Jardín de Santo Mauro, un oasis para disfrutar de la gastronomía en Chamberí

Aunque Madrid sea una ciudad que se queda casi completamente vacía durante los meses de verano, el agosto madrileño sigue permitiendo disfrutar a los que deben quedarse de muchos de los mejores planes, pero de manera mucho más relajada que el resto del año. La energía de Madrid no disminuye ni siquiera cuando el calor aprieta, por lo que en estos días la ciudad pide a gritos lugares refrescantes donde disfrutar de los momentos de ocio.

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Por eso, el Jardín de Santo Mauro, ubicado en el Santo Mauro, a Luxury Collection Hotel (Almagro, 36), en el corazón del barrio de Chamberí, es uno de los lugares imprescindibles del verano madrileño, una arboleda llena de historia que durante todo el año ofrece calma y tranquilidad a los que la visitan y que, en estos días, se convierte en el lugar perfecto para refrescarse, desconectar y vivir una experiencia inolvidable en buena compañía.

Un templo del hedonismo

Este oasis en el centro de Madrid, que durante todo el año atrae a los más disfrutones de la capital con una singular propuesta en torno a la gastronomía, los cócteles y la música, se reafirma durante el verano como uno de los protagonistas estivales del ocio y el disfrute capitalino.

Con acceso propio desde el número 19 de la madrileña calle de Almagro, este rincón del conjunto palaciego de los duques de Santo Mauro no sólo pone a disposición de sus clientes la propuesta gastronómica del hotel en todas sus vertientes, desde las más formales a las más ligeras -valgan como ejemplo sus tostas de anchoas, su ensaladilla rusa de claras y buey de mar, sus croquetas de gambas y de cecina, su säam de anguila madurada o sus famosos bikinis de lomo ibérico y queso comté, toda una leyenda del renovado Santo Mauro-, sino que plantea una completa propuesta capaz de conquistar al comensal a través de todos los sentidos.

La música en directo, la sombra de sus árboles, el sonido del agua, el mimo puesto en todos los detalles por parte del personal del hotel y, ¿por qué no?, unos combinados de la renovada carta de su coctelería -o alguno de los exóticos cócteles personalizados a medida por sus mixólogos- para compartir cuando cae la tarde son algunos de los ingredientes que consiguen que una visita veraniega a este jardín sea una experiencia grata e inolvidable.