Lo habrás visto en redes sociales. Chicas ideales mojando un croissant XXL en una mini taza de café. Se hicieron virales en Tik Tok y hace un tiempo, esa tendencia salía de la pequeña pantalla, para convertirse en una realidad. Y eran muchas las pastelerías que apostaban por este formato enorme. 

En Barcelona, Madrid y hasta Valencia, donde hay un horno que se ha hecho famoso por estos dulces virales de tamaño descomunal, que curiosamente, lleva preparando desde hace más décadas. Se llama el Forn de la Beata Inés y aunque ahora esta sea la razón de su viralidad, lo cierto es que lleva años siendo uno de los mejores hornos de toda la Comunidad Valenciana y uno de los que ha hecho el tamaño XXL, su razón de ser.

Un oficio de toda la vida reinventado

La historia de los Iborra se empieza a escribir hace cinco generaciones, aunque son los abuelos los que empezaron a coger nombre. Trabajaron durante un tiempo en París, para volver a la terreta, a ese lugar que les había visto nacer y crecer y donde podían empezar a hacer gala de sus dotes en pastelería y panadería. Eran Ramón y Encarna y en 1974, abrieron un horno, el horno Iborra en la plaza del Mareny de Barranquetes.

Llegar, ver, vencer. Al César lo que es del César. Pronto se hicieron con el negocio de los hornos y fueron sus herederos los que recogieron el testigo. Hoy en manos de la tercera generación, son dos los hermanos que regentan este y el que nos ocupa, La Beata Inés, un lugar original donde los haya. 

Se ubica en el Mareny de Sant Llorenç, una pequeña población junto a Cullera y de camino a las playas. Quizás ese fue el secreto de su éxito. "El mar da hambre y nosotros ofrecemos comida, pero sobre todo el éxito está en trabajar todos los días", explican desde La Beata Inés.

Ya son casi 30 los años que llevan uniendo tradición e innovación -abrieron en 1995-, en un pueblo de apenas 30 habitantes, que multiplica, por un rato, sus habitantes cada vez que alguien para allí. 

Tanto es así que incluso llegaron a habilitar una zona de chiringuito y un parking, para que visitarlos fuese todavía más fácil y unos totems interactivos para hacer tú mismo la comanda y avanzar en las colas que se suelen formar. Pero ¿por qué se han hecho famosos por sus dulces XXL? 

Bollería XXL y un croissant viral

A pesar de ser una moda reciente, en la Beata Inés llevan horneando dulces de gran tamaño desde hace ya mucho tiempo, haciéndolo casi su seña de identidad. Hoy en manos de Moisés Iborra, que comparte recetas con su hermano Javier, al frente del horno Iborra, que cogió el testigo de este otro horno en operativo desde 1974.

Y todo empezó por casualidad, con el croissant. Tal y como contaba Moisés en una entrevista reciente, "un día estábamos haciendo croissants de los normales y dijimos, ¿por qué no uno grande? Nos picamos a ver quién conseguía hacerlo más grande. Llegó un cliente y dijo que quería uno que al día siguiente tenía un cumpleaños. Y así fue el primero, luego más y más."

En sus vitrinas hacen gala dulces a gran escala y una mezcolanza variopinta de toppings, como los hojaldres -puntas- con crema pastelera, chocolate o cabello de ángel, los donuts, monas de pascua en temporada, coca de llanda, porciones estratosféricas de tarta... Pero todo de calidad y como siempre se ha hecho en los hornos tradicionales. 

Y a todo este despliegue se suman, por su puesto, los croissants, emblema de La Beata Inés, que llegan a pesar 3 kilos. Se trata de unos croissant de gran tamaño, que se pueden rellenar de nata, chocolate con leche, de kinder, de chocolate blanco Milkybar o de Kit Kat, que coronan con más chocolate derretido, barritas de Kinder Bueno, Lacasitos, galletas Oreo... Una locura dulce que venden a tan solo 8'99 euros por pieza. 

Bollería con acento valenciano y salados que merecen la pena el viaje

¿Otro reclamo no tan conocido por los foráneos? Los panquemaos, un dulce típico valenciano típico de Semana Santa, pero que ya hace tiempo que ha dado el salto a ser especial todo el año. La receta de los Iborra se guarda casi bajo llave y pasó del abuelo, al padre y después a los hijos. Una masa aireada que se puede probar en su versión original o en esas en las que incorporan rellenos y se cubren de todo tipo de chocolatinas y galletas.

También con acento valenciano son sus fartons, de un tamaño mayor al habitual -algunos llegan a parecer una barra de pan- que terminan con Kinder, pistacho o chocolate blanco. 

Y aunque el dulce es uno de sus mayores reclamos, también dominan el salado a la perfección. No son pocos los que paran a hacerse con una porción de sus pizzas caseras, que cocinan en planchas de un metro de largo. Tienen cuatro quesos, pepperoni, pizza americana con bacon, pollo, carne picada y salsa barbacoa, hasta una curiosa pizza de atún y huevo, además de algunas opciones dulces.

Bandejas de salado, con pequeños bocados de hojaldre o por sus cocas de aceite, tradicionales de la Comunidad Valenciana, de embutido, pisto, verduras... y las quiches. La oferta es apabullante. Para ayudar con la ingesta de tales dimensiones, lo mejor es pedirse bebidas como la bicicleta, bautizada en horno a todos los ciclistas que paran por allí, que piden horchata y granizado de limón juntos. "Lo importante no es que vengas, es que vuelvas" dice Moisés Iborra y ante tal despliegue y calidad, lo tiene fácil.