Magoga es un sueño; el sueño de María Gómez y Adrián de Marcos, nacidos en Cartagena, que abandonaron su ciudad natal para formarse en el Basque Culinary Center de San Sebastián y trabajar de la mano de los mejores chefs del momento, como Karlos Arguiñano (donde se conocieron), Juan Mari Arzak, Ferran Adriá (en elBulli) o Xabier Gutiérrez, uno de los investigadores del laboratorio de Arzak.
Ficha y detalles del restaurante Magoga
- Magoga se ha convertido en el restaurante de la Murcia soñada por la joven pareja que lo regenta, incansables en su vocación de adaptar la cocina de la memoria murciana a los gustos del comensal del siglo XXI.
- Lo mejor: Los arroces, melosos y secos, como el de conejo y butifarra, de codorniz escocesa y hierbas aromáticas, o de gamba roja y calamar; y su espectacular carrito de quesos con más de 50 variedades nacionales e internacionales que varían en función de la estación.
- Dirección: Plaza Doctor Vicente García Marcos, 5. 30201 Cartagena, Murcia
- Horario: M a D 13:00h a 16:00h y 2o:30h a 23:00h. Cerrado martes y domingos noche, y lunes todo el día.
- Reservas: En el teléfono (+34) 629 98 02 57
- Precio: 55 euros.
- Nota: 4/5
La pareja volvió a su lugar de origen para poner en marcha su proyecto: una casa de comidas que, después de cuatro años de vida y gracias a la formación de la pareja, ha evolucionado hacia una cocina de vanguardia en la que no olvida sus raíces ni el producto de su tierra. Así, Magoga se ha convertido en uno de los restaurantes gastronómicos más interesantes de Murcia y que mejor representan su rica despensa, siempre teniendo en cuenta el producto de temporada.
Delicadeza, equilibrio y el indiscutible protagonismo del producto de temporada
El restaurante Magoga ha conseguido convertir a la ciudad portuaria de Cartagena en el símbolo perfecto de transición entre su vetusto pasado (escrito por las conquistas de grandes civilizaciones de la historia antigua) y un futuro que apunta a su consolidación como uno de los principales destinos turísticos de España, con una oferta gastronómica cada vez más interesante.
La cocina sensible y pausada de María, de la mano de la dirección de sala de Adrián, se presenta como una propuesta sin estridencias en la que confluyen elaboraciones tradicionales con otras mucho más vanguardistas, y que tiene siempre la propia tierra como fuente de inspiración y su despensa favorita.
Los mejores pescados y mariscos de sus lonjas, entre los que destacan el mújol o el atún de almadraba; las carnes más típicas de la tierrra, como el conejo, las aves o el cordero; las más frescas verduras, hortalizas y frutas de la inigualable huerta murciana; y otros productos únicos de esta tierra como el arroz de Calasparra (el primer arroz de España con denominación de origen), los salazones, las huevas o el AOVE de aceituna cuquillo.
El resultado es una carta variada, interesante, divertida, con cambios de temporada y gracias a la cual se puede conocer un poquito más la historia de Cartagena y con la que es muy complicado decidirse. Escoger entre la ensalada de bogavante a la brasa con tomate, physalis y vinagreta; el ravioli de rabo de ternera y crema de foie; las colmenillas a la crema y alcachofas en dos texturas; el cochinillo confitado, emulsión de patata, compota de fruta; o la kokotxa de atún rojo con salsa perigord; entre muchas otras opciones, es todo un dilema.
Para ello han creado un exquisito menú degustación (100 euros), con el que probar lo mejor del día y salir plenamente satisfecho. Cada uno de los 13 pases de esta opción (en la que se incluyen los snacks y los petit fours) se ejecuta a la perfección para ir degustando en armonía las delicias de María en la cocina. A pesar de ser un menú largo, no resulta pesado ni engorroso, al contrario, invita a querer seguir descubriendo cada receta, cada presentación, cada historia detrás de los ingredientes que lo componen.
Después de presentar sus panes y aceites de la tierra, una perdición a los que pocos consiguen resistirse, llegan los snacks entre los que destacan las “flores de novia” de sobrasada. Este aperitivo, fino y crujiente, es una versión salada de estos delicados dulces que se elaboran en las casas de Murcia para disfrutar en los momentos más especiales.
Le siguen los langostinos, coliflor, pomelo y crema de sus cabezas, todo un contraste de sabores, texturas y temperaturas; la ya clásica de la casa ensalada de cebolla y salazones; los chanquetes al ajillo y espuma de patata, una propuesta sabrosísima; y el exquisito calamar con setas de temporada y almendras, uno de los favoritos de los clientes de Magoga.
La segunda parte del menú la abre la papada de chato con guisante Negre y trufa negra; seguida de un delicioso arroz de conejo y butifarra; y del pichón de Bresse con su jugo, crema ligera de maíz y royal de sus hígados; una receta exquisita que une a la perfección los sabores de antaño con las nuevas técnicas en cocina.
Para cerrar las propuestas saladas, llega un espectacular carrito de quesos, a la altura del ya mítico de Santceloni, con más de 50 variedades tanto nacionales como internacionales, seleccionadas cada temporada con el máximo mimo, y reservadas con sumo cuidado para ofrecer cada queso en su momento óptimo. Cuenta con referencias en afinadores franceses y productores locales casi inaccesibles y realmente curiosas. Una auténtica delicia para los más queseros que en Magoga es imprescindible darse el capricho y “atacar” esa tentadora selección.
Chocolate blanco y piña, texturas de chocolate y algarroba, tarta de queso de oveja o una, además de bonita, deliciosa pavlova, son algunas de las propuestas dulces que rematan tanto la carta como el menú de Magoga. Todos ellos se elaboran con ese mimo con el que se hacen las cosas que se aman, y María así lo demuestra también en las elaboraciones golosas.
La carta se completa con una excelente selección de vinos con más de 300 referencias entre las que se incluyen añadas antiguas y botellas numeradas procedentes de diferentes partes del mundo, donde predominan las de manufactura regional bajo las denominaciones de origen Bullas, Yecla y Jumilla. Si se escoge el menú degustación, la mejor opción es disfrutarlo con un maridaje dirigido por Adrián, un auténtico apasionado del vino que encontrará el mejor vino para cada uno de los platos.
Magoga se esconde en Cartagena para descubrirnos un espacio encantador con rincones íntimos de espíritu marinero, materiales nobles como la madera, tonos neutros que aportan serenidad y, lo que es más importante, una cocina elaborada con el corazón y la pasión de María y Adrián, que se siente en cada propuesta y puede saborearse en cada plato. Un restaurante que es la Murcia soñada por la joven pareja que lo regenta, incansables en su vocación de adaptar la cocina de la memoria murciana a los gustos del comensal del siglo XXI.