para calcular cuántos fideos le tienes que echar a la sopa